
Para alguien que escribe no puede haber mayor piropo que sus palabras sugieran o inspiren al lector. Así que el mensaje de Alberto diciendo que la lectura de este post me sugiere tantas ideas que por eso mismo me parece espléndido (Break the rules) lo tengo enmarcado y subrayado en fluorescente.
Y del mismo modo yo me inspiro en el día a día, en las personas y en las cosas que me rodean, en los comentarios de la gente, en sus opiniones y sus diferentes puntos de vista. También me inspiro en los blogs de otras mujeres que como yo tienen una vida diferente. Porque me hacen pensar y, en la mayoría de los casos, no sólo me sirve para conocer personas estupendas e historias inspiradoras, sino para compartir vivencias.

Una de estas personas que ha dado la vuelta al mundo y con la que tuve la fortuna de coincidir personalmente es Flora, mi ciber amiga del espacio. Una verdadera trotamundos que no duda en afirmar que ella y su marido forman un gran equipo. Y lo dice orgullosa sin pudor alguno. Justo hoy me han inspirado sus palabras y el magnífico post Detrás de una buena expatriación, hay una gran mujer (enlace) que ha compartido conmigo. Un tema muy manido entre las expatriadas pero completamente desconocido para el resto del mundo que piensa que vivimos unas eternas vacaciones a cuerpo de rey.
«Detrás de una buena expatriación, hay una gran mujer»
Que seamos felices en nuestras vidas no significa ni por asomo que nuestro día a día sea un camino de rosas. Mi marido lleva tiempo diciéndome que no me esfuerce en explicarlo, cuente lo que cuente la gente ya se ha hecho a la idea que vivimos una vida imaginaria que no existe más allá de sus mentes, una vida llena de viajes, luz y color donde no se trabaja, no se pagan facturas ni hay que hacer la colada.
Colgar la foto de un domingo cualquiera en la playa de turno equivale a estar de vacaciones todos los días. Nadie cuelga fotos de la interminable cola del banco o tirando del carro del supermercado abarrotado, ni de la casa hecha unos zorros porque se ha reventado una tubería. Porque a nadie le interesa la cotidianeidad.
Pero cuando posteas una imagen idílica del único día de la semana que libras si es que lo libras –porque fuera de Europa se trabaja de lunes a sábado y también muchos domingos- a nadie se le pasa por la cabeza que simplemente es el momento de descanso o de ocio equivalente a la paella de los domingos en España.

Pero justo cuando estoy a punto de tirar la toalla y asumir el papel ficticio de millonaria con siete criados dando la vuelta al mundo, me escribe Flora y me manda el enlace de un post que me recuerda que nada llega por casualidad. Que la suerte no se encuentra sino que se busca. Que todo el esfuerzo es mérito mío y de nadie más. Que ni se me ocurra pensar que la vida de expatriada es tan fácil.
Que ni se me ocurra pensar que la vida de expatriada es tan fácil
De hecho, nunca antes había querido tocar este tema por no parecer engreída, le digo. No querría parecer que resto mérito a las demás mujeres del mundo. Pero al fin y al cabo mi vida es la de una expatriada oficial desde hace tres años ¿de qué voy a hablar? Y me lo dice Flora, que lleva cinco mudanzas en cinco países diferentes en 15 años con su marido y su hija Goya.
Las mujeres no nos limitamos a hacer las maletas y a seguir a nuestros maridos en sus carreras profesionales para gastarnos su sueldo en los malls. Nada más lejos de la realidad, nosotras –y con más mérito las mujeres que también son madres- somos la columna vertebral de las familias y, especialmente, el seguro de la salud mental de nuestros compañeros y esposos.
Mi vida es la de una expatriada oficial desde hace tres años ¿de qué voy a hablar?
