
¿Fue antes el huevo o la gallina? Es lo que a menudo nos preguntamos cuando cuestionamos el origen de las cosas. En este caso lo que me ronda la cabeza estos días es la actitud servil de quienes me rodean en Cancún-Quintana Roo, Estado de México, mi nuevo hogar. Y he llegado a una conclusión -quizás demasiado precipitada y simplista- que explicaría por qué la gente es tan amable y utiliza expresiones como “para servirla”, «a sus órdenes» o “lo que usted mande”. Sin duda tiene que ser un aspecto cultural, pero ¿cómo se origina?
Pienso en el servilismo japonés, un despropósito de buenas maneras y lenguaje corporal que parece tener origen en la época samurái, pues en el antiguo sistema feudal japonés un samurái (del verbo saburau: “servir como ayudante”) era un guerrero perteneciente a una clase inferior de la nobleza y que, por lo tanto, mostraba una actitud servil ante la alta aristocracia (DLE).

En el caso de la península de Yucatán (y no hablo de México por no generalizar y porque no conozco este vasto país) lo que percibo es no sólo una actitud servil en el lenguaje sino una distancia lingüística importante. A menudo tengo que pedir que repitan lo que acaban de decirme porque me cuesta entender el significado de algunas palabras, incluso dentro de un contexto claro. Aún más, en lo que suelo dudar es en el sentido que le dan a mis palabras cuando soy yo la que habla y me miran sin responder. Entonces sé que el sistema de signos y símbolos ha fallado, y sospecho que es una simple cuestión cultural como el caso japonés.
Su origen podría encontrarse posiblemente en la actitud servil de la población autóctona tras la conquista española en 1697. Quintana Roo y toda la península de Yucatán estaba habitada por el precolombino pueblo indígena maya, cuya lengua todavía se sigue hablando a pesar de no enseñarse en las escuelas. Sin embargo, los padres ya no consideran útil hablarla con sus hijos pues piensan que es más práctico que aprendan inglés. Y cuando hablas español con ellos lo percibes: el quitaesmalte de uñas es el «removedor» (del inglés nail polish remover), o practicar «balances» en una clase de yoga se refiere al equilibrio (to keep the balance), el «piso» es el suelo, la «bodega» hace referencia a cualquier tipo de almacén y las cosas «padrísimas» son las estupendas.

He rezado para que no saliera este tema en mi examen de Psicología: el relativismo lingüístico, materia que precisamente me ha ayudado a entender algo que ocurre en mi día a día. No hay nada más gratificante que poder poner en práctica la tediosa teoría. El relativismo lingüístico se refiere a que la visión que las personas tenemos del mundo en el que vivimos se configura a partir de la lengua que hablamos, lo que ha dado pie en las últimas décadas a la exaltación de los nacionalismos, por ejemplo. En otras palabras, el pensamiento depende del lenguaje, a pesar de las muchas teorías que aún se preguntan si fue antes una cosa u otra. A finales del siglo XIX Wilhelm Wundt hablaba de la Psicología de los pueblos, aludiendo la interesante reflexión sobre si las diferentes lenguas que se hablan en el mundo traducen el pensamiento de las comunidades que las hablan.

Hasta ahí bien, me parece un tema apasionante. Sin embargo se complica un poco cuando el antropólogo y lingüista estadounidense Edward Sapir plantea que sin duda el lenguaje es el elemento a través del cual nos comunicamos y nos socializamos, pero el lenguaje tiene un papel activo en la imagen que tenemos del mundo.
Un ejemplo muy recurrente cuando se estudia el relativismo lingüístico es el de los esquimales, quienes utilizan hasta veinte expresiones diferentes para distinguir lo que para nosotros es un simple copo de nieve, o más de treinta tonalidades para referirse al color blanco. Aún se ríen de nuestro “blanco roto” o de los colores Pantone. Y al contrario, la lengua española tiene un amplio repertorio de vocabulario referido a la cultura vinícola que los esquimales, obviamente, no tienen. Es decir, la lengua se adapta a nuestras necesidades y, por lo tanto, refleja nuestras experiencias. Hay muchas anécdotas interesantes para quienes estudian los diferentes idiomas como un tal Benjamin Lee Whorf, químico de formación y trabajador en una compañía de seguros de gran prestigio. Gracias a su trabajo como inspector detectó que el lenguaje influía en el comportamiento de las personas: estudió centenares de informes sobre las causas de los incendios y concluyó que algunos significados de ciertas palabras influían en el comportamiento humano. Es habitual que no leamos los manuales de instrucciones de uso o de comportamiento ante determinadas situaciones, por lo que resultan más efectivos términos como “peligroso” o “prohibido”. Pero incluso el significado de ciertas palabras cambian según el entorno cultural.

Por ejemplo, en muchos lugares de Africa el color blanco está relacionado con la muerte. En el caso chino es muy interesante observar que los colores también tienen un significado muy diferente a Occidente. El color verde se asocia al dinero y a la prosperidad, pero también al adulterio. El amarillo acompañado de letras negras es una combinación que se debe evitar a toda costa. Tampoco se pueden hacer traducciones literales de los eslóganes publicitarios más famosos (enlace) o tener en cuenta que la fonética de Coca-Cola en chino dista mucho de su intención marquetiniana. En chino, fonéticamente hablando, la marca sonaba bastante mal, así que se tuvo que encontrar el equivalente fonético “kokou kole” para que sonara a “felicidad en la boca”. También en China, el número cuatro se relaciona con la mala suerte por lo que la planta cuarta en algunos edificios supersticiosos se suprime. Algunas combinaciones numéricas –debido a su fonética- también deben obviarse.
Lo mismo pasa con las imágenes o con el lenguaje porque la percepción de las mismas depende de un factor cultural y ambiental. Sin ir más lejos la diferencia en muchos países latinoamericanos entre “coger” y “agarrar”, o los embarazosos problemas al traducir frases con Google Translator como el “Fly in Leather” que la compañía American Airlines utilizó en EEUU para promocionar los asientos de piel y que en el mundo hispano sonó tan mal. La connotación de “volar en cuero(s)” no es la misma en un idioma que en otro.

Lo que el intrépido Benjamin Lee Whorf propuso es que no sólo nos encontramos con un problema de léxico, sino también de gramática, concluyendo que las lenguas debían ser interpretadas según el contexto cultural y social porque influyen en nuestro comportamiento y en la manera que tenemos de percibir la realidad.
Sigo rezando para que no salga este tema, de verdad, porque me resulta complicado discernir que fue primero, lenguaje o pensamiento.
En cualquier caso, y poniendo en práctica las diferentes teorías, llego a la conclusión de que expresiones como “para servirla” o “lo que usted mande” no tienen el significado serio y formal que le daría en España. Puede que refleje un servilismo pasado y anticuado que nada tiene que ver con la actualidad. En cualquier caso, refleja, en mi opinión, una manera de ser. He ido durante estas primeras semanas recopilando imágenes de la cartelería de esta parte del país porque me tienen absolutamente hipnotizada. Como me decía un taxista, la corrupción forma parte de si día a día, sin duda es un aspecto cultural -me decía tristemente- quizás por ello los mensajes son tan categóricos incluso agresivos, siempre desde mi perspectiva cultural.

Algo parecido me ocurrió en Australia, tan diferente a Nueva Zelanda en tantos aspectos. Los primeros pobladores occidentales que llegaron a las islas fueron mayoritariamente misioneros. Sin embargo, la isla australiana fue repoblada por criminales destinados lejos de la Corona a cumplir sentencia. De ahí la convict mentality que se les presupone. Y yo me lo creo, porque la cartelería bien refleja una actitud o manera de ser un tanto agresiva. «Propiedad privada. Entrada estrictamente prohibida. Los intrusos serán procesados». ¿Traducción literal o relativismo lingüístico? Ahora entiendo que los traductores sean tan caros, es todo un ejercicio de comprensión cultural.

