
Después del comentado post 12 frases que un expatriado no quiere volver a oír, lo prometido es deuda, ha llegado la segunda parte más vuestra que nunca. Vaya por delante que es una recopilación de las que me quedaron en el tintero y otras muchas experiencias vuestras que recojo en vuestro nombre y muchos nombres que no consigo recordar porque fueron muchas las aportaciones, pido disculpas por adelantado. Especialmente dedicado a las que seguís viajando por el mundo con vuestros hijos, por si no fuera suficiente la aventura del expatriado.
1_Pobres, haber tenido que iros ¡con lo bien que se vive en aquí!
Nadie, absolutamente nadie puede comprender que puedas estar mejor que en tu casa, ya no te digo nada cuando eres de Mallorca, el mejor lugar del mundo para vivir. Y una aprieta los dientes mientras se repite como un mantra “hold your horses, hold your horses…”
Pero al final es inevitable, te pillan en un mal día y explotas cuando la frase viene acompañada de “seguro que ya tenéis ganas de volver”. La respuesta sin filtro es: «mira, sin acritud, me he ido primero porque he querido y segundo porque he podido ¿y volver? ¿a dónde? ¿acaso no quisieras estar tú en mi lugar????»
Ves, hoy es uno de estos días, en los que no he podido detener a los caballos (Antonia)
2_¡Qué suerte tienes! Sí, me ha tocado en una tómbola
¿No te lo había contado? Pues eso, que el verano pasado me fui a las fiestas del pueblo por no hacerle un feo a mi madre, siempre con la misma cantinela, que hija, si es que nunca te vemos el pelo y tus abuelos te quieren ver. Y nada, a la feria que me fui con mis sobrinos y por ver si me tocaba una muñeca chochona compré unos boletos a la gitana. Y mira tú por dónde que gané un billete para irme a las antípodas. Que es que no se puede tener más suerte porque es justo lo que más ilusión me hacía. Y yo que pensaba que los feriantes estos tenían los premios trucados.
3_¿Te vas a vivir a Nueva Zelanda? Qué bien, con los canguros y los koalas
No señora, eso es Australia, ellos son los que tienen canguros y koalas. Sí, estoy segura, los he visto. En Nueva Zelanda dicen que tienen kiwis, que ciertamente no los he visto nunca, pero no, no son kiwis de comer. Que sí, que también tienen y están muy ricos, pero yo hablo de los kiwis, esos pájaros en vías de extinción que no vuelan. No, o sea, son pájaros pero no vuelan porque no tienen alas. Mire señora, deje lo de los kiwis, pero no, en Nueva Zelanda no hay canguros y tampoco koalas, que me deje Usted en paz.
4_Qué egoísta eres que abandonas a tu familia
Cuando asomas tu cabeza en la sala del paritorio se ve que en lugar de darte una palmadita para que llores y así asegurarte la supervivencia en este mundo, lo que en realidad haces es firmar un documento según el cual no puedes romper, bajo ningún concepto, el cordón umbilical con tu familia.
Cómo te atreves a liarte la manta a la cabeza y abandonar a tu familia, tu madre que te ha parido, tu padre que te ha criado, tus hermanos que te adoran. Y una se pregunta, que vamos a ver, que si tanto me quieren se alegrarán de mi felicidad allá donde esté ¿no? Además, aún no tengo el súper poder de teletransportarme cada vez que se organiza un evento familiar o alguien pilla un resfriado. O peor aún, no te atrevas a disfrutar de tus vacaciones sin pasar por casa, porque tus vacaciones son para eso, para regresar a casa y realizar la maratón de visitas y comilonas.
5_¿Vendrás en Navidad, no?
Como si pudiera pedir vacaciones en Navidad en un país como Qatar o Dubai donde, curiosamente, no se celebra la Navidad. O subirme a un avión en Auckland, plantarme en casa para regresar al cabo de una semana, con lo cual me he gastado el sueldo de tres meses, he pasado cuatro días viajando y tres en casa. No te llega para quedarte hasta Año Nuevo y encima cuando regresas a Nueva Zelanda has perdido un día de tu vida porque resulta que allí viven en el futuro. Y no es que sea mejor si vives en el Caribe y vives del turismo, porque cómo le explicas a tu familia que justo en Navidad estás en plena temporada alta.
Además, las Navidades se me antojan las peores fechas para ir de visita a casa. Todo son comidas familiares, con lo que huecos para quedar con tus amigos o para seguir engullendo es misión imposible. Prefiero ir en verano, disfrutar de los días largos y los atardeceres en la playa y las cenitas en las terrazas de siempre.
