
Hay veces que no sabes muy bien por qué llegas al corazón de la gente cuando en realidad lo único que has hecho ha sido vomitar todo aquello que fluye en tu cabeza. Adopté hace un tiempo la máxima de “dar forma a las ideas” como un ejercicio de hacer realidad mis sueños, y una de mis herramientas favoritas es decir con palabras lo que pienso. Escribir, hablar, cantar o dibujar, todo vale, es cuestión de expresar todo ese flujo de caos interno, sacarlo hacia fuera y descubrir que no somos únicos en el sentido de que somos muchos los que compartimos experiencias y una manera alternativa de entender la vida. Es como ir al psicólogo o hablar por teléfono con tu mejor amiga, el simple hecho de decir en voz alta lo que piensas ya ordena y aclara las ideas.
Y eso fue lo que hice hace sólo una semana, contar desde una perspectiva personal la vida de lo que es ser una mujer expatriada. Y cuál es mi sorpresa cuando descubro que casi tres mil personas han leído y compartido mis desventuras con las suyas. Ya no es sólo una cuestión de orgullo o vanidad, es un aliento para continuar con un estilo de vida en el que unánimemente todas nos sentimos identificadas. Como siempre, y quizás más que nunca, me ha servido para reflexionar a partir de los comentarios de otras mujeres que, como yo, un día agarraron maleta, solas o en familia, en busca de otra manera de hacer las cosas. Leyendo y releyendo todas y cada una de las intervenciones, esta mañana he llegado a algunas conclusiones que me permito el lujo de compartir.
1._ No es una cuestión de suerte, es un cúmulo de decisiones. No hay duda de que somos conscientes que nada nos ha venido regalado. Nadie nunca tocó a nuestra puerta mientras estábamos cómodamente sentadas en el sofá de casa con un billete de ida adornado con un lazo rosa. Uno de los momentos más duros de la vida de expatriado es precisamente ése en el que tienes que tomar la decisión. En mi caso particular lo recuerdo como el más emocionante, porque no dejas de imaginarte cómo será tu vida a partir del momento en que cierres la puerta de tu casa, y se agolpan tantas emociones como incertidumbres. El miedo paraliza tus piernas pensando en todo lo que dejas atrás porque para ganar algo tienes que sacrificar otras muchas cosas, pero es, al mismo tiempo, lo que te hace disfrutar del momento ¿cansada de la rutina? A partir de ahora no vas a tener tiempo para aburrirte porque nunca va a haber dos días iguales y tu vida va a parecer una carrera contrarreloj.

2._ La felicidad es una actitud. Siempre me acuerdo de las palabras de Emilio Duró hablando sobre las personas que creen atraer la mala suerte, que toda la mierda del universo cae siempre sobre ellos. No se trata de un magnetismo negativo, se trata de actitud. Sin duda nadie debería emprender un proyecto de vida sin una buena predisposición. Algo que parece tan obvio y que aparentemente no parece digno de atención es, en mi humilde opinión, la clave del éxito: una actitud ganadora ante la vida, la seguridad de que no habrá nada que no se pueda superar, la conciencia de que va a haber muchos momentos de decepción, de soledad y de tristeza. Pero ante todas las cosas tiene que primar la motivación y tener la mente abierta para aprender otras culturas y formas de vida. En este viaje no hay que esperar a encontrar a un guía que nos ayude a tomar decisiones, hay que partir de la base que nos vamos a enfrentar a una aventura incierta y que debemos valernos por nosotras mismas. Con una actitud positiva ante la vida es imposible que algo salga mal.

