
Me decía mi amigo Xavi que viviendo en República Dominicana iba a tener experiencias para escribir un libro. Es más, que iba a recopilar anécdotas hasta que me jubilara, y no le falta razón.
He vivido todo tipo de vivécdotas desde el punto de vista de una expatriada. He escrito una guía de supervivencia y sobre lo que significa vivir puro Caribe. República Dominicana es ese lugar donde siempre ocurren cosas.
Justo ahora mi marido me enseña la excusa del año, la que le pone un empleado por no haber acudido a su puesto de trabajo. A su hija de 13 años le ha venido la regla, por lo que claro, se ha asustado y ha tenido que salir corriendo hacia el hospital.
Tampoco necesito más de 24 horas en la capital para recopilar material para un nuevo post. Lo cual, pasada la estupefacción del momento, me alegra el día. Ahora sé que siempre voy a tener algo que compartir.
República Dominicana es ese lugar en el que siempre ocurren cosas
Un fin de semana en Santo Domingo es algo a lo que le empiezo a encontrar su punto. Dos años maldiciendo la capital, 217 km desde Bávaro que se me hacen siempre eternos. Casi tres horas que tardo en llegar, con el sol de media tarde. Odié la capital el primer día que la visité. Claro que era día laborable y mi visita se debió a la solicitud de mi residencia en inmigración. Un auténtico infierno.
Pero al cabo del tiempo le he llegado a encontrar la gracia, hasta hacerse adictivo. Visitar la ciudad cuando los demás se van, ausente de tráfico, con buenas películas en la cartelera y una oferta gastronómica que parece nunca acabar. Pido disculpas a todos aquellos a quienes dije que la visita no merecía la pena. Santo Domingo bien se ha ganado una oportunidad.
Experiencia en el hotel
No sé si recomendaría el Hotel El Embajador, el mismo que visito una vez al mes. Me encanta la clase que un día tuvo, el típico hotel donde intuyes que se han alojado los más ilustres visitantes. Se percibe algo de lo que algún día fue, a pesar de la reforma de sus habitaciones y de haber eliminado el característico logo del fondo de su inmensa piscina.
El tema es que cansada de que nos alojen siempre en la planta inferior donde todo se oye, les mandé una nota en la reserva que rezaba algo así como: «siendo clientes habituales del hotel, les solicito que por favor eviten asignarnos las plantas inferiores». Respuesta: “Será un placer alojarlos en la planta 2”.
Reviso mi mensaje, quizás no se lo especifiqué bien. Se lo vuelvo a comentar, de hecho siempre nos asignan la segunda planta. La misma que da a los ruidosos motores de climatización, la misma que da acceso a la piscina y por ello pasa tanta gente ¿de verdad no nos pueden dar una planta un chin más alta?
Tras las disculpas de rigor nos confirman que nos asignarán la planta cuarta. Por supuesto, para cuando llegamos al hotel, nuestra habitación se queda en la tercera. Ni para ti ni para mí ¿tablas?
Experiencia en el desayuno
A la mañana siguiente salimos a desayunar. Hemos descubierto la proliferación de cafeterías estilosas en la capital. Así que nos ahorramos el aburrido y caro desayuno el hotel para salir a descubrir la ciudad.
Este fin de semana toca Casa Barista&Café, cuya especialidad es, por supuesto, el café. Café de Barahona, de Jarabaca y Constanza. Zonas de cafetales de auténtico café dominicano, el mejor souvenir que alguien puede llevarse de aquí. Me estoy poniendo cachonda sólo con las explicaciones del camarero, así que sin más preámbulo, por favor, tráigame dos cafés con leche. Leche descremada el mío, por favor, normal para el Señor. Una simple comanda, cafetería vacía.
Además, el local es precioso, la decoración exquisita y muy luminoso. Somos los primeros clientes de la mañana y nos acomodamos en un mullido sofá. Pero el camarero sigue hablando de las virtudes del café y de su oferta “sin gluten”. Gracias, pero no gracias, no soy celíaca, me encanta el gluten. Llevo en ayunas una hora, por Dios, quiero mi café y lo quiero ya.
El cliente nunca tiene razón, lo más probable es que no se lo especificara bien

Cuando sirven los cafés pregunto cuál es el de la leche descremada. Upssssss los dos, alguien se equivocó. No penséis que se ofreció a cambiarlo. En este país el cliente nunca tiene razón. Es más, el único que se equivoca es el cliente, porque seguramente no se lo especificó bien ¿entendido? Lamentablemente el orgasmo no llega, este delicioso café está sumergido en un litro de leche. Lástima, otro local que se queda en simple apariencia.
Experiencia al volante
Ya lo dice la guía Lonely Planet sobre Santo Domingo:
Driving in Santo Domingo can challenge the nerves and test the skills of the most battle-hardened driver. Heavy traffic, aggressive drivers, especially taxis and buses, and little attention to, or enforcement of, rules means it’s a free-for-all. Many of the city’s major avenues are gridlocked during rush hour and you’re better off walking.
A pesar de ser domingo, el tráfico es siempre una angustia para mí. Tras pasar la mañana en la piscina del hotel, nuestra amiga Mónica nos recomienda que disfrutemos del domingo en Casa Hemingway, un Beach Club exclusivo en Juan Dolio para estar tranquilos. Nos avisa que es el Día de las Madres en el país y que los restaurantes de la ciudad estarán a rebosar. Y no se equivocó, fue genial pasar el día en una hamaca frente al mar sin apenas bullicio.
Con lo que no contaba era, con los imprevistos. Llegar ya fue una odisea. Locos temerarios que te adelantan por ambos lados. Caraduras que se cuelan en la cola del peaje de salida, policía incluida sin urgencia que atender. Descerebrados que cruzan la mediana sin avisar o que dan marcha atrás porque se saltan la salida. Motos en dirección contraria. Nada nueva en el paraíso.
Experiencia en el almuerzo
Llegamos a la hora de comer. Nos alegramos de ver que uno de nuestros restaurantes favoritos en Punta Cana tiene sucursal propia en el Beach Club. No dudamos en pedir dos Presidentes y la comida.
Nos sabemos la carta de memoria y estamos hambrientos. Pido la lasaña de langosta, uno de esos placeres que tiene vivir en el Caribe. Al cabo de 20 minutos, cuando creía que me iba a comer una pierna, se acerca la camarera y me dice que no me pueden servir el plato porque estamos en temporada de veda de langosta.
Lo había olvidado por completo, faltaría más, me traiga los Espaguetis Thai, le digo sin mirar la carta. No me enfado -a pesar del hambre y del rato que llevo esperando- porque es domingo y en el fondo me alegra saber que respetan la veda de langosta. Voy por la segunda cerveza. Mi marido se tira a los margaritas.
Cuando ya empiezan a pasar los platos de los demás y mi estómago grita a qué viene la huelga de hambre, empiezo a mirar a los camareros con cara de hostilidad. Cuando de repente escucho a la camarera decirle al chef: la de la lasaña pidió Espaguetis Thai ¿en serio?
Se acerca a disculpase por la tardanza, una vez, dos veces, tres veces. A la cuarta le digo que no me pida disculpas, que me traiga otra cerveza y la comida, por favor, llevamos una hora sentados.
No esperes que el país se adapte a ti, cógelo suave y adáptate tú a él
Mi marido sigue con sus margaritas, apenas habla, no tiene energías suficientes. Por fin llegan los platos. La hamburguesa de mi marido es la misma que lleva 30’ en la barra, así que está helada y con el bacon que dijo que no le pusieran.
Y mi plato… en fin, lleno de mejillones, tamaño jumbo. Un momento por favor, el plato que he pedido lleva almejas, no mejillones. Verá usted, no me gustan los mejillones. Mentira, me encantan los mejillones, pero los de roca, no estos que parecen elefantes, qué asco. La camarera, ojiplática, me pregunta si quiero volver a cambiar el plato: no quiero cambiarlo, quiero que me traigan el plato que le he pedido. Y otra cerveza, por favor, para pasar el rato.
Y ya de paso, por favor, no me vuelva a pedir disculpas porque yo aquí he venido a comer y ya me habéis fastidiado el momento. Por cierto ¿verdad que mi marido te pidió la hamburguesa sin bacon? Una vez más, no os creáis que se ofreció a cambiarla. Tampoco mi marido lo hubiera permitido. Antes de que acabara la frase se la estaba devorando sin piedad.
República Dominicana es ese lugar donde el cliente siempre tiene la culpa
Honestamente, no estaba enfadada. Estaba borracha, ya no tenía ni hambre. Pero en ese momento recordé a mi amigo Ricardo y sus peripecias con el servicio en Doha. Era realmente vergonzoso oír como llamaba a las camareras “filipinita, venga aquí, eso no es lo que le he pedido”. Era -y sigue siendo- un artista en conseguir comer gratis de manera justa: me enseñó que si pagas servicio de primera, el servicio debe ser de primera.
Mi marido, el hombre tranquilo (ahora que tiene el buche lleno) intenta disuadirme diciéndome que estos lugares ofrecen locales y restaurantes para los europeos que queremos seguir viviendo como allá. Y me da igual lo que diga porque me doy la vuelta y el resto de comensales son dominicanos que disfrutan tanto como yo de acudir a un Beach Club. Así que cariño, lo siento, pero hoy voy a hacer de Ricardo. Si eso ves pidiendo otro margarita que va para rato.
Por fin me traen el plato, espaguetis con almejas, pero no son Thai. Vaya vaya, le digo ya al manager que viene a disculpase otra vez. Mire, le digo, no lo entiendo, tienen espaguetis y tienen almejas, pero no son capaces de traerme el plato de la carta ¿dónde está el problema?
Mi intuición me dice que pronto seré non grata en los restaurantes del país
Dejo que improvise una historieta de que si el chef, que si la abuela fuma, bla bla bla… será que me pillas de buenas hoy (y bastante petarda) y te haré un favor: me lo voy a comer, sola, porque mi marido hace rato que ha comido, y porque tengo hambre (mentira). Pero usted no me va a cobrar la comida de hoy (vale sí, voy borracha, pero de otro modo no me habría atrevido).
Así que aquí fin de la historia antes de la siesta bajo la mata de coco. Y no se me enfade nadie, porque el lugar está la mar de bien y en Little John siempre se come de escándalo. Santo Domingo es una ciudad por descubrir, con mucho potencial y una historia sin igual. Pero ya dicen que quien paga manda ¿no? Bueno, eso aprendí en España, aquí seguro que no aplica.
Si tú pais es mejor, porque estas aquí?
Estimada Elida, en primer lugar, muchas gracias por compartir.
No entiendo muy bien tu pregunta, pues en ningún momento comparo España con el país que me acoge. Se trata de la mirada antropológica de quien viene de fuera y de todo aquello que sorprende por el choque de culturas, cosa que puede que te haya sucedido a ti si alguna vez has vivido fuera de tu país de origen.
Por otro lado, si es la primera vez que me lees, verás que hay más de una docena de posts dedicados a mi vida en la República Dominicana, donde llevo dos años viviendo, y doy muchas razones por las que estoy enamorada de este país.
Un cordial saludo,
Laura Sargantana.
Querida Laura….bienvenida a mi pais!!
Entiendo lo que dices porque viví en Marbella algo similar con una pésima experiencia de cliente….con la ligera diferencia de que como influencer @Clientérate_ no acabé con la marca país del pais que me acogió…el cual tiene defectos y cualidades quizás peores que mi Quisqueya.
Te cuento, somos una cultura de personas honestas, tenemos valores, nos conmovemos con la miseria humana, sabemos vivir en crisis y en bonanza, somos optimistas, perdonamos, somos amigables, conciliadores, nos preocupamos por ayudar, somos hospitalarios, uno de los paises mas feliz del mundo y miles de valores más que también reflejamos en el trato con los clientes.
De tu experiencia de cliente puedo leer en el customer journey que tan gentilmente has descrito bajo un escenario pesimista….demasiado para ser una influencer.. en nuestra defensa te puedo decir….que hay más.. somos increibles en estrategias de superviencia…somos optimistas y definitivamente debemos estar donde nos sentimos bien a gusto. Si nunca te has dado un baño de pueblo…. te puedo llevar a otros lugares hasta que explote tu burbuja….en el entedido de que la capacidad de adaptación no todo el mundo la tiene.
A todos los que te leen les diré que mi pais es de ustedes…ciertamente con muchas no conformidades posiblemente producto de lo que le pasa a Laurita..que en el mundo del marketing le llamamos Ley de la Insatisfacción Creciente….que se cura con darse un baño de pueblo en un zafari en el Congo…haciendo turismo del Coltán….
De todas formas…como somos buenas personas….Bienvenida a Rep. Dominicana….espero que tu experiencia de cliente mejore y tus emociones también….
Muchas gracias a todos…..reciban lo mejor de nosotros y nuestro cariño siempre….
@Clientérate_
En primer lugar, gracias por compartir sus impresiones, estimada Evelyn. Lamento que Usted perciba que haya acabado con la marca de país. Curiosamente soy una enamorada de la República Dominicana, lo cual no exime tener una mirada crítica y abierta a lo que sucede a mi alrededor y del choque cultural que me provocan algunas situaciones cotidianas en mi día a día.
Leo atentamente los valores que Usted atribuye a todos los dominicanos pero echo en falta ver cómo estos valores tan apreciables no siempre se llevan a la práctica en el día a día.
No entiendo a qué se refiere con “un baño de pueblo”. Creo que lo que veo al salir por la puerta de mi casa es más que un baño de realidad, un contraste absoluto entre quienes lo tienen todo y no tienen nada. Salgo de la burbuja cada vez que cruzo la calle o hablo con los empleados que cobran 200 dólares al mes (salario mínimo marcada por su gobierno) y tienen que resolver para acabar el día.
No sé por qué me etiqueta de influencer, pues éste es un simple post personal en el que dejo constancia de mis experiencias como expatriada fuera de mi país.
Casualmente, gracias a mis escritos, he atraído a muchos compatriotas a visitar la República Dominicana durante estos dos últimos años por haberles contagiado la pasión que siento por la isla.
Mis experiencias se pueden leer e interpretar de tantas maneras como lectores las lean. Es fácil caer en las generalizaciones e interpretaciones, y como Usted no me conoce no es consciente de mi sentido del humor, lógicamente.
Su interpretación, por si le interesa, es completamente errónea, pues soy muy feliz en su país, la adaptación sólo es una cuestión de expectativas.
La invito a leer todos los posts donde hablo de las maravillas y de las razones por las cuales estoy enamorada de vivir en el país que me acoge.
Un cordial saludo,
Laura.
Estimada Laura, que bien te lo pasas.
Yatusabe 😉
Una pregunta acaso crees que España es el pais mas perfecto del mundo?? Te invito a que analices las cosas negativas de tu pais y realices otro Post Tambien te invito a tomar el Aereopuerto mas cercano y regresarte a tu Maravilloso pais. Tengo un tema que puede ser interesante para tu procimo Post ..La explotación a los inmigrantes en España principalmente a las empleadas del hogar que muchas de las personas Dominicanas a las que criticas van a tu pais a cuidar de sus hijos padres abuelos pisos limpieza en general cocina lavanderia fregar suelos todo el dia lavar muy bien sus baños sus ascensores sus escaleras sus chalet bañy demas dedicadas todo el dia a merced de lo que digan ustedes a toda hora y no manifiestan los dominicanos u otros latinos ninguna queja ese seria un gran material para tu proximo post. Att….Dominicana orgullosa de ser Dominicana y de su Pais.
A su pregunta le respondo con un rotundo no. España no es un país perfecto, nunca lo he dicho y nunca lo diré porque la perfección no existe. Pero este no es el tema del post. Escribo desde la perspectiva personal de una expatriada que vive fuera de su país y describe lo que ve y lo que siente.
Como Usted no me conoce, le comento que analizo y critico mi país, pero desde otras plataformas distintas a mi blog personal como son la universidad o blogs de opinión españoles, espacios realmente útiles para los análisis y propuestas. Le invito a que las lea si realmente le interesan.
Aprecio su orgullo dominicano hacia su país, lo cual me parece realmente loable. Pero no me resulta del todo coherente este orgullo con la falta de crítica constructiva para mejorar la calidad de vida de sus gentes.
Usted es libre de comparar ambos países, algo que yo encuentro estéril porque no es el objetivo de mi blog personal y porque partimos de dos realidades sociales muy diferentes. Pero si quiere hacerlo le invito a que lo haga de manera que pueda servir para mejorar la vida de las personas.
Finalmente, gracias por la invitación a marcharme de su país, lugar donde trabajo y pago mis impuestos. Quiero suponer que Usted es sólo la excepción de la amabilidad y hospitalidad que sus compatriotas han tenido conmigo y mi marido.
También la invito a leer todos los posts donde hablo de las maravillas y de las razones por las cuales estoy enamorada de vivir en el país que me acoge.
Un cordial saludo,
Laura.