
Cuanto más leo acerca de cómo mejorar la productividad, cómo salir de la zona de confort, cómo crear estrategias, etc., etc., etc., más me aburro ¿por qué? Porque estoy cansada de leer tanta teoría y tantas frases manidas que ya no aportan nada. Incluso puede que este post tampoco te ilumine, aunque sea mi sana intención.
Pasar a la acción para mí es dar forma a tus objetivos, a tus sueños. Un libro no está acabado hasta que tiene sus tapas, su título y su final. Por ello cuando se habla de pasar a la acción ¿a qué nos referimos?
Básicamente significa que no puedes empezar la casa por el tejado. Sin unos buenos cimientos, un simple soplo de aire hará volar tu sueño como un castillo de naipes.

1# Reformula tu objetivo
Recuerda qué es lo que quieres conseguir y para qué. Qué finalidad tiene conseguir tu sueño. Quién vas a ser cuando lo hayas conseguido. Cómo te vas a sentir ¿puedes verte?
2# Sé SMART
Repasa que sea medible, piensa cómo sabrás que vas por el buen camino, pregúntate cómo de retador es y cómo de motivado estás para ponerte manos a la obra.
Piensa si es realista, para cuándo lo quieres, las consecuencias que tendrá para los demás y cómo te vas a recompensar cuando lo hayas conseguido ¿lo tienes?
Más importante que el objetivo final son los resultados que vayas alcanzando.

3# Tu sueño en un titular
Busca una frase que resuma lo que quieres de la forma más concreta posible.
Si tu deseo fuera un titular ¿cuál sería?
Sintetiza todo lo anterior, cuéntaselo a alguien o dilo en voz alta delante del espejo. Parece ridículo, pero decir en voz alta todo lo que hemos analizado sirve y mucho. Contárselo a alguien o incluso escribirlo ordena nuestras ideas y nos ayuda a detectar incongruencias. Incluso puede que escuchar un punto de vista diferente nos ilumine a ver caminos que no nos habíamos planteado.
4# Punto de partida ¿dónde estás?
¿Qué has hecho hasta ahora para conseguir tu objetivo? Antes de pasar a la acción es importante saber dónde estamos, cuál es nuestro punto de partida.
Si nuestro objetivo es adelgazar, no es lo mismo partir de 120kg que de 70kg. O si lo que queremos es cambiar de trabajo o de país, debemos primero saber en qué posición estamos respecto a otros competidores en el mercado laboral actual, qué idiomas hablamos, qué formación tenemos o qué capacidad de adaptación tenemos ante el cambio.
Este ejercicio es el que la mayoría de nosotros nos saltamos por simple pereza o porque no le damos la importancia que realmente tiene: toma consciencia de la realidad ¿qué has hecho hasta ahora?
Y de todo lo que has hecho hasta ahora ¿qué te ha funcionado?
Un ejercicio: intenta poner tu mente en blanco, sin juicios de valor, sin opiniones personales. Como siempre, intenta ser lo más honesto posible contigo mismo y analiza tus fortalezas y debilidades, tus oportunidades y las amenazas, tanto las internas como las externas.
Muchas veces se nos desvela que la mayoría de las amenazas provienen de nosotros mismos, fruto de nuestros miedos, de nuestros juicios o de nuestras creencias que nos limitan para avanzar
Cuántas veces has dicho «no puedo», «no sé hacerlo», «esto no es para mí», «jamás lo conseguiré»? Y ahora te pregunto ¿qué certeza tienes de todo esto? Si no lo intentas jamás lo vas a saber.