Cada traslado viene motivado no por un capricho, sino por un proyecto laboral y personal nuevo. Ellos tienen la responsabilidad de empezar de cero en un lugar diferente, con nuevas normas, nuevos compañeros de trabajo, nueva empresa, todo un reto. Y lo sé por experiencia, cuando el hombre es el sustento económico familiar siente la enorme responsabilidad de que todo salga bien además de sentir que no puede fallar a la mujer que ha recorrido medio mundo en beneficio de su carrera profesional.
No en vano nuestros maridos firman un documento en el que afirman que vivimos bajo su dependencia económica siendo ellos quienes sufragan todos nuestros gastos. Pero para nuestros compañeros no es sólo una cuestión monetaria, es una cuestión de ética.
Para nuestros compañeros no es sólo una cuestión monetaria, es una cuestión de ética

Por otra parte, nosotras no llegamos a cada lugar nuevo con las cosas hechas y el visado bajo el brazo. Somos “mujeres de” y no en el sentido peyorativo de la palabra. Por poner un ejemplo, llegué a Cancún a primeros de Enero en calidad de turista y hasta hoy no he obtenido el documento que me acredita como residente mexicana, cuando se cumplen cuatro meses y medio de mi llegada. Es decir, que hasta el día de hoy no he podido buscar empleo legalmente.
Mientras nuestros maridos son los que toman la iniciativa al cambio con un contrato laboral con todo el mérito que ello supone, nosotras entramos por la puerta de atrás con la obligación de adaptarnos y rehacer nuestras vidas por enésima vez, lo cual hacemos muy gustosamente porque es precisamente la vida que hemos elegido.
Nosotras entramos por la puerta de atrás con la obligación de adaptarnos y rehacer nuestras vidas por enésima vez

Pero sin duda el papel más importante de nuestras carreras ya no es sólo mantener la ilusión, eso creo que ya es innato, sino el papel de Coach. Porque fuera de Europa las cosas funcionan de otra manera, se trabaja mucho y la competencia es feroz. Los equipos de trabajo son multiculturales, suelen manejarse varios idiomas y los procedimientos cambian en cada lugar.
Por ello nosotras somos las responsables de crear un buen ambiente en casa para que nuestros maridos no decaigan. Organizamos actividades que los desconecte del trabajo en su poco tiempo libre. Nos ocupamos de que sigan una buena alimentación para que su salud no se deteriore y ejercemos de perfectas psicoterapeutas cuando las cosas se ponen feas.
Y aunque todo ello pueda sonar machista se trata de un rol que algunas hemos asumido voluntariamente en favor de una vida en la que nunca hay dos días iguales y que nos permite conocer mundo. Yo acepté el reto y no lo cambio por nada del mundo. Como me decía Flora, mi marido y yo somos un equipo, y cuando la maquinaria funciona, añado, juntos somos invencibles.

Somos un equipo, y cuando la maquinaria funciona, añado, juntos somos invencibles
Hablaba Flora de esa manida frase que detrás de cada gran hombre siempre hay una gran mujer, y no lo dudo. Mi marido me dice todos los días lo afortunado que es, me da las gracias por seguir a su lado y me recuerda que sin mí no habría llegado hasta aquí.
¿Qué más se puede pedir? ¿Qué tipo de machismo puede haber en una relación tan equilibrada y tan sana? Renunciar a mi vida profesional fue un acto consciente y voluntario, y sin duda volvería a hacerlo. Y si sale mal, la responsabilidad será sólo mía por el simple hecho de que nadie me obligó a tomar tal decisión.
Sin embargo, nosotras tenemos que reinventarnos en cada lugar y a cada instante, y lo hacemos solas. Aunque mi tarea nunca ha sido tener que buscar un empleo nada más llegar, mis responsabilidades siempre son las mismas: buscar un lugar donde vivir, entender y adaptarme al funcionamiento de la vida cotidiana, aprender un nuevo idioma, los procedimientos bancarios y logísticos, establecer contactos, hasta modificar nuestra dieta en función de los productos locales, porque no estamos de vacaciones. Al fin y al cabo, mi prioridad es formar un hogar.