3._ Soledad no es lo mismo que solitud. Una de las cosas que más pesan en la balanza de los “contras” es no tener a la familia y a los amigos cerca y saber que, quizás por primera vez en la vida, vamos a estar solos. La parte buena de iniciar el nuevo proyecto de vida es que la soledad, elegida voluntariamente, nos permite concentrarnos en nosotros mismos, un lujo que no siempre ha sido bien valorado. Como dice Amparo, la soledad llega a convertirse en tu mejor compañera, porque no te juzga ni te envidia. Tener tiempo para reflexionar a cerca de quiénes somos, cuál va a ser nuestro proyecto de vida, hacia dónde queremos ir y cuánto estamos dispuestos a aprender. Lamentablemente pocas veces fui consciente de lo importante que era este paso para crecer como persona, y no fue hasta encontrarme sola de verdad en un lugar extraño que no advertí lo mucho que lo necesitaba. No tener a tus seres queridos cerca te obliga a establecer nuevas relaciones, segundo paso en el mundo de los expatriados. Hay que obligarse a socializarse para no dejarse caer en la solitud, y ni que decir tiene que la generosidad fuera de los círculos de confort se escribe en mayúsculas. La calidad humana que he encontrado a lo largo y ancho de este mundo no tiene límites. Un chute de optimismo que me alegra cualquier tarde que podría haber sido perfectamente gris.
4._ Cuando te sientes identificado con los demás. La terapia más sana y económica: compartir experiencias. Del mismo modo que la felicidad es una actitud, socializarse y no tener miedo a hablar permite darnos cuenta que lo que nos pasa no nos ocurre únicamente a nosotros. Mi mayor logro fue empezar a desnudarme a través de este blog, porque no sólo me ha permitido conocer a gente realmente estupenda y otras historias inspiradoras, sino que me acerca a la realidad. Es natural sentir frustración cuando intentas contar a los tuyos tu día a día o tus preocupaciones y percibes que no están entendiendo nada de lo que dices. Puedes llegar a sentir un vacío doloroso que te lleve a pensar que quizás has perdido perspectiva, puede hacerte dudar de si estás haciendo lo correcto, puedes llegar a plantearte si estar lejos de casa te va a alejar sentimentalmente de tus viejos amigos. Te da miedo contarles lo que sientes porque temes perderlos y te planteas si tu mundo es real. Es una tendencia humana natural querer ser el centro del mundo, y no pasa nada cuando compartes día a día confidencias con tus seres queridos. Un día por ti otro día por mi. Pero cuando nos separa la distancia y las conversaciones se limitan a un día por semana por Skype o a conversaciones vía whatsapp, entonces cada uno se siente el centro del universo cuando en realidad sólo somos el centro de nuestro propio mundo, no del de los demás. Es como cuando tu mejor amiga tiene un bebé y sus prioridades cambian; así ocurre cuando vives fuera, tu mundo ha cambiado y no sabes cómo expresar que relativizas cosas que antes te quitaban el sueño al mismo tiempo que los otros relativizan los problemas que ahora tienes tú porque en el fondo sienten que vives en unas eternas vacaciones. Nada mejor que compartir para darte cuenta que no es tan grave, que a todos nos pasa lo mismo. Nos cansamos de explicar cómo es nuestra vida, o no contamos según qué por no ofender, nos preocupa ser políticamente correctos al mismo tiempo que necesitamos que nos escuchen y nos comprendan, pero quizás haya más interlocutores. Cómo pretender que nos entiendan cuando no están ni han estado en nuestra piel. Por fin he comprendido que el regalo más preciado que un amigo nos puede hacer es que nos apoyen en nuestras decisiones, aunque no que nos entiendan, o que te esperen en el aeropuerto cada vez que llegas de visita o te preparen una fiesta de despedida cada vez que te vas. Porque una verdadera amistad está ahí devotamente, aunque nunca sepan cuándo volverán a verte.

5._ Madre, sólo hay una. Su apoyo es incondicional, sufren en silencio y no tenemos derecho a pedirles más. Otro punto que cuesta aceptar. Como me explicaba Virginia hace unos días: cómo pretendes que nos vean con nuestras gafas si llevan toda una vida viendo el mundo con las suyas. Quiénes somos nosotras para cambiarles los cristales después de toda una vida llena de sacrificios. Suficiente hacen con apoyarnos en la distancia aunque no entiendan nada de lo que hagamos. Sin duda, el consejo del año. Buscamos consuelo cuando las cosas se tuercen, pero quizás somos nosotras los que debamos consolar a unas madres que querrían vernos todos los días y lamentan nuestra ausencia, o la de los nietos que apenas las reconocen sin que reparemos en ello.
6._ ¿¿Envidia?? No estamos de vacaciones. Igual que nuestras madres, también sufrimos cuando la familia se reúne para comer un domingo, se satura el whatsapp con las fotos de la paella y tú no estás. Igual pasa con los amigos, celebrando siempre algún acontecimiento como que por fin llegó el viernes, porque en mi entorno todo es celebrable. Lamentas en la distancia perderte la boda de un amigo, los cumpleaños, las cenas de chicas, los días de playa, los gin&tonics, los afterwork, