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LAURA SARGANTANA

Coach Personal y Profesional, Equipos y Liderazgo

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¡Oh Madrid!

1 junio, 2017 / by Sargantana / 6 comentarios

Se dice que nuestro cerebro cumple con la función básica de asegurar nuestra supervivencia, y para ello es preciso acumular experiencias. A través de los sentidos grabamos estas vivencias en nuestra memoria justo en la manera en la que hemos experimentado todo lo vivido. Durante tres semanas he ido acumulando toda suerte de experiencias a través de la vista, el gusto, el tacto, el oído y el olfato, en Madrid.

Madrid es todo eso y más. Penetra en tu cuerpo y te seduce aunque no quieras. Sola o en compañía, Madrid te atrapa. Y este ha sido un viaje interior por y para los sentidos.

Sola o en compañía, Madrid te atrapa

Por el sonido de la máquina de café cuando te sientas de buena mañana en la barra del bar mientras hueles los churros aceitosos que te sirven en la mesa. Emocionada al ver la colección de tortillas desfilando bajo el cristal. Retroceder en el tiempo al oler el café recién hecho, café de bar y de barrio (abstenerse de las cafeterías céntricas sólo aptas para turistas ignorantes si no quieres decepcionarte, esperar media hora para que te atiendan y acabar comiéndote un churro que no sabe a nada porque has preferido dejarte llevar por la estética del lugar).

Retroceder en el tiempo al oler el café recién hecho

Pedir una caña y que te pongan una tapa es para que se te salten las lágrimas, y cuando pides la segunda te das cuenta de que no hacía falta pedir nada más de la carta para comer. Pero lo más es cuando vas a pagar y el camarero de turno te dice que «por tu sonrisa son dos euritos». Es perfectamente posible vivir a base de bares y cañas durante tres semanas, y puede que más.

Aunque si lo que se prefiere es comer sentado, nada mejor que obviar las guías y las arterias principales de la ciudad. Los mejores lugares son los que se esconden en los callejones, como el restaurante de menús para oficinistas madrileños castizos Terramundi, el menú a la carta de cocina de mercado en la Taberna La Carmencita o el más sofisticado y céntrico pero nada desdeñable La Primera.

Huevos fritos con jamón, chorizo, morcilla y patatas en Taberna La Carmencita.
Huevos fritos con jamón, chorizo, morcilla y patatas en Taberna La Carmencita.

Para honrar el típico desayuno madrileño no me importa hacer cola y compartir mesa con un grupo de coreanas que no paran de fotografiarse con los churros con chocolate, pero es que están realmente deliciosos en San Ginés. O tomarme un cocktail en el clásico bar Cock. Para algo más transgresor, una divertida cena en la calle onírica de Daviz  en STREETxo, quien se atreve hasta con la oreja de cerdo confitada en un formato fast food realmente recomendable.

Barra del Bar Cock
Barra del Bar Cock

Madrid es el kilómetro cero para el reencuentro. Primero con Antonia, recién llegada a Doha poco antes de mi partida y cuyos itinerarios se invirtieron, ella de México a Qatar y yo de Qatar acabé viviendo en México para encontrarnos dos años después en Madrid. Igual con Andrea, con quien compartí incontables cervezas belgas en los Happy Hours de los mejores hoteles para expatriados en Doha y nos reencontramos para tomar gin&tonics en una soleada terraza de Madrid. Comparto cena y mucho más con Ana y su familia, fiel compañera de vinos y viajes, desde Kenya y Tanzania pasando por Málaga, para lo bueno y para lo malo. Marta se convirtió en nuestro referente gastronómico en las antípodas, descubriéndonos las Fuel Burgers neozelandesas hasta el mejor lugar para comer croquetas en Auckland y, de nuevo, las mejores croquetas de Madrid en la Gastrocroquetería de Chema. Y como no podía ser de otra manera, nos reunimos con ella y con su futuro marido alrededor de una mesa para degustar una espectacular cocina fusión y para hacer honor, entre otras delicias, a su Toro natal.