Nosotras tenemos que reinventarnos en cada lugar y a cada instante, y lo hacemos solas

Me decía mi buena amiga Patricia hace unos días que me admiraba por mi capacidad de adaptación, valentía, energía y positividad. Y lo agradecí de verdad, porque a veces una se siente tan cansada que olvida que en absoluto ha sido un camino fácil. Al mismo tiempo Flora me habla del síndrome del impostor, aquel por el cual sientes que tu felicidad es una cuestión de suerte y nada de lo que haces tiene ningún mérito.
Ciertamente, nunca antes había sido tan feliz como lo soy ahora mismo, pero no me planteo si es una cuestión de suerte o de un momento circunstancial de mi vida. Echando la vista atrás lo que veo es un camino lleno de dudas pero también de acciones. Una evolución personal que me ha traído hasta aquí sólo a través de las decisiones que he ido tomando, como cuando me casé con mi marido y decidí que quería iniciar mil y una aventuras con él. No creo en el destino, creo en la capacidad que tiene cada uno por hacer su propio camino,. Y si es con alguien como mi compañero y amigo, mucho mejor.
Echando la vista atrás lo que veo es un camino lleno de dudas pero también de acciones

Y para todos aquellos escépticos que siguen pensando que todo es fruto de la buena fortuna y viven agarrados como un clavo al ¡qué bien vives!, les digo que sí, que vivo la vida que siempre soñé desde que tengo uso de razón. Y digo sí, qué suerte tengo por haber conseguido todo lo que me propuse.
Pero no es mérito mío, yo no soy tan lista. Está científicamente comprobado que se debe a la anomalía genética de un receptor de dopamina llamado D4 (enlace). Así que, que no cunda el pánico. Estoy enferma pero no es contagioso. El único problema es que los aquejados de tal enfermedad vamos a ser irremediablemente felices hagamos lo que hagamos sin mérito alguno.
(*) Agradecimientos por la ilustración de la portada a Pco.arte CargoCollective (Pedro Carmona Ortegón)
Amén!
Yo me he quedado bien a gusto, nada más que añadir 😉
Si, señora. Tu eres lo que tu construyes. La suerte hay que saber aprovecharla (algunos al saber le llaman suerte), y lo difícil es tomar decisiones distintas y llevarlas a cabo, y bla, bla, bla……
La felicidad es una actitud.
La felicidad es una actitud. Como siempre, compartiendo sentido común y regalando sabiduría. Me encanta.
Una abraçada amic 😉
La acuñé en Qatar ¿Sabes dónde está, je, je?. Yo iba solo, sin mi Gabi, y aunque sólo fueron 9 meses aprendí mucho, (había que salir adelante si o si) sobre todo de mí mismo.
Mmmm… Qatar…. hombre, claro, fue donde nos conocimos, cómo olvidarlo 😉
Cuando estamos solos se nos abre una oportunidad inédita para conocernos. Lamentablemente se confunde con frecuencia la soledad voluntaria con la solitud. Mis momentos de soledad son los que me han hecho crecer. Nos hemos hecho mayores, Juan.
Besos.
Bueno… todos tus posts son buenísimos y me encanta leerlos. Pero este ha sido especial. Me siento totalmente identificada.
Un abrazo y siempre adelante¡¡
¡Bienvenida y gracias por compartir!
He de confesar que para mí ha sido un ejercicio de sinceridad y de ¿por qué no? de autoestima. No demos por sentado nada, no es delito reconocer que algunas veces hacemos bien las cosas, women never give up!!!
Gracias y seguimos.
Besos.
Una mujer florero orgullosa de ser mujer florero.
Nada que objetar.
Desterrando tópicos y fuera prejuicios, hoy es una elección, no una obligación 😉
Gracias por compartir.
