
Todos tenemos guardada en nuestra memoria una frase lapidaria que, en algún momento de nuestra vida, nos ha causado estupor, quizás incluso un trauma emocional. La mía fue hace más de veinte años, era mi primer trabajo, y mi pecado mortal fue decir lo que pensaba. Por respuesta recibí un prepotente «a ti no te pagamos para pensar» acompañado de una sonrisa maquiavélica y un discurso atacando mi ingenuidad y mi ímpetu por cambiar el mundo, como si yo pudiera cambiarlo. A los 18 años, cuando aún no te has dado cuenta de que todo aquel/aquello que te rodea es cruel, egoísta y despiadado, pues tragas saliva, aguantas el tipo como puedes y te escapas al baño para llorar sin que nadie te vea. Es uno de esos momentos que no sólo no olvido, sino que espero siempre recordar. Porque sí, puede que sea ingenua, me considero una idealista, defensora de las causas perdidas, pero no por voluntad propia, ni por mi educación ni nada de esto. Yo misma soy una causa perdida porque soy sensible, una romántica de la vida.
Que manía tiene esta sociedad en ponerle etiquetas a todo: si eres de derechas eres un facha, si te manifiestas por lo que sea (léase sales a la calle a expresar tu opinión) eres un perroflauta, si eres de Podemos Carlos Herrera te soltará un sermón de menéate y no te muevas, si eres de izquierdas en España ya eres un bicho raro, si apoyas a Greenpeace eres un hippy, y si eres Charlie Hebdo eres islamofóbico. ¡¡¡Pero es que yo sólo quiero ser ciudadana del mundo!!! Ah, entonces vas a votar a Albert Rivera. Bueno, esto último ya se verá, pero la cuestión es ¿todo tiene que ir ligado a la política? Pues lamentablemente parece ser que sí.
Leyendo sobre las expediciones geográficas de finales de los años 70 me he dado cuenta que las cosas no han cambiado en los últimos 30 años. El romántico tiene las de perder, casi siempre. Esta corriente de las expediciones geográficas nació en Estados Unidos y con el nombre no menos romántico de «la sociedad para la exploración humana». Su objetivo era mostrar interés por los problemas reales de la gente, analizando los problemas y necesidades de la sociedad en un lugar determinado aplicando métodos geográficos. Por ejemplo, hablando con los ciudadanos para que se pudiera establecer un proyecto común aplicando un método de trabajo. Igualito que nuestros políticos. El único requisito era tener una actitud positiva y un compromiso real para alcanzar soluciones conjuntas. También advertía que no vale el turismo emocional, porque el compromiso dura lo que tarda el avión de regreso a casa. Hay que implicarse de verdad.
Quizás es uno de los grandes problemas en la era de la información: recibimos tantos impactos y tanto contenido por minuto, que desayunamos siendo pro-refugiados sirios, comemos siendo pro-libertad de expresión, cenamos siendo pro-Save the Children y nos acostamos con trastorno de personalidad y algo de ansiedad. Pero seamos honestos, la sociedad del siglo XXI va a la deriva, y aunque queramos reflotarla no podemos hacerlo solos, necesitamos unirnos, cooperar en comunidad por un proyecto común.
Qué romántico ¿verdad? Es una lucha entre David y Goliat, es lidiar con los problemas reales versus las prioridades políticas y los intereses empresariales. Es el idealismo. Y el idealismo rara vez triunfa porque a pesar de las buenas intenciones, de la actitud y del compromiso, frecuentemente carecen de la perspectiva política, y si la tienen ¿en qué medida pueden intervenir? ¿a qué precio? ¿acaso les pagan para pensar o tomar decisiones?
No importa si el ser humano se ha convertido en una plaga, no importa si seguimos destruyendo el planeta, no importa que no haya justicia social, no importa si saqueamos las cuentas corrientes de los ciudadanos, no importa nada porque nuestro paso por este mundo es tan breve y la justicia tan lenta que ya no importa nada. El único proyecto colectivo es cómo enriquecerse a costa de los demás, a costa de los ciudadanos de segunda que no nos pagan para pensar.
Mientras el sistema socio-económico mundial no cambie, el idealismo, la ingenuidad y el romanticismo seguirán siendo paradigma de la utópica realidad, mientras la inmensa mayoría de la sociedad vivirá en su burbuja de cristal.
Japiberdei tu tuuu, japiberdei tu yuuuu!!
Avui fa un any que vares encetar aquesta meravellosa aventura bloguera, que tants bons moments ens a fet passar.
Esper que aquest 1er aniversari, sigui un motiu per poder donar continuïtat a aquesta feina tan interessant i que ens ha permès mantenir un contacte molt i molt proper.