Madrid es el km cero para el reencuentro

Amigos circunstanciales o amigos para siempre, una cosa queda muy clara: lo que vives en el extranjero, y más si es en territorio hostil, se vive más intensamente y de manera única.

Un tópico muy cierto: donde las noches se vuelven mañanas cuando los amigos se convierten en tu familia.
Un tópico muy cierto: donde las noches se vuelven mañanas cuando los amigos se convierten en tu familia.

Para alguien que ha pasado casi cuatro años en el extranjero (y fuera de Europa) lo que más aprecia (por este orden) es la comida, el alcohol barato y las aceras para caminar. Porque no recuerdo la última vez que caminé tanto. Madrid no sólo tiene aceras, sino también plazas y parques. Se puede caminar por las calles sin encontrar una palmera o una alcantarilla sin tapa que ponga en riesgo tu vida o que te obligue a bajarte de ella.

Pero Madrid también tiene tiendas, y cuántas tiendas. Lo que me causa más ansiedad no es el tráfico ni la contaminación, sino la cantidad de comercios juntos y la angustia por ser consciente de cómo se dispara mi neura consumista. Parece que Rubén Amón me hubiera estado vigilando estas tres semanas al escribir el indulto de esta semana dedicada los clientes de Primark:

Diría Umberto Eco que es el sueño del capitalismo perverso, personas consumiendo y controladas a la vez, como los atascos, una jaula de humanos, un rito masoquista que origina colas en los probadores, colas en las cajas y una histeria compulsiva que convierte nuestra especie, como decía Erich Fromm, en el homo consumens.

Gran Vía de Madrid
Gran Vía de Madrid

Madrid también tiene estaciones, como la de Atocha. Entro en la mítica terminal y me emociono al ver tanto orden y civilización. Todos los andenes con sus trenes perfectamente alineados, esperando su hora de salida, tan cumplidamente sincronizados. Sus usuarios haciendo cola en admirable fila india sin incidentes ni codazos y saliendo a la hora indicada. La gente se sienta en sus asientos, también perfectamente enumerados. Leen o duermen, suerte de vagón o la ventaja de viajar en la hora de la siesta o porque el hilo musical invita al descanso para las tres horas de viaje hacia el sur. Quienes hablan lo hacen sin molestar salvo la inevitable excepción de quien se cree estar en el salón de su casa campando a sus anchas. Es entonces cuando recuerdo los silencios de los transportes públicos nipones. Los paisajes despiertan recuerdos pasados, donde los campos de olivos y las amapolas primaverales sustituyen a las matas de coco. En momentos como este me pregunto cómo he podido acostumbrarme al caos más absoluto siendo yo la reencarnación del personaje Wall-e.

En momentos como este me pregunto cómo he podido acostumbrarme al caos más absoluto siendo yo la reencarnación del personaje Wall-e.

Imagen de la estación de Atocha en Madrid.
Imagen de la estación de Atocha en Madrid.

Como hago en todos mis viajes, cuido con mimo la elaboración de mi propia guía gracias a la aplicación MyMaps donde acumulo información y las recomendaciones de mis gurús/amigos gastronómicos y culturales. Y lo único que falla es el tiempo, porque a pesar de mis tres semanas en la capital de la Madre Patria, Madrid requiere toda una vida para disfrutarla y otra más para probar toda su oferta culinaria y visitar todos los museos y teatros de la capital.

"Sueño" de Andrés Lima.
«Sueño» de Andrés Lima.

Mis mayores logros, alimentando mi vanidad, se han dado en los museos. Tres años ya de carrera humanística a mis cuarenta y… han tenido que servir de algo. Así, he visitado por enésima vez las grandes colecciones de la ciudad y he descubierto otros como el fabuloso Museo Naval. Mi favorito sigue siendo el Prado desde que empiezo a entender a los maestros españoles Goya, Velázquez o Ribera, mis elegidos. No me canso de observar el irónico y satírico retrato goyesco de Fernando VII o la tristeza y desolación arrancándome el alma de El Perro, pinturas que no suscitan ningún interés entre los turistas por lo que me permito el lujo de disfrutarlas en soledad.