Contestación perfecta y elegante, Laura. 🙂
Muchas gracias, será que estoy madurando 😉
Pues disfrútalo.Te confieso que a veces me das un poco de envidia, aunque soy consciente de muchas de las dificultades que implica. Para mi sois valientes y me alegro de que te haga feliz!!
Gracis Claúdia!!!!
Pues sí, todo camino tiene sus obstáculos, y en la vida para ganar unas cosas hay que sacrificar otras, todo es una cuestión de equilibrio. Echo de menos los llonguets y las sobrasadas, pero vamos compensando 😉
Me ha encantado, a parte de sentirme muy identificada. Muchas gracias.
Gracias a ti por compartir Elisa. Cuesta desnudarse pero la satisfacción es saber que no estamos solas, nuestra vida es el reto que hemos elegido voluntariamente y estamos aquí para disfrutarla 😉
Un abrazo.
Laura.
Te puedes creer qué última en recordarme qué vivo una vacación permanente ha sido mi propia madre!!?? Es una santa y se lo perdono todo, pero aún me cuesta creer qué hace unos días me dijo, y cito textualmente «tus problemas Flory, no son nunca problemas, porque siempre tienen solución, no son como los de los demás…. » Wtf!!!! Como que todo nos cae por gracia y amor del espíritu santo!!!! Y como que nunca pasamos ningún calvario para solucionarnos la vida!!! Mi propia madre!!! Qué conoce todas y cada una de mis penas y glorias hahahaha !!! Ella una santa, pero yo no daba crédito… !!!
Así que mi querida Laura, gracias una vez más, por dar un poco de luz a todas las expatriadas qué vivimos en la sombra. A las qué cada día ejercemos de madres, de esposas, de secretarias, de psicólogas, de banqueras, de limpiadoras, de cocineras, de agentes de viajes o de alquileres, de conductoras o taxistas, de recursos humanos, de decoradoras de interiores y/o agente de mudanzas, de profesoras… En fin, a las MUJEREs del mundo mundial!!! Que somos y vamos a seguir siendo siempre lo más de lo más! Y qué los demás piensen lo qué quieran, a mí… Qué me quiten lo bailado!!
Un beso enorme y sigue escribiendo Laurica linda! No sé qué voy a hacer si los Jueves por la mañana no tengo tus historias, y si de vez en cuando me regalas un post tan especia pues ya… Ni te cuento!!!
Un abrazo cibernético
Xx
Flora
Mi querida amiga trotamundos, cómo me has hecho esperar hoy…
Que sepas que por un día nos hemos desnudados juntas, vamos camino de las mil visitas, enhorabuena.
Respecto a las madres… quiero pensar que es un mecanismo de defensa, debe ser ese amor incondicional del que hablan por el cual se han montado en su cabeza la historia de que sus hijas han nacido con una flor allí donde muere la espalda y creen a ciencia cierta -movidas por una fe inaudita- que nada malo nos va a pasar. Porque te digo que no hace ni un mes castigué a mi madre tres semanas sin llamarla por exactamente lo mismo, después de estar quejándome de lo estresada que he ido últimamente ¡de qué te quejas si estás de vacaciones siempre!!! Casi me caigo de espaldas y me rompo la nuca. Serán santas, sí, pero santas sordas porque no van de escuchar…
Así que gracias a ti por recordarme que todas la madres son iguales (hasta las suegras) y que no hay de qué preocuparse, siento un alivio infinito ahora mismo leyendo tus palabras, como siempre.
Si es que tenemos que hablar más, esta es la mejor terapia, sólo necesitamos encontrar tiempo para nosotras ¿no crees? a veces le digo a mi marido que me gustaría invertir los papeles, pero sé que saldré perdiendo, jajajajajajaja!!!!
Un beso enorme para ti, para tu familia y para todas la mujeres que nunca nos rendimos, ¿quién dijo miedo???
Gracias por tu ciber amistad, hasta el próximo jueves, vaya presión me metes, guapa 😉
Laura.
