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LAURA SARGANTANA

Coach Personal y Profesional, Equipos y Liderazgo

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¿Tienes problemas para adaptarte al lugar de destino?

10 abril, 2019 / by Sargantana / Deja un comentario

https://laurasargantana.com/podcast-player/12677/tienes-problemas-para-adaptarte-al-lugar-de-destino.mp3

Descargar archivo | Reproducir en una nueva ventana | Duración: 00:14:42

El ser humano tiene una facultad maravillosa: el poder de la imaginación. Pero es a la vez una habilidad que puede ser nuestro peor enemigo ¿sabes por qué? Porque con la imaginación creamos mundos, damos valor a las cosas, le damos significado a nuestro entorno.

Necesitamos la fantasía para poder afrontar la vida, por eso les contamos cuentos a nuestros hijos. Elaboramos mitos para dar respuesta a todas nuestras preguntas. Gracias a la imaginación evocamos el pasado pero también el futuro, organizamos nuestro presente y clasificamos la realidad. Pero también a las personas.

La fase de adaptación cuando nos mudamos a un país que no es el nuestro es una de las quejas recurrentes entre los expatriados por el mundo. Y toda la «culpa» la tiene la imaginación porque hemos creados dos mundos: el “nuestro” y el de los “otros”.

Necesitamos la fantasía para poder afrontar la vida

Todas las sociedades y todas la culturas heredan y comparten, de generación en generación, su propio sistema de rituales, mitos y creencias sobre nuestra particular manera de entender el mundo. Por eso decimos que cada uno de nosotros tenemos rasgos culturales diferentes de los “otros”. Hábitos, costumbres, códigos y preferencias que no tienen porqué coincidir.

¿Estás de acuerdo conmigo hasta aquí?

Si entendemos que cada cultura tiene sus propios códigos de comportamiento y su particular manera de comprender la realidad ¿cuál es la buena?

La historia la han escrito los vencedores, nunca los vencidos. Es por ello que la visión del mundo que ha predominado desde que se escribe la historia es la llamada “cultura occidental”, la del progreso económico y científico. Es lo que se conoce como la mirada etnocéntrica* del mundo.

La historia la han escrito los vencedores, nunca los vencidos

Pero, esta visión occidental del mundo ¿es la regla aplicable para todas las culturas? Todos nos hemos dejado engatusar por el cine de Hollywood, por los cuentos de Disney, por los teléfonos Apple, por la música pop, por los valores que nos transmiten los anuncios publicitarios que siguen actuando como expresión del poder masculino y de la sexualidad femenina. Aún muchas niñas crecen queriendo ser princesas -con mejor final que el de Lady Di-, súper top-models o Kim Kardashian (y las no tan niñas también).

Cada vez que intentamos ordenar el mundo en el que vivimos lo hacemos intencionadamente a través de los opuestos bueno/malo, abajo/arriba, sagrado/profano, conocido/desconocido, seguro/peligroso, masculino/femenino. Y estas clasificaciones que hacemos todas las sociedades las construimos juntos dando validez a todas las etiquetas posibles, incluso las que ponemos en nuestra vida cotidiana a los “otros”.

Por poner un ejemplo, hasta hace poco escribir con la izquierda, ser zurdo, se castigaba en los colegios. Porque la izquierda se asocia al desorden, al peligro, a la revolución, a lo imperfecto. Mientras que la derecha se asocia a lo contrario, a la calidad, a ir por el buen camino. ¿Quién se puso a la derecha de Jesús en la última cena y quién a la izquierda? La manera en la que hablamos dice mucho de la cultura a la que pertenecemos.

La manera en la que hablamos dice mucho de la cultura a la que pertenecemos

Este binarismo, este mundo de opuestos, es necesario para que podamos mantener el orden. Porque el ser humano necesita sentir que lo tiene todo bajo control. Es por ello que cuando alguien que pertenece a otra cultura cuyos códigos no conocemos entra en contacto con nosotros, lo rechazamos.

Alguien que haya nacido en otro lugar geográfico es un extraño, es un defecto en nuestra ordenada vida. Consideramos peligroso todo lo que nos es desconocido. Y eso es algo que nuestros políticos saben y lo utilizan convenientemente por un puñado de votos.

Los límites de lo que es seguro a lo que es peligroso puede ser un límite físico pero también psíquico (lo desconocido). Clasificamos todo lo que pertenece a nuestra realidad, y todo lo que esté fuera de nuestro control lo discriminamos. Esto sucede mucho no sólo cuando llegan los “otros” a nuestro entorno, sino cuando somos nosotros los que nos incorporamos a otras culturas como es el caso de los expats.

Consideramos peligroso todo lo que nos es desconocido

Todo lo que sale de nuestra clasificación lo rechazamos, lo criticamos, hasta nos mofamos sin entender que nuestro orden es sólo uno de los muchos posibles ¿por qué rechazar la cultura del país que nos acoge sólo porque no responde a nuestra clasificación del mundo? ¿quién dice que tu manera de ver la realidad es la buena?

En China, por ejemplo, clasifican los animales según pertenezcan al Emperador, según sean embalsamados, según sean amaestrados, si son lechones, sirenas, fabulosos, perros sueltos, que se agitan como locos, que de lejos parecen moscas, etc. Borges cuenta así que la clasificación que cada cultura haga del mundo puede ser un completo disparate para el otro.

Muchos de los expatriados con los que he trabajado en estos últimos años tenían un problema de adaptación con el país de destino. No toleraban las rígidas restricciones a las mujeres en Oriente Medio, tenían problemas para adaptarse al ruido, la suciedad o la informalidad de los países caribeños, por poner sólo algunos ejemplos.

Es habitual entre muchos expats -e inherente en el ser humano- rechazar todo aquello que sea diferente. Necesitamos comprender nuestro entorno, y lo que no se comprende se rechaza porque no asimilamos que allá afuera existen muchas realidades.

Necesitamos comprender nuestro entorno, y lo que no se comprende se rechaza

Volvamos a la pregunta anterior ¿sólo hay una realidad? ¿cuál es la correcta? ¿debe haber una sólo realidad que sea la buena? Pongamos otro ejemplo: lo que puede ser “real” para un monje tibetano no tiene por qué serlo para un empresario norteamericano. Más cercano, mi idea de la felicidad como española puede que no tenga nada que ver con la idea de la felicidad para un dominicano.

Otro ejemplo con el que dar forma a toda esta teoría. Se habla mucho del pensamiento Occidental en oposición al Oriental ¿de verdad existen Oriente y Occidente en la naturaleza? La respuesta es no. Existe una construcción social –gracias al poder de la imaginación- de un Occidente opuesto a un Oriente en términos políticos, culturales o morales.

Gracias a su habilidad de imaginar, el ser humano inventa imágenes de los “otros”, de lo que es desconocido. Seguimos con la oposición y rechazo al “otro” para identificarnos y autoproclamarnos identidades superiores ¿te suena el discurso colonialista? ¿crees que lo hemos superado o se sigue utilizando?

Gracias a su habilidad de imaginar, el ser humano inventa imágenes de los “otros”, de lo que es desconocido

Para construir nuestra identidad, nuestro “yo”, necesitamos un oponente “los otros”. Sólo damos sentido a nuestra existencia en oposición a lo desconocido. Muchas veces escucho a compatriotas hablar con un tono de superioridad por ser europeos en lugares menos desarrollados en términos de desarrollo y civilización, un lugar donde muchos sueñan con llegar.

De la misma manera que escucho a muchos norteamericanos –y no todos anónimos- hablar con condescendencia desde su supuesta superioridad ¿moral? El hombre occidental vende la imagen de ser superior respecto a los “otros” a quienes rechaza por considerarlos inferiores.

Lo hacemos también las mujeres siguiendo nuestros patrones culturales. Lo he vivido en primera persona en Qatar: las mujeres occidentales creamos imágenes horribles sobre las mujeres que viven en Oriente Medio: discriminaciones, vejaciones y anulación social en comparación con la libertad e independencia de la mujer europea, por ejemplo.

Sin embargo, la mujer islámica –que también ha sido agraciada con el poder de la imaginación- ha creado una imagen de la mujer occidental víctima de ser objeto sexual, utilizada como objeto de deseo, violada y constantemente amenazada por la violencia doméstica ¿quién tiene razón?

