
¿Año nuevo, vida nueva? Va a ser que no, hay cosas que continuan tal y como las dejé hace apenas unas semanas. Será que hay a quien le gusta aferrarse a las costumbres.
La penúltima anécdota viene cargada de emoción: cómo descongelar una nevera y no morir en el intento.
Aprovechando una de esas visitas aleatorias que los jefes de planta realizan para preguntar si todo va bien y si pueden hacer algo por usted, ma´m, pienso: pues ahora que lo dices, creo que sí. Verás, mi nevera enfría demasiado, acumula agua, y el congelador está lleno de hielo, apenas puedo ya abrir y cerrar los cajones. En mi humilde opinión, creo que les han tomado el pelo a este hotel de cinco estrellas en, la que se supone, es una ciudad ultra moderna del siglo XXI. Y es que todavía utilizan los antiguos aparatos que acumulan escarcha y que hay que descongelar periódicamente. Y dicho sea de paso, consumen más energía. Pero, por supuesto, me ahorro mi teoría, me hago la tonta poque al fin y al cabo la nevera no es de mi propiedad, y sugiero que la revisen. Al día siguiente se presentan en mi apartamento nada más y nada menos que: el Executive Housekeeper o jefe de limpieza de las habitaciones, el Maintenance Manager con traje y corbata y, para concluir el séquito, el Director of Rooms con un acento de lo más British.
Ante mi absoluta perplejidad, observo al jefe de mantenimiento abriendo y cerrando compartimentos en busca de la misteriosa avería. Concluye su inspección diciendo que necesita repararse. Mi única preocupación es, mientras dure la reparación, dónde voy a guardar todo el contenido de mi nevera, ahora que gracias al todopoderoso Thermomix tengo el congelador lleno de lentejas, caldos y sopas. El Director of Rooms, que parece el más listo de todos, responde que no debo preocuparme, mañana mismo me mandarán una nevera nueva. Problema resuelto.
Ingenua de mí.
Al día siguiente, a las nueve de la mañana, aparecen dos técnicos con el nuevo aparato. Retiran el escarchado, conectan el nuevo y empiezan a sacar los huevos de la nevera vieja. Deténganse todos, ¿acaso la nueva nevera está fría? Sí, me responden, acaban de sacarla de la habitación de al lado.
Se masca la tragedia. Inspecciono la nevera ¿nueva? Abro el departamento de congelados y, voilà! Llena de escarcha. Le digo que me ha traído una nevera con el mismo problema y su respuesta es para mear y no echar gota: el hielo es necesario para mantener el frío, ma´m. Creo que esto ya lo he vivido anteriormente, es como el día de la marmota.
¿Pero cómo le explico al indio de turno que no hay ninguna nevera estropeada, que lo único que hay que hacer es descongelarla? Le digo que por favor, conecte mi nevera original, que se van a echar a perder los alimentos mientras se descongela la nueva, pero es más cabezota que yo, y me insiste en que puedo utilizar la que me acaba de traer. Me siento como la protagonista de un thriller que está en la cocina mirando de reojo los cuchillos afilados aterrorizada por lo que le pueda pasar. Consigo convencerle para que desconecte la nevera y que se descongele sola y que me deje la vieja para conservar los alimentos durante el proceso. Todo esto en un espacio de 50 metros cuadrados.
A primera hora de la tarde regresa el técnico. Para mi sorpresa descubro que todo sigue igual, y que a pesar de haberme dicho varias veces que el congelador estaba desconectado, la nevera sigue enchufada. Para entonces mi paciencia empieza a agotarse. Le pido que la desenchufe, pero su plan es el siguiente: me pide una taza. Empieza a echar agua caliente en el interior del congelador mientras golpea con una maza los bloques de hielo. Hasta ahí podríamos llegar, lo echo de mi apartamento y le digo que ya lo haré yo.
Decido que lo mejor es seguir los pasos de mi madre. Recuerdo que cuando era pequeña me divertía viéndola descongelar la nevera una vez al año. Esperaba a tenerla prácticamente vacía, la desenchufaba, la dejaba abierta y ponía toallas en el suelo mientras los bloques de hielo caían haciendo un estruendo como si se tratara de la ruptura del glaciar Perito Moreno. Jamás me lo perdía.
Así que le pido al operario todo lo amablemente que puedo que me deje a mí, y que ya le llamaré para cuando termine y se pueda llevar la nevera escarchada.