Y te digo más! te cuento que hoy, gracias a tú blog, una vez más, me he dado cuenta de que el Karma existe!!! Hahha Ufff demasiado complicado para hacerlo público así qué te lo cuento por privado! Te va a encantar la historia! Esta cuando esté un poco más despierta!
Pero enhorabuena a ti, qué eres la artista! Tú solita te lo has currado todo guapa! Lo mío son solo los dos minutos de gloria correspondientes hahaha aquí la máquina de escribir y contar historias eres tú! Yo solo te regalo ideas al vuelo pero la qué tiene la bombilla alerta siempre eres tú!! Maestra qué eres una maestra! He visto todo el día tú post de un lado a otro y me ha hecho feliz como una perdiz! Me encanta verte triunfar. Yo siempre he sabido qué el blog es excelente 😉 y ahora lo saben los demás ;-))) xx
Cada uno de nosotros tiene su arma de expresión, unos lo hacemos escribiendo, otros dibujando, otros tenéis el don de transmitir con vuestros actos o con la energía de vuestra presencia. Aquí estamos para compartir, ni más ni menos. Sin la inspiración de gente como tú no sé de qué podría escribir. Como digo siempre, a veces es más interesante la vida cotidiana que los grandes titulares. A veces pienso que a quién va a interesar lo que yo piense, pero al fin y al cabo el día a día de la gente común es lo que nos une a la realidad ¿no?
Espero impaciente tu historia, tú eres la creativa y lo la escribiente, jajajajajajajajaja!!!! eso sí, con la antena puesta a todo lo que vea o escuche 😉
Gracias por hacerme partícipe de tu vida y de nuestras (des)venturas xx
Laura.
Hola soy la mamá de Flora Biddulph, acabo de leer vuestros comentarios y pido disculpas si dije algo que pueda pareceros que no valoro vuestro esfuerzo, todo lo contrario. Sé que estáis muy lejos de casa y familia y eso es muy pero que muy difícil para cualquiera que tenga corazón como para nosotros los padres que vivimos tan lejos de los hijos y de nuestros nietos que casi ni nos conocen, que apenas nos vemos un ratito por una pantalla y aunque penséis que no nos pasamos la vida sufriendo y pensando en ellos y deseando estar pronto con ellos os deseo a todos los expatriados mucha suerte y que seáis muy felices.
No puedo por más que pedir disculpas porque hemos pecado del egoísmo de los hijos. Sin duda nos perdemos en nuestro propio mundo y nos cuesta empatizar con las madres y las familias que nos apoyan y nos respetan en cada una de las decisiones que tomamos aún sin entender por qué nos hemos ido tan lejos, de un lado para otro. Con toda la humildad y honestidad le digo que tiene razón, quizás nuestra queja es equivocada cuando las madres y padres nos habéis apoyado con todo vuestro amor. Os pedimos que nos entendáis y a veces -y hablo por mí y seguro que también por Flora- no nos hemos puesto en vuestra piel. Estoy segura que sufrís y no nos lo decís por no preocuparnos, así como nosotras tenemos las mismas preocupaciones que cualquier otra mujer en cualquier parte del mundo, ni más grandes ni más pequeños.
Me apunto la tarea de ponerme en vuestro lugar. Gracias por el recordatorio y por tener una hija tan estupenda, es una suerte haber conocido a Flora, es pura energía y optimismo ante la vida.
Un abrazo.
Laura.
Qué te he dicho Laura!? Una santa!!! :-ppp y ella sabe qué yo la adoro hasta el infinito y más allá!! Xxx
¿Pero sabes qué te digo? que tiene razón, me siento terriblemente culpable. Sigo pensando que es un mecanismo de defensa, pero de lo que nadie puede dudar es que el amor de una madre es incondicional, mucho hacen en aceptar que un día nos fuimos y nos ven (con suerte) una vez al año…. ayyyyyy qué lección de humildad….
¡¡¡Madre sólo hay una!!!
