
“Todos somos viajeros en el desierto de este mundo, y lo mejor que podemos encontrar en nuestros viajes es un amigo honesto”. No he encontrado mejores palabras para empezar este nuevo post dedicado a alguien que me ha acompañado durante este año de travesía, nunca mejor dicho, por el desierto.
Hace ahora un año que nos conocimos. Quedamos para comer en un restaurante en Al Corniche cuando yo llevaba apenas dos semanas en mi nuevo hogar, aquí en Doha. Yo tenía esa mezcla de curiosidad mezclada con el escepticismo que me caracteriza por conocerte. Voy a confesar: esperaba encontrar a la “mujer de”, uno de esos tópicos que hay que desterrar de una vez por todas. Puede que tu marido fuera el jefe del mío, pero ahora todos sabemos que la que manda eres tú. Nunca he visto a nadie hacerse la rubia tonta como tú. Lo sabes, y te encantas.

Nos cautivas a todos con tu naturalidad, tu pasión, tu desparpajo y con la energía con la que devoras la vida. Fue una decisión valiente la tuya, la de venir aquí, como otras tantas mujeres, pero con mochila, doble. Tú mundo y el mío eran muy diferentes, así que pasó tiempo hasta que nos volvimos a ver. Yo siempre a lo mío, tan independiente y solitaria, y tú tan social, de aquí para allá haciéndote la dueña y señora de la ciudad.
Uno de los recuerdos que conservo y que me dio para escribir un post que jamás llegué a publicar por aquello de la censura, fue una tarde en tu casa. Llevaba yo tres meses en mi particular “territorio hostil”, y el tema de conversación era siempre el mismo: el shock cultural y religioso al que estaba sometida nuestra acomodada mentalidad occidental y europea. Escribí esto:
“Anoche en compañía de unos amigos. Un par de cervezas y un plato de jamón ibérico, tan generosos ellos. Y con este panorama encima de la mesa mi predisposición al open mind era buena. Mary, con una sencillez aplastante me abrió los ojos ante lo que no quería ver. No es una cuestión de religión, sino de las personas como individuos. La educación, o la falta de ella, está presente en los individuos independientemente de su religión, lo que ocurre aquí, ¿acaso no sucede en otros países?, ¿incluso en el nuestro de origen?”

A partir de ese día intento recordar tus palabras cada vez que monto en cólera ante los encontronazos a los que uno no siempre se llega a acostumbrar.

Mi fobia a los niños ha hecho que no nos hayamos visto todas las veces que hubiera deseado, pero me quedo con las risas que nos hemos echado mientras tú me dejabas con las mejores mechas californianas de todo Middle East, o con esa “fiesta” improvisada en nuestro estudio de 50 metros cuadrados, cerveza va cerveza viene, en la que tentada estuviste de dejar a los niños para unirte al bar con nosotros. Aunque me robaste el corazón hace unas semanas, en tu casa, tú que no te despegas de tu café, pero bien que te acordaste de dejar dos jarras de cerveza en el congelador para cuando llegáramos. Esa me llegó. Y para anécdotas, la penúltima: ¿a quién se le ocurre llevar polvorones en pleno desierto? Sólo a ti, y qué ricos estaban.
Qué mejor despedida, ahora después de un año de conocerte, que pasar el día en el desierto, gracias, cómo no, a uno de tus múltiples contactos. Si no fuera por ti, otra aventura que me hubiera perdido. Llegar hasta el Mar Interior de Catar conduciendo mi propio 4×4, saltando sobre las dunas y viendo el atardecer más bonito que se puede ver aquí. Nadie quiso estar triste ese día, aunque todos vamos a echarte de menos. Tus risas, tus ocurrencias, tu valentía, tu poca vergüenza. ¿cuántas veces he escuchado aquello de “haz como la Mary, ella lo consigue todo”. Pero es que Mary sólo hay una, y es única.
Este post te lo dedico, porque contigo las alegrías se duplican y las angustias desaparecen.
Como decía un escritor norteamericano “¡Qué raro y maravilloso es ese fugaz instante en el que nos damos cuenta de que hemos descubierto un amigo!”. Así que te tomo la palabra y puedes ir preparando el Ribera y ese queso que tanto me gusta.
Gracias por estar ahí y mucha suerte en tu nueva aventura, pues ésta no ha hecho más que empezar.

Gracias Laura. Una cosa que aprendi en Middle East es ACKNOWLEDGE: que significa reconocer cosas que son evidentes pero que no siempre verbalizamos. Gracias por distribuir de forma gratuita pedacitos enlatados (blogueados) de Corazon.
Gracias otra vez, Diego.
Esta mañana mi hermana me decía «difícil que alguien reconozca los méritos personales a otra persona, pero encima lo pone por escrito y lo publica, wowwwwww…».
Y mi respuesta es la reflexión siguiente: si en lugar de malgastar el tiempo criticando a los demás dedicáramos un solo minuto al día a decir una cosa agradable (en el trabajo, en la familia, en la calle), qué diferente sería todo, ¿no te parece?. Eso es «acknowledge», preciosa palabra.
Muchas gracias Diego, a ti también te echamos de menos ¿acaso no vas a volver?.
Un abrazo de parte de los dos.
Jo increible ! Imaginate como estoy ahora mismo! Yo que soy como Lina Morgan que voy al cine y lloro en el reparto!!!.
Muchas gracias Laura. La verdad es que he sido muy feliz aqui y he tenido la gran suerte de conocer a gente extraordinaria que me han ayudado muchisimo…. Lo de el ribera y el queso esta hecho pero te tocara sentarte al lado de Ikerr jjjjj La tita Laura ..
La tita Laura siempre estará ahí, y prefiero sentarme al lado de Iker que al lado de tu marido, así me aseguro de pillar un trozo de queso 😉
Sé que ha sido a traición dedicarte este post, pero es lo que tenemos los «artistas», la inspiración llega cuando menos te lo esperas…
Sabes que te has hecho querer, y para nosotros es un lujo haberos conocido, a toda la familia, ¡mochila incluida!
Hasta pronto xx
Precioso y profundo, como tú 🙂
«Be the best version of you!» 😉