Por supuesto, mis rezos no han dado su fruto, y para cuando publico este post ya he realizado mi examen de Psicología. De todo el temario y preguntas posibles, la del relativismo lingüístico tenía que caer, sí o sí.
Y ya van tres avisos en tres semanas de que, en este país, todo ocurre por alguna razón.
Hola Laura,
Ya se me hacia raro que no hubieras mencionado este tema en tus dos primeros blogs… esas expresiones que tu confundes con servilismo, son solo eso, expresiones que se fueron quedando a través del tiempo pero que para nada tienen que ver con servilismo, son expresiones que aprendieron, es algo cultural, como hablarle de «usted» a las personas mayores, aunque en la actualidad en Mexico ya casi solo las usan la clase obrera o de escasos recursos, ya te iras acostumbrando a todo eso, lo que ahora ves como servilismo en unos meses lo veras como algo normal, como algo que forma parte del vocabulario de esas personas y que no tiene el mismo significados para ellos que para ti. Si a mi me ha pasado eso de no entender lo que te quieren decir y eso que soy mexicana pero norteña y ademas playera, me paso con mi esposo que es de Cuernavaca, a veces decía cosas que para mi significaban algo y para el otra cosa muy diferente y/o viceversa. Te iras dando cuenta que aunque hablamos español, por que en Mexico se habla español y no castellano, como dicen en España, muchas palabras y expresiones tienen un significado opuesto o totalmente diferente.
Tus opiniones o forma de percibir Mexico ha ido cambiando en 3 semanas… en la primera semana mencionabas que era mal visto beber muy temprano y yo te comente que no era así, ya en tu segundo blog mencionas que te bebes tu cerveza temprano en un changarrito que encontraste…
A lo mejor te sorprende el servicio que hay en Mexico, te tratan bien, te sirven con gusto, es su trabajo.
Ya nos iras contando que tal te la vas pasando, que nuevas costumbres, expresiones vas aprendiendo, como la del sazón, que se usa no sola para la comida, si no también para las cosas y/o personas y sus actitudes.
Y que Viva Mexico…
Hola Izel, qué bien tenerte aquí para ilustrarme con tu sabiduría 😉
No quise escribir antes sobre este tema para no precipitarme, pero aún hoy me da un vuelco el estómago cuando me dicen «Señora» o «a mandar», me suena fatal, pero me iré acostumbrando. Sin duda es una reminiscencia del pasado que se ha convertido en costumbre, pero me sigue llamando la atención.
Como estudiante de Filología en el pasado, me enamoro de las palabras, y voy apuntando las que me gustan como la «sazón», los «antojitos», pegarse un «empaco» de comer, las «malsentideras»… Y quizás suenen mejor con el tono que les dan, es un acento muy dulce. A mí me llaman Laurita siempre, por ejemplo.
Lo bueno de escribir en el momento, es que registro mis impresiones sin procesarlas demasiado, por eso puedes encontrar contradicciones: te dejas llevar por lo que te cuentan un día y, con el paso del tiempo, descubres que nada es como te contaron. Hay que vivir las experiencias en primera persona, y eso es lo que hago, porque es la grandeza (y la fortuna) de poder experimentar con todo lo nuevo ¡y es muy emocionante!
Un abrazo, ¡y que viva México lindo!!!
Laura.
Buenos días!! Una mañana más, has animado mi café.
Estoy de acuerdo con Izel y con la conclusión a la que vas llegando. No es servilismo, simplemente es su forma de expresarse. Recuerdo al personal de la oficina, o a la señora que limpiaba en casa, que después de un año seguía llamándonos señor y señora, pese a nuestra insistencia a que nos llamara por nuestros nombres (entonces empezó a llamarnos Señor Ginés y señora Carla, hizo falta una convivencia forzosa de semanas en casa entre las dos a solas para dejar de ser señora). Al principio me chocaba e incomodaba precisamente eso, que fueran todos extremadamente serviciales. No hizo falta mucho tiempo para descubrir que no lo eran más que aquí. Les decías, ellos asentían y luego hacían lo que les venía en gana. Cuando superé la frustración inicial de la que ya te he hablado, me parecía hasta divertido y a algún compañero de confianza le tomábamos el pelo (siempre con cariño) precisamente aprovechando esa forma de expresarse.
Disfruta el camino del aprendizaje, aunque no necesitas que te lo digan, ya lo estás haciendo!
Muchos besos!!!!