Enhorabuena! Me ha encantado ,me he sentido totalmente identificada con todo lo que has escrito,
Y sobretodo recordar todas las etapas que una experimenta cuando da un paso tan importante como este ,al final todo tiene su lado positivo y satisfactorio (aunque a veces cueste verlo)
Te felicito por toda la valentia y fuerza que tienes , espero que sigas cumpliendo tus sueños y sobretodo que sigas escribiendo .
Un saludo y abrazo !
Muchas gracias Adeli, como ves todas tenemos las mismas preocupaciones y los mismos miedos, pero al final del camino siempre nos compensa ¿verdad? Y he de reconocer que compartir vuestras historias me inspira cada día a esforzarme más y más. Somos muy afortunadas por poder vivir tantas aventuras que nos hacen más fuertes y mejores personas. Aunque suene a tópico, sabemos que es verdad.
Que no decaiga la energía 😉
Besos.
Laura.
Estoy enjuagandome las lágrimas, de verdad, gracias, por poner palabras a un sentimiento que a veces no sabes cómo expresar.
Como decía la consigna scout de mi época «¡siempre listos!».
Muchas gracias Eva, la primera sorprendida soy yo. Me siento abrumada por vuestras respuestas y, por otra parte, contenta por saber que somos muchas las que vivimos este tipo de situaciones en la sombra. Me alegra haber sacado el tema a la luz, no por los demás, sino por nosotras mismas ¿no te parece? Creo que está siendo un ejercicio muy pero que muy sano 😉
Un beso y gracias por compartir.
Nunca antes mejor explicado! A veces cansa repetir una y mil veces todo lo que se pasa cuando sales de casa. muchas gracias por escribir este sentimiento que a veces no sabemos cómo expresarlo sin ofender ni herir. Muy bien chica!
Muchas gracias Amparo. Entiendo a qué te refieres con lo de contar nuestra vida sin ofender, pero precisamente hay ocasiones en las que necesitamos desahogarnos y nos cuesta encontrar esa empatía necesaria para vomitar la soledad, la incertidumbre, la distancia… cada uno tiene su mapa de vida, nosotras hemos vivido el suyo -el de familiares y amigos que era el mismo- y ahora el nuestro, por eso se hace tan difícil pretender que alguien que no ha salido nunca de su círculo de confort entienda algunas situaciones o lo que representa nuestra vida de expat más allá de los viajes y lugares exóticos.
Así que gracias por compartir, [email protected] salimos ganando 😉
Un abrazo,
Laura.
Laura,
Me gusto lo de vomitar la soledad… Es que esa «Soledad» se termina convirtiendo en tu mejor compañera, la que mejor escucha y aunque a veces no es la mejor consejera, es la que más cerca tienes y no te critica ni te envidia.
La verdad que tu post y todos los comentarios son para imprimirlos y releerlos con frecuencia. Es cierto, como bien dices, muchos no han salido de su zona confort, pero, también hay muchos que si les ha tocado salir a dar tropiezos por el mundo para una vida mejor, y qué suerte de conseguirlos aunque sea en el ciberespacio! Que viva la tecnología, encontrar a alguien que ha experimentado lo mismo que tú y las miles de expatriadas que estamos siempre a pie del cañón
Gracias por esta terapia!
Amparo, creo que me has leído el pensamiento (o has hackeado mi cuenta) porque justo esta mañana, nada más levantarme he releído todos los comentarios y con cada una de vuestras aportaciones he escrito el post del jueves. Así que ya ves, la terapia ha sido mutua 😉
Y precisamente hablo de esa soledad, de lo importante que ha sido para mí en el proceso de adaptarme a esta nueva vida.
¡Viva por nosotras!!!!
Y no es jueves ya hoy? Qué ganitas de leer el siguiente post.
Ahhhhhh, qué mona…. espero que no te decepcione, te adelanto que es un compendio de las conclusiones a las que he llegado con vuestras aportaciones, incluidas las tuyas 😉
Yo no quito mérito a nadie. Dejar casa, familia, amigos y la vida como la has conocido hasta el momento, lo tiene.