Y así es como me encuentro con las dos neveras, teniendo que pasar de lado para prepararme la comida, el suelo inundado de agua, fregona en mano limpiando las pisada de las botas del técnico, poniendo toallas y escuchando los bloques de hielo, esta vez sí, caer sin prisa pero sin pausa evocándome a mi infancia. Y así hasta que aporrean otra vez mi puerta.
Sólo han pasado dos horas y ahí está plantado de nuevo el técnico. Le digo que la nevera sigue descongelándose, que va a necesitar más tiempo y que ya le llamaré cuando haya terminado el proceso. Dando un paso hacia adelante intenta entrar, se lo impido, dice que tiene que chequear la nevera. Ni hablar, usted no va a entrar en mi casa, bastante he tenido que fregar hoy por su culpa. Entonces cambia de estrategia, tienen que llevarse la nevera vieja para reemplazar el hueco de la nueva en la habitación contigua. Así que no piensa repararla (descongelarla), se la va a enchufar, y nunca mejor dicho, al próximo inquilino. Mi estado de estupefacción hace que me bloquee, ¿qué decir ante la ignorancia?
Aún retumba en mis oídos el sermón de mi marido ¿pero qué te creías que iba a pasar?, ¿no ves que todo sigue igual?
Eso sí, el Director of Rooms, muy educado él, agradece profundamente el feedback recibido. Seguro que no vuelve a pasar.
I encara que no et van dur una nevera de «Camping» amb pastilles congelades per a passar tota la reparació. 😉
No són gaire detallistes com pots veure…
Una abraçada.
Uno no sabe si reirse o llorar… Algo parecido me paso pero con un cortinero, lo areglaban y se volvia a caer, por que lo ponian en el mismo hoyo de la pared, el cual ya estaba inmenso… Yo les sugiero hacer un nuevo hoyo mas arriba o abajo, me dicen que no es necesario, que la solucion es que no abra o cierre la cortina, que asi ya no se va a caer… Plooop … Es parte del show de vivir en Qatar…
Saludos
Ahora me río, pero ponen mi paciencia al límite.
Supongo que habrás seguido su consejo y no se te ocurre abrir las cortinas ¿verdad? 😉
Creo que podemos escribir un libro sólo con anécdotas de este tipo: (yo) «la campana de la cocina está muy sucia» (housekeeper) «si la utilizas se ensucia».
Show must go on? jajajajajajajaja…
Saludos Marisel.
Esa respuesta casi supera la anecdota de la nevera!!
Patri, aquí hay anécdotas para escribir una saga más larga que la de Harry Potter, sólo que no cada día estoy de humor para contarlo 😉
Besines.
Buenos días Laura!
Descuelgo mi capa de Superman que tengo tras la puerta y te cuento: La escarcha que tienen las neveras es proporcional a la humedad de la atmosfera en la que esta! y en Qatar hay mucha humedad!. Cuando abres y cierras el congelador el aire que introduces en el congelador tiene partículas de agua suspendidas que se convierten en la escarcha… Conforme la escarcha se va acumulando, cada vez cierran peor las gomas y entonces la acumulación pasa a ser exponencial.
Te recomiendo lo siguiente (esta formula solo vale para neveras que no sean tuyas, porque perjudica la maquina… lo suyo es dejarla que se descongele poco a poco desenchufada). Como quitar la escarcha de un congelador que no es tuyo, qatari style!:
1/ Desenchufa la nevera y no la abras durante la hora que dura el proceso.
2/ Saca los cajones del congelador (Cajones enteros, no te preocupes de vaciarlos y ponlos en la bañera).
3/ Pilla una toalla y ponla cerca de la puerta del congelador para que lo que chorree no pase de hay. Hazte con una palangana a distancia de brazo para acumular los bloques de hilo que se desprenderán de las paredes (miedo le daría al mismísimo Titanic) y llama a la artillería pesada…
4/ Pilla el secador y enchufa el aire caliente a todo lo que da sobre el hielo de las paredes del congelador. Como precaución no toques los bloques mientras sostengas el secador (electricidad y agua no se llevan bien).
5/ Cuando veas que uno de los icebergs se va a desprender de la pared, suelta el secador lejos del agua y retíralo. Cuando te vuelvas a acercar con el secador en mano revisa que no estas pisando ningún charco (es mas sencillo de lo que parece).
6/ En una hora tienes el congelador limpio de escarcha y torpes.
A disfrutar! (la verdad es que yo me lo pasaba pipa haciéndolo!).
Acabo de descubrir que soy una chapada a la antigua, no sé qué me aterroriza más, si el Qatar Style o parecerme a mi madre!!!!
Un abrazo Diego.