Totalmente de acuerdo con ambas. Para mí también es un «shock» oír estas expresiones porque, de forma lógica y natural, les atribuyo el significado que tienen para mí. Con el tiempo lo asumiré y romperé esa relación signo-significado como me pasó en Qatar y el «Yes, ma’m».
Lo bonito es descubrir día a día expresiones y palabras nuevas. Gabi las pone en práctica cada día, ya «prende» el aire acondicionado en casa, jajajajajajajaja…
Te paso este enlace que una amiga (desde NZ) me acaba de enviar, para que vayas practicando 😉
http://matadornetwork.com/es/frases-que-los-yucatecos-tenemos-que-explicarles-los-fuerenos/
Como decía Izel, ya a ella le cuesta entender a la gente de otras regiones ¡siendo mexicana! A nosotras nos pasa en Sa Roqueta ¿verdad? Vete a Sant Joan o a Sineu, hablan raro… 😉
¡¡¡Nos vemos pronto guapa!!!
Hola Laura! No em cap cap dubte que l’examen t’ha anat superbé. A mí, m´has convencut. Sembla que domines el tema del relativisme lingüístic. Em sembla apassionant.
Nosaltres vam viure 4 anys i mig a Jamaica. Durant aquest temps vaig ser Presidenta del «Grupo de Damas Latinoamericanas de Kingston». Viag conéixer a moltes senyores venecolanes, cubanes, mexicanes, equatorianes, a més de fer varis viatges a Miami, on el nostre fill estudia actualment.
Doncs sí, no deixen de ser sorprenents les diferencies en el llenguatge espanyol, que així vaig aprendre s´anomena en un Màster d´espanyol per estrangers però que a Catalunya diferenciem com a llengua castellana.
Aquesta llengua em va semblar constantment traduïda de l´anglès americà, com bé tu dius: «remover» en lloc de «sacar», «raporte» en lloc de «informe» i «ordenar» en lloc de «pedir»… però en realitat dubto que l´Amèrica del Nord tingui una influència tan gran a Centre i part de Sudamèrica. Sobretot que s´hagi produit en un període de temps tan curt perquè penso és molt contemporània però més i més ho veig així per internet, a través de youtube, la tele i millons de textos traduits per uns traductors que no deuen ser tan cars com els que arriben a fer la veritable diferencia contextual i social de les paraules, buscant les arrels autèntiques del seu propi idioma, per desgràcia, en un procès contaminador de la llengua per manca de forca de voluntat d´utilitzar una neurona més del cervell.
La veritat és que si et poses a estudiar, l´anglès americà també té unes característiques i paraules particulars que sembla a vegades més europeu que l´anglès britànic. No estic parlant dels «elevator» al lloc del «lift» sino del que a vegades m´ha semblat l´utilització de certs verbs de rel llatina a lloc del paràfrasis verbals anglosaxones que fan l´anglès britànic un joc de paraules indesxifrables.
En realitat, el més curiós és que tan a Nordamèrica com a Centreamèrica i Sudamèrica utilitzan els passats de forma diferenta amb un pretèrit perfecte que invaeix i gairebé anula la diferència entre «fui» i «he ido» (que els deu semblar una cosa de mariques espanyols), de la mateixa manera que em sembla passa en l´anglès americà envers el britànic.
En fi, podriem parlar de millons de temes lingüístics sobretot quan arribem a traduccions que em fan pensar com en algunes novel.les es pot deixar un suspens de si era ell o ella quan el subjecte no es pot suprimir i s´ha de determinar (la estranguló i salió corriendo – traduiriem «she» or «he» o fariem una volta a tota la frase per posar-la en passiu i impersonal).
En tot cas, el mexicà m´encanta i espero que ens continuis explicant més cosetes d´aquesta terra entranyable….
Petons,
Sara.
Sara, crec que el teu comentari hauria de ser publicat en un post, m’ha encantat llegir-te!
Pensava que era una «rara avis» per apassionar-me per aquests temes lingüístics, però veig que no estic sola 😉
Certament el llenguatge forma part de la nostra cultura i en certa manera mostra una determinada manera de veure el món. En el cas de l’anglès o de l’espanyol (per propers) ja podem veure diferències notables com ara l’Spanglish, traduccions literals que fan empobrir el nostre llenguatge. Tot i això, també és una demostració d’evolució natural de la societat, no creus? és un reflexe de com dues societats interactuen i es «contaminen» lingüísticament.
La darrera paraula que he descobert: «puedes guardar el contrato en el foldero» per a refereir-se a un «archivo», jajajajajajaja!!!!
Seguirem investigant. Gràcies per compartir Sara 😉
Espero haver encertat amb les respostes de l’examen, aquí encara esperant les notes!
Petons,
Laura.