Enhorabona, estimada!
No afluixis.
Un any ja fa?????
Vaja, i jo sense enterar-me!!! Idò moltes gracis, caram, sí que passa el temps aviat.
Ja estic contenta si a banda de compartir cada moment que em despullo també vos he fet passar una bona estona. I, especialment, si en la distància m’heu sentit més a propet.
Com dic sempre Xavito, mentre el món que m’envolta em segueixi sorprenent, aquí estaré. Com En Gustavo «el reportero más dicharachero de Barrio Sésamo» 😉
Estoy de acuerdo con lo que dices, Laura, y también lo lamento. Lo que no llego a entender es por qué la sociedad se empeña en perder el espíritu universal, de humanidad, de todos con todos, y a la vez hace florecer más y más intereses particulares, desconsideración por los demás, lobbies, egoísmo. Me asombra la falta de empatía, de humildad y de sentido común, más aún con la crisis que hemos tenido. Eso que decían que era una crisis de valores y que tendríamos la oportunidad para reconsiderarlos… ¿quién puede sostenerlo ahora?
Carla, como dice el escritor Alberto Espinosa: «¿Por qué pasan las cosas? Cuando crees que conoces todas las respuestas, llega el universo y te cambia todas la preguntas».
Sigo pensando que cada uno debe cultivar su mundo interior, conocerse a sí mismo, plantearse y cuestionarse las cosas. Sólo así, quizás, lleguemos a entender que es mejor trabajar en equipo.
P.D. Nos vemos muy pronto, nos debemos un «Isleño» 😉
Hola guapa! Entro con retraso al post de la semana pasada y menuda sorpresa al leer un comentario mío!!
Creo que se ha cortado parte de mi respuesta… Venía a decir que tenéis pendiente un isleño conmigo y creo que tienes a dos Carlas siguiendo con entusiasmo tu blog!!
Besitos, nos vemos pronto!!!
Ayyyy Carla, pues sí que os he confundido, jajajajajajaja, pero en realidad era para comprobar que estabas atenta al blog 😉
Gabi y yo estaremos per Sa Roqueta en breve, así que Santa Catalina echará humo. Ja pots comanar llonguets i ensaïmades!!!!
Carla, Carla, Carla, clar… m’escrius en castellà i t’he confós. Si és que teniu la mateixa sensibilitat…
Igualment estimada, si vens de visita a Mallorca esàs més que convidada a un «llonguet» 😉
Buenos dias Sargantana,
A mi me han tocamo mucho los… me han tocado muchos plastas (de estos de ponga un plasta en su vida y dele alguna excusa para abrir la boca), antes me sentaba mal e incluso me deprimia ver como hay gente en este mundo que solo vive para buscar pegas y pintarlo todo de gris.
Lo primero que senti es una tremenda compasion… yo lo paso con ellos una hora al dia… te imaginas lo que tiene que ser vivir con ellos 24 horas al dia?!?! Wow… e imaginate que eres tu el plasta! 24h al dia durante toda tu vida!!! no me extraña que sean asi… pero no es por mi, es porque no se aguantan ellos mismos!!
Luego pensé que la envidia en un signo retorcido de admiración, en el fondo es un «cuando sea mayor quiero ser como tu», asi que cuando alguien me criticaba con un tufillo a envidia cochina pensaba «creo que esto haciendo algo bien»…
La ultima vuelta que le he dado al pensamiento de la envidia, pegas y frases lapidarias es que son un guion de película. Y para hacer la vida mas divertida tiene que haber de todo, gente que vea el vaso medio lleno y gente que lo vea medio vacío. Así que cuando alguien me dice «no te pago para pensar» simplemente creo que le he dado el pie para que haga su papel… y por dentro pienso en seguir haciendo el mío «y tu eres otra cosa que la prueba irrefutable de que aquí no pagan por pensar» o «que pena que no se puedan donar cerebros porque tu le darías a otra persona un cerebro a estrenar» o «seguro que el medico te ha prohibido silbar y bajar escaleras al mismo tiempo»… queda claro que me motiva?
Yo estoy encantado del papel que me ha tocado hacer en esta vida, me encanta pasar tiempo conmigo mismo porque soy muy ocurrente! Aunque a veces no me aguanto… verdad?… verdad! Donde deje el teléfono del psiquiatra de la multipropiedad… digo multipersonalidad… jejejeje
Para que haya mentes maravillosas como la tuya tiene que haber entes huecos.
Mucha suerte en Stanford (aunque creo que no la vas a necesitar)
Bunch of kisses 😉
Laura.