Pero vamos a modificar la historia: cambio drástico de país acompañando a tu marido y llevando a tus hijos (que no son uno, ni dos sino esos multiplicados por tres; el más pequeño, un bebé) pero sin la seguridad que da el respaldo de una empresa, un trabajo seguro, unos gastos cubiertos y con la misma responsabilidad de levantar una empresa, encontrar un hogar, adaptarte al nuevo medio (por ti, por tu marido, por tus hijos) y seguir construyendo una familia con una sonrisa aun sabiendo que quizá pasen las navidades sin poder visitar a la familia y que además estás tan lejos que nadie (o con suerte, muy poca gente) te echa de menos lo suficiente como para emplear su dinero y su tiempo de vacaciones para visitarte. Ah! Y tengo un marido que viaja dentro y fuera del país, un trabajo, una casa (sin nana y sin ningún tipo de ayuda más que mis manos y mis hijos), gracias a Dios podemos pagar un seguro médico y un buen colegio para nuestros hijos, eso sí, con mucho esfuerzo, sin lujos y siempre dispuestos a volver a trasladarnos donde sea necesario para poder estar los ochos juntos (es lo que tiene tener un esposo que trabaja en uno de los sectores más castigados por la crisis en España). Y por todo eso me siento muy afortunada y agradecida. Hay otros que tienen menos que nosotros… O son más infelices!!! Pero debo reconocer que el día a día de quién no tiene ni una mínima seguridad es siempre una incertidumbre.
Los expatriados tienen su mérito, nunca se lo he quitado ni se lo quitaré; pero más tienen otros que además tienen las cosas menos fáciles. Así que compartir, comparto los sentimientos que tenemos en común, que son muchos, y por supuesto no debes pedir disculpas a nadie por la vida que tienes la oportunidad de vivir pero, espero que entiendas y también que me disculpes: no me sale compadecerme ni entristecerme por ti.
Hola Isabel, quizás no me he expresado bien al hablar de los expatriados o al menos no me refería a que viajar con un trabajo debajo del brazo venga dado por una empresa que te lo da todo hecho. Con expatriado me refiero a todos los que nos hemos ido de nuestros países de origen, del modo que sea. Llevo tres países en dos años, y no han sido traslados, sino iniciativa propia, y no en todos los lugares hemos encontrado trabajo para quedarnos. Aunque no tengo hijos y nuestra vida sea más fácil, creo que la mayoría (en la que me incluyo) hemos tenido que buscar un hogar, rehacer nuestras vidas, realizar los terribles trámites de los visados en cada nuevo país, con sus normas y adaptarnos a las circunstancias con todas las incertidumbre de si será lo correcto, si será para siempre, de si tantas cosas… Vamos allí donde se presenta una buena oportunidad, no elegimos los destinos que más nos gustan, sino donde se pueda volver a empezar. Y lo más importante y satisfactorio es que sabe mejor cuando te lo has trabajado tú desde cero. Sin desmerecer otro tipo de expatriaciones más «fáciles» a las que creo que te refieres, creo que hablamos en general del mismo tipo de esfuerzo: tú te lo guisas, tú te lo comes, por ello tiene más valor.
Te deseo toda la suerte del mundo. Admiro a las madres que os embarcáis en esta aventura, estoy convencida de que a pesar de las dificultades los niños siempre salen ganando.
Un abrazo,
Laura.
Yo vivo feliz «reinventándome» en cada país, en algunos con permiso de trabajo y trabajo al llegar, otros sin permiso de trabajo y ¡ala! a estudiar, otro sin manera de conseguirlo y pensando qué quiero hacer de mi vida…
En mi tierra ni de broma entienden nada, sobre todo el gran éxito de poner toda tu energía en ser feliz, seguir desarrollándote profesionalmente a veces a través del voluntariado y ver cómo toda la familia crece en todos los sentidos.
Cómo explicarle a mis cuñadas que los niños se han hecho independientes sin darse cuenta. Que a veces sus primeros amigos son recién llegados de otros países que no hablan los mismos idiomas pero que al mirarse se entienden perfectamente. «No necesitamos hablar, sólo jugamos»…
Siempre los niños dando clases magistrales sobre el arte de hacer fácil lo que a los adultos nos parece siempre tan complicado…
Recientemente he superado la fase de frustración porque me he dado cuenta de que la que no entendía era yo. No pueden empatizar con nosotras aquellas personas que no han pasado por los mismos momentos vitales, pero debemos recordar que, al contrario, nosotras sí hemos estado antes en su lugar, por lo que es nuestra responsabilidad empatizar con ellas. Como tus hijos, mejor simplificar. Nadie que no haya pasado por la experiencia de saltar de una cultura a otra, a veces con trabajo y otras a verlas venir, sabe de lo que estamos hablando. Y cuanto antes lo asumamos, más disfrutaremos.
Por suerte, las redes sociales nos dan la oportunidad de conocer a otras mujeres en la misma situación y, sin duda, el hecho de ir dando tumbos por la vida nos da la oportunidad de conocer a personas extraordinarias con las que compartir momentos únicos.
Gracias por compartir tu experiencia, inspiradora 😉
Acabo de empezar a seguirte, Laura, justo cuando regreso de mi vida expat en Singapur. Aunque hacemos escala en España, porque la idea es salir de nuevo fuera. Estaba escribiendo en mi propio blog y encuentro justo el tuyo hablando de cosas muy similares a las que comento yo. Me siento muy identificada. Yo que buscaba un «retirador» en broma cuando trabajaba para sacar adelante a mi hija, me cayó del cielo y no me lo pensé, seguí el dictado de mi corazón. Pero, amiga, ese Pepito Grillo taladrándote el cerebro mientras pasas la aspiradora en casa: «¿Para esto has estudiado una carrera?». Yo aprendiendo a cocinar y alegrando la vida a mi familia, y la conciencia: «¿Veinte años trabajando para terminara así?». Gracias a mi marido que me apoyó y me puso las cosas fáciles, a que hice examen de conciencia y desahucié a todos los incordios que la habitaban. Encontré el camino para reinventarme y ser feliz con la decisión que había tomado. Y aquí sigo, sin vergüenza a reconocer que no trabajo fuera de casa ahora que estoy de vuelta, a soportar miradas de ¿desprecio?, ¿envidia?, ¿admiración? Pues eso, que qué sería de los expatriados si sus parejas no los acompañaran y se implicaran en el proyecto de vida. Hay que vivirlo y yo espero seguir experimentándolo quién sabe dónde.
Gracias por tus sabias palabras, Laura. Sigo leyendo…
«Alegrando la vida a mi familia» podría ser el título de nuestra vida, y añadiría «aprovechando las oportunidades que la vida me ofrece para ser feliz» 😉
Muchas gracias Susana por tus palabras y por compartir una experiencia que es como la de muchas mujeres etiquetadas como «floreros». Enhorabuena por tomar una decisión valiente y tan poco acorde con los estereotipos. No somos nuestra carrera universitaria ni nuestra carrera profesional, somos mucho más que esto.
Yo también he pasado años de inseguridades y vergüenza ante el desprecio de desconocidos y de los más allegados (que es lo que más duele), pero el resultado es ganancia por todos lados. Lo mire por donde lo mire me siento feliz y afortunada por el camino que tomé y no me arrepiento en absoluto.
Gracias por compartir y por decir alto y fuerte que eres feliz por la decisión que has tomado y por sentirte «proveedora de la felicidad de tu familia». Siempre digo que nos tocó la lotería y hemos sabido rentabilizar el premio ¡¡¡jajajajajajajaja!!!
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Un abrazo y feliz viaje por el mundo 😀
Laura.