El perro, Goya (Museo del Prado)
El perro, Goya (Museo del Prado)

La mayoría de nosotros visitamos los mejores museos del mundo por el simple hecho de que forman parte de nuestro itinerario turístico

La mayoría de nosotros visitamos los mejores museos del mundo por el simple hecho de que forma parte de nuestro itinerario turístico, pasando más tiempo en sus tiendas y cafeterías que en el deleite de las grandes obras de arte que cuelgan de sus paredes. Y no es una crítica sino una realidad por la falta de educación cultural que recibimos en nuestras escuelas y familias. Por ello admiro a los educadores que sientan a grupos de 20 niños para hacerles entender y amar el arte a través de divertidas explicaciones y juegos educativos frente Las Meninas de Velázquez o ante el gran retrato real de la familia de Felipe V de Van Loo. Por educación no me siento en el suelo junto a los niños, pero juego como ellos a identificar las bandas reales, las pelucas de la familia real y los detalles de su vestuario. Me pongo los anteojos para observar la cara del monarca Carlos III y juego a diferenciar los retratos de los diferentes reyes por parte de los diferentes artistas. Lección aprendida, saborear el arte está al alcance de todos.

La familia de Felipe V, Van Loo (Museo del Prado)
La familia de Felipe V, Van Loo (Museo del Prado)

Y cómo no, se me caen las lágrimas cuando entro en cualquier supermercado de la ciudad. Largos pasillos con los mejores caldos y deliciosas viandas nacionales. Cómo es posible poder elegir entre jamón de jabugo, de Córdoba, de Granada, de Teruel o de Salamanca. Y las anchoas, quesos, carnes, frutas y verduras, vinos de todo tipo, tamaño y precio. Puedes elegir, que no es lo mismo que hacer la compra para llevarte lo que encuentres teniendo en cuenta las roturas de stock que te obligan a llevarte los seis tetra-bricks de caldo de pollo porque no sabes cuándo volverás a encontrarlo.

Otro hecho curioso es entrar a comprar jamón para llevarme unos sobres envasados al vacío (escondido en la maleta entre las bragas por aquello de que no me lo requisen al entrar en Dominicana) y descubrir que hay que ir con el cuchillo entre los dientes porque los chinos se llevan los preciados jabugos como si los regalaran. Por Dios, si a los chinos les da por comer jamón ¡no va a haber cerdo para todos!

Si a los chinos les da por comer jamón ¡no va a haber cerdo para todos!

Aunque no soy carnívora, el jamón merece un capítulo a parte.
Aunque no soy carnívora, el jamón merece un capítulo a parte.

Pero Madrid también es un hervidero de gentes de todas partes, la Puerta del Sol no es más que una deformada caricatura de sí misma. Las calles destilan hedor y la mala educación de unos muchos te lleva a preguntarte por la decadencia humana. Las calles no están sucias por casualidad. Parece que se ha quedado atrás el respeto por el espacio y andas sorteando caminantes que creen vivir en el salón de su casa sin entender lo que significa compartir el espacio urbano y convivir en sociedad. Será que me estoy haciendo mayor o que la mezcla de culturas hace cada vez más difícil la armonía social. Me cuesta mantener la calma cuando siento que la gente ya no respeta el espacio vital ni entiende lo que es el respeto hacia los demás seres humanos. Se hace difícil mirar hacia otro lado cuando tropiezas con mendigos en cada portal, y se hace incómodo pasear cuando en cada esquina alguien intenta venderte algo o quebrar tu corazón para realizar todo tipo de donaciones. Me parece del todo paradójico preocuparse por los refugiados sirios cuando a sus pies alguien pide limosna para comer. Pero si algo he aprendido durante los últimos años es que lo que sucede en Madrid ocurre en cualquier otro lugar del mundo.

Pintura de Antonio López.
Pintura de Antonio López.

Sin embargo, y a pesar de la muchedumbre, de haber estado presente -sin quererlo y siendo culé– en la celebración de la liga merengue, de los kilos de más que aún me saben a gloria y de acabar con una cuenta bancaria raquítica, les digo a todos que no tengo ninguna prisa por regresar a casa, porque Madrid bien merece toda una vida.

Allá donde se cruzan los caminos, donde el mar no se puede concebir, donde regresa siempre el fugitivo, pongamos que hablo de Madrid (Joaquín Sabina).

 

Publicado en: Viajes Etiquetado como: Costumbres, cultura, España, turismo, viajar

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Comentarios

  1. Angela dice

    1 junio, 2017 a las 11:27

    Hola guapa ya veo que has venido a disfrutar de una de mis ciudades favoritas, porque «de Madrid al cielo» y para nosotros los de provincias (como decimos por castilla) es «el foro» y por ende el lugar donde todo sucede, lo bueno y lo malo, pero yo me quedo con lo bueno. Noches gloriosas por los bares de Malasaña o del 2 de mayo. El disfrute de imnumerables comidas en el barrio de los Austrias por ejemplo en Cava baja o Cava alta y como no, los paseos relajantes y fantásticos en cualquier epoca del año por el Retiro (ahora más si cabe pues esta la feria del libro)donde además de pasear puedes ver numerosos espectaculos callejeros o disfrutar de la única escultura que existe del angel caido.Cuanto echo de menos esas escapaditas desde mi ciudad natal a ver los musicales de la gran vía o a disfrutar del teatro.Si y también de sus tiendas,grandes y pequeñas….
    Bueno que aunque estoy mas cerca que tú también la echo de menos.
    Te deseo lo mejor y a ver si algún día conseguimos volver a vernos y disfrutar de una buena cenita
    Besos desde Menorca

    Responder
    • sargantana dice

      1 junio, 2017 a las 14:44

      Angela, qué alegría leerte por aquí 🙂
      Has sido un orgasmos para los sentidos en toda regla, especialmente porque cuanto más lejos estás más aprecias lo que dejaste. No es por comparar, pero la experiencia sirve para apreciar lo que tenemos en uno y otro lugar, porque todo no se puede tener.
      Por cierto, justo tuve la suerte de coincidir con la feria del libro el viernes pasado caminando por el Retiro ¡me lo pasé de lo lindo!
      No dudes que volveremos a vernos, sea en Madrid o en Menorca ¡una mallorquina siempre vuelve a su isla!
      Besines caribeños xx

      Responder
  2. Jesús dice

    1 junio, 2017 a las 15:50

    Gracias Laura por hablar así de mi pueblo. En algún momento de la vida espero encontrarnos en él para enseñarte los caminos que recorren la vieja pradera de San Isidro.
    Y como decíamos en los años de la movida madrileña. Madriz me mata.

    Responder
    • sargantana dice

      1 junio, 2017 a las 16:22

      Es un honor que a un madrileño le haya gustado mi retrato. Cuenta conmigo para dar ese paseo ¿antes o después de comer? 😉
      ¡MadriZ es lo mássssss!!!!
      Un abrazo.

      Responder
  3. Ainhoa dice

    2 junio, 2017 a las 00:07

    ¡ Impresionante Laura!. Me has dejado alucinada de las cosas tan bonitas que has dicho de Madrid, mi Madrid. Da igual de que provincia, país o parte del mundo vengas, Madrid siempre está despierta y recibe a todo el mundo con los brazos abiertos.
    Un besazo y nos vemos el finde que viene…. en Madrid 😉

    Responder
    • sargantana dice

      2 junio, 2017 a las 15:06

      Mil gracias Ainhoa, y mil gracias al taller de PNL que me dejó claro que todo lo que registramos en nuestra memoria es tal y como lo vivimos a través de las sensaciones. Y ya ves que yo soy muy del gusto, jajajajajajajaja!!!!
      No es menos cierto que una debe estar receptiva a que le pasen cosas y si, como bien dices, Madrid está despierta para recibirnos con los brazos abierto ¡pan comido!
      Un honor que te haya gustado mi retrato de Madrid y aún más haberte conocido. Nos vemos la semana que viene 😉
      Bssss

      Responder

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