Todas las culturas creamos nuestros propia representación de la realidad a través de nuestras costumbres, creencias, mitos y rituales

Lo que queda muy claro es que todas las culturas creamos nuestra propia representación de la realidad a través de nuestras costumbres, creencias, mitos y rituales tomando como referencia y oponiéndonos a los “otros” para legitimar nuestra propia identidad. Así se hizo durante siglos de colonialismo y así se sigue haciendo sin prestar atención al contexto social y cultural.

Con mucha frecuencia escucho a muchos expats quejarse de la sociedad dominicana, por poner un ejemplo actual y en primera persona. De la informalidad, de lo ruidosa que es en general la sociedad, del concepto de limpieza, etc etc etc. Miramos a los “otros” como cuerpos extraños que no encajan en nuestra definición de cómo deben ser y cómo deben hacerse las cosas.

Curiosamente, jamás he escuchado a un dominicano criticar a los miles de extranjeros que residimos en su país, salvo su aversión por los haitianos. Ello sólo se explica si tenemos en cuenta su contexto cultural: son una sociedad muy hospitalaria y respetuosa hasta la admiración con el “otro”. Pero por su contexto histórico el enemigo, el verdadero peligro está en la sociedad haitiana.

En la historia encontramos muchos ejemplos de la incomprensión entre culturas, incluso entre culturas de las clasificadas como occidentales. Durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes luchaban con más fuerza cuando se sentían ganadores, mientras que los británicos se volvían más aguerridos cuando se sentían acorralados (para muestra la película de Christopher Nolan Dunkirk). Los soviéticos, por su parte, parecía que no tenían conciencia de la palabra derrota, y los norteamericanos nos entendieron el comportamiento suicida de los japoneses.

Como vemos, en las diferentes culturas el valor de la vida y la muerte son totalmente diferentes. Así quiero pensarlo cuando conduzco por las carreteras dominicanas. No puedo pensar que todos los conductores se hayan sacado –de verdad- el permiso para conducir y que sepan las normas de tráfico. Debo pensar que no valoran su vida como la mía cuando adelantan haciendo un triple salto mortal o se incorporan a la autovía atravesando tres carriles del tirón sin avisar.

A menudo los expatriados nos ofendemos con ciertas conductas como que se hable en el cine, que se tiren residuos por la ventanilla del coche o que cada paciente en la sala de espera de un hospital ponga su propia música desde su teléfono móvil sin auriculares. En lugar de ofendernos -lo cual puede suponer un gran un esfuerzo- podemos preguntarnos cómo desde niños han sido educados y cómo se actúa en este entorno cultural concreto.

También es útil preguntarse si estamos generalizando y estigmatizando a toda una sociedad. Los estereotipos son útiles para clasificar lo que nos rodea y hacernos sentir seguros, pero lo simplifica todo porque volvemos a comparar lo “nuestro” con lo de los “otros”.

«Cuando viajes recuerda que un país extranjero no está diseñado para acomodarte, está diseñado para acomodar a su propia gente»

Podemos hacer un esfuerzo por acercarnos a su cultura, a su historia y a su personalidad. Lo cual no significa de estemos obligados a aceptarla. Es posible que muchas costumbres choquen con nuestros valores a modo de líneas rojas que no queramos traspasar. Pero por una buena adaptación y por cuestión de salud mental resulta útil hacerse preguntas en lugar de buscar siempre las respuestas.

Para concluir, debemos tener presente que la manera en la que percibimos y representamos el mundo está directamente relacionada con nuestra cultura. Nada tiene que ver con nuestro color de piel, raza o religión. Etiquetar simplifica nuestro día a día, pero corremos el riesgo de simplificar el mundo y a quienes lo habitamos, encasillando y excluyendo a los “otros”.

Si has llegado hasta el final de este post ¿sigues pensando que la adaptación es tan complicada? Usa el poder de tu imaginación para crear un mundo mejor.

Palabra de Expat.


*etnocentrismo: Tendencia emocional que hace de la cultura propia el criterio exclusivo para interpretar los comportamientos de otros grupos, razas o sociedades.

Bibliografía: Guarné Cabello, Blai. Miradas intencionadas. Barcelona: FUOC.

Publicado en: Expatriados Etiquetado como: adaptación, aprendizaje, cambio, Costumbres, cultura, expatriados, experiencias, perspectiva, valores

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