Mi mayor creencia en los últimos años fue pensar que siendo mujer y en los cuarenta jamás podría reinventarme ¡Quién iba a tomarme en serio y a confiar en mí! Hasta que una buena coach y amiga me preguntó ¿acaso no cuentan tus 20 años de experiencia laboral y profesional? ¿los has borrado de tu biografía? Touché.
Nos centramos tanto en el aquí y en el ahora que se nos olvida que venimos con una mochila llena de conocimientos y experiencias que también suman.
5# Brainstorming
Para mí es la parte más divertida del proceso porque es donde me doy cuenta de cómo me he limitado en mis objetivos como si me estuviera boicoteando.
Es un ejercicio que nunca hago sola porque me limito siempre al plano racional, justo lo que no hay que hacer.
Si le has contado tu objetivo a alguien, sea un amigo, tu pareja o un compañero de trabajo, invítale a una caña y empieza a apuntar todas aquellas ideas que te acudan a la cabeza relacionadas con tu objetivo. No importa que parezcan absurdas, locas o imposibles, en esta fase todas valen. La primera siempre cuesta pero cuando arrancas verás que no podrás parar.
Si te atascas pregúntate qué le dirías a tu amigo si estuviera en tu situación, porque para dar consejos siempre se nos ocurren cosas ¿verdad?

Cuando te quedes sin papel o sin ideas, repasa todas las opciones y coméntalas. Verás que algunas cobran sentido, otras no. Muchas puede que tengan su momento o que otras no dependan de ti.
Insisto, compartir con alguien un brainstorming ayuda a ver las cosas desde diferentes puntos de vista y a dar sentido a lo que a priori parece descabellado. O que ideas brillantes y muy pensadas no sean más que la repetición de lo que hace todo el mundo.
No se trata de que seas un genio, sino de que te sientas cómodo con tus ideas.
6# Ahora sí: pasa a la acción
Llegados a este punto ¿por dónde empezar?
- Ordena todas las ideas que has apuntado.
- Deshecha todas aquellas que no tengan relación con tu objetivo, porque seguro que alguna se ha colado.
- Después marca las que dependen de ti.
- Marca todas aquellas con las que te sientes cómodo y motivado, no anotes nada que no te apetezca hacer.
- Ordénalas por un orden cronológico coherente.
De lo que se trata es de priorizar todas las opciones en función de la posibilidad de llevarlas a cabo y que estén directamente relacionadas con la consecución de tu objetivo
¿Las tienes?
Ahora sí, utiliza la herramienta con al que te sientas más cómodo. Tu calendario, iCal o tu agenda de papel y anota la primera tarea: dónde y cuándo la vas a hacer, qué necesitas, qué te puede impedir llevarlo a cabo y cualquier otra consideración que te parezca oportuna.

Para estar seguro de haber elegido correctamente el primer paso para escalar la montaña del éxito, pregúntate qué grado de compromiso tienes con este plan, qué recompensa o qué beneficios vas a obtener y visualiza este primer objetivo conseguido ¿cómo te vas a sentir? ¿de qué te servirá?
¿Cómo vas hasta aquí?
Una de las dificultades habituales para ejecutar el plan de acción es el tiempo. La gran enfermedad del siglo XXI: no tengo tiempo.
En mi propia experiencia lo mejor es buscar en tu semana qué cosas son más y menos importantes que conseguir tu objetivo.
Dentro de las que son menos importantes puede ser ver la televisión todos los días una hora. Quizás un día a la semana puedas cambiar la televisión por una hora de plan de acción. Por ejemplo, darle una vuelta a tu LinkedIn, una hora para buscar empleo en las redes sociales, una hora para leer sobre un posible destino, una hora para estudiar inglés.
En mi caso, la pereza me puede para ir al gimnasio todos los días, pero pienso en qué invierto esa hora si no voy a hacer algo de deporte y me doy cuenta de que me paso una hora más perdida delante del ordenador. No hay nada mejor que cuidar mi salud. Tengo tiempo y sobra pereza.
Siempre, siempre hay tiempo, sólo es una cuestión de prioridades.
Otro consejo, busca ese momento que tengas energías. Volviendo al deporte, quizás para gente como yo ir al acabar el día y sin energía es un suplicio. Personalmente no me cuesta levantarme una hora antes para hacer ejercicio y empezar la jornada laboral con los deberes hechos y dispuesta a comerme el mundo. Busca tu momento.
Así que:

- reformula tu objetivo
- sé SMART
- cree en ti
- analiza tu punto de partida
- realiza una tormenta de ideas
- priorízalas
- pasa a la acción
- recompénsate 😉
Deja una respuesta