No mamá, lo siento pero este año tampoco voy a ir en Navidad.
6_El drama de los abuelos y el chantaje emocional
Despedidas en los aeropuertos tan indescriptibles como descorazonadoras. Por un lado los abuelos dirigiéndose a tus hijos como si tú no estuvieras ahí de pie de cuerpo presenta soltando perlas como: «qué pena que ya os vayáis, con lo bien que estáis aquí. Los abuelos se van a quedar hechos polvo. Dile a tu madre que os buscamos colegio aquí».
¿Se puede ser más cruel? Pero el apoyo emocional de los abuelos sigue «¿cómo les puedes hacer esto a tus hijos? ¿y no te preocupa que tus hijos no tengan arraigo?«. Como si estar con sus padres no fuera suficiente. Y claro, qué les vas a decir a tus padres (ni te digo si son los suegros) que después se pasan todo el año apenados hasta que los nietos vuelvan porque piensan que te los has llevado al matadero.
7_ Ahora que se han ido tus hijos, irás tú detrás
Pero vamos a ver, primero que mis hijos harán su vida y yo tengo la mía, una vez que se han ido no vuelven al nido ni yo quiero que lo hagan, es su momento de explorar el mundo. Y segundo, cuando abrí la cuenta con 40 millones de euros se me olvidó dónde puse la chequera, así que tengo que seguir trabajando hasta que pueda. (Mayte)
8_Si tú solo eres una mamá que no hace nada en todo el día y sólo toma el sol debajo de una palmerita
Pero vamos a ver, que mi vida sea un trajín de ahora para acá, ahora para allá porque ahora el trabajo de mi marido está en Qatar, ahora en Singapur, ahora otra vez en Qatar, pero mañana en Dubai y pasado en Abu Dhabi no significa que yo no tenga nada más que hacer que tumbarme debajo de una palmera esperando a que mi hija salga del cole (Flora).
Qué manía, oye, de imaginarse uno lo que le gustaría que fuera su vida reflejada en la de los demás. Como si no fuera ya de por sí un ajetreo vivir con la casa a cuestas y meterlo todo en cuatro maletas.
Las parejas no sólo somos los riñones de la familia que lo filtramos todo, sino que nadie nos apoya, nadie nos entiende ni nos da valor, somos la puta columna vertebral para que el barco familiar no se hunda y, aunque nos da la vida, agota, ¿eh?
Así que cuando me tiro debajo de una palmera con una piña colada me digo ¡me lo he ganado a pulso! (Flora, Helga y Laura)
9_ ¿Estarás contenta por volver, no?
Manía que tiene la gente con presuponer tu estado de ánimo. Esperan de ti una cara de inmensa felicidad y lo cierto es que igual no entraba en tus planes volver a casa. Y encima, cuando lo haces, te sientes extraña en tu propio hogar, no compartes el mismo patriotismo que cuando te fuiste, o vuelves y descubres que no tienes nada en común con la mitad de tu pandilla. Y tú con cara de póquer mientras por dentro piensas “si yo te contara…”. (Yolanda, Helga)
10_ Tu tranquila, que los niños son esponjas
El top one de las que tenemos niños y tú en un sin vivir porque ves el primer día de cole que tu hijo no se entera nada de nada porque hablan en otro idioma. Súmale que son pequeños y necesitan hacer amigos como sea, lo cual no sucede así de repente. Y eso de que “los niños se adaptan en seguida “ como si no fueran personas. Que vamos a ver si lo entendemos, que lo pasan igual de mal que los adultos cuando llegas. Y una debe estar atenta a cualquier señal o cambio físico o anímico que experimenten.
Explicarle a mi hija que no, que no podemos comprarnos una casa y que no se puede llevar todos los juguetes a su nuevo hogar, que ya si eso hará nuevos amigos en el cole nuevo y que tendrá otros juguetes.
Además, cuando una es madre sufre por sus hijos, por muy esponjitas que sean necesitan su tiempo de adaptación ¿Dónde demonios está esa palmera? (Helga y Flora)
11_ ¡Pero qué bien vives!!!
Da igual donde vivas, pero circula por ahí un manual tipo “El libro Gordo de Petete” según el cual hay mensaje para todos. Si vives en el Caribe ya se sabe que no se trabaja, pues te pasas todo el día debajo de una palmera tomando piñas coladas, y sólo te levantas para bailar una bachata o un merengue, según se tercie.
Si vives en Dubai piensan que eres millonario, como que los billetes crecen en las esquinas de las calles de UAE. Y si vives en Qatar vas a las fiestas de los jeques. Eso me pasó cuando me compré el vestido de novia un mes antes de mudarme -porque me casé para poder mudarme, esa otra- y dije “no sé si debo comprarme un vestido tan caro, porque para llevarlo sólo una vez no me vale la pena” a lo que la resabiada vendedora contestó “¿no te vas a vivir a Qatar? Llévatelo, tíñelo de rojo y tendrás un fabuloso vestido para las fiestas de los jeques árabes”. Y me lo creí, ¿en qué estaría yo pensando?
Por lo visto, vivir en el extranjero ya te convierte en la rica de la familia automáticamente.
12_ Tú, hija, no va a tener jamás amigos de los de toda la vida
Vamos por partes, no te digo yo que no, que hacer amigos cuesta. Además, para cuando has conseguido, después de un año, tener tu grupito de amigas con las que poder salir y sentirte un animal social puede que ellas o tú os volváis a mudar. Pero una cosa te digo mamá, tendré amigos repartidos por todo el mundo mundial y de todas las nacionalidades y de todos los colores y sabores ¿qué hay de malo en eso? (Flora)
13_ ¡Pero si estás más rellenita!
Sí, bueno, verás, es que hace dos meses que he parido. O frases del tipo, “te veo más mayor” cuando hace casi 16 años qué te has ido. Como si expatriarte te diera poderes sobrenaturales para conservarte en formol y al salir de España hubieses dejado de envejecer (o de crecer, más bien diría yo) (Flora)
¡Hola! ya no tengo 20 y pocos pero casi 40. Ya no soy la misma que ves en la foto del instituto. Por cierto, yo a ti también te veo más envejecida, vaya, parece ser que el tiempo pasa para todas.
14_ ¿Cómo te atreves siendo mujer irte a vivir a un país árabe?
En realidad esta frase tiene mil variantes, porque decir país árabe es lo más correcto antes que confundir Qatar con Dubai o Arabia Saudí con Irán. No culpamos a quienes no lo tienen claro con la geografía, que conste. Pero si no sabes, para qué hablas.
Por supuesto, dependiendo del destino te caen algunas perlas muy majas “pero ¿sales con el Burka, no?”, aunque vivas en Dubai.
O tipo “¿os vais a Qatar? ¿sabes que no podrás trabajar por ser mujer?» Mmmm… Vaya, pues (aunque no sea cierto) igual no es mala idea ¡puedo vivir con la tarjeta Visa Oro de su hijo!, tampoco vamos a montar un drama por esto.
«¿Y cómo vas a vivir si no puedes conducir?». Creo que eso es en Saudí señora, pero bueno, está todo cerca ¿no? (todas las que nos hemos mudado alguna vez a un país árabe)
15_ Estoy sufriendo mucho por ti
“Muchos días no puedo dormir…”, “veo las noticias y estás tan lejos…”, “abandonaste a la familia…” Bueno, tampoco veo que me llames si dices que no duermes porque estás tan preocupada.
Es con lo que cargamos día tras día. Sólo nosotros y quienes están en el camino realmente comprenden qué nos motiva y por qué hacemos lo que hacemos. Pero vamos, que no pido palmaditas en la espalda, que con no ponerme piedras en el camino yo me conformo ¿eh? (una fiel lectora cuyo nombre no consigo recordar, disculpas)
16_Hace un mes que no me llamas
Sin duda la guinda del pastel. Vamos a ver, desde cuando se asume qué tú eres el que llama y debes mantener siempre el contacto. ¿Acaso Skype sólo funciona para recibir llamadas? ¿Será que es imposible llamar al exterior? ¿será que no es gratis? “No me has llamado en 4 años”, pero recuerdo que te llamé los primeros 12 meses y la culpa de que hayamos perdido el contacto es mía y sólo mía (Flora).
Vamos a ver que me organice: mis padres, los abuelos, los hermanos, los sobrinos, los amigos… Haciendo cálculos, así por encima, me tengo que planificar una llamada al día para que la rueda se pueda repetir una vez al mes y que nadie se enfade ni me eche en cara que no llamo.
Pero ojo, he de tener en cuenta la diferencia horaria, las jornadas laborales de cada uno y las horas en las que no se les puede llamar porque están comiendo, en el gimnasio o viendo el partido de fútbol.
Oye, que ya si eso, digo yo que quien quiera saber de mi que me llame cuando le de la gana. Aunque sólo falta que les de por marcar y no esté yo disponible. Eso es un sinvivir.
Esta vida del expatriado está llena de altibajos y de unas emociones tan intensas que merece la pena vivirlas. Yo creo que sin este blog estaría ya en le manicomio. Gracias por compartir vuestras experiencias, algunas mías y siempre vuestras.
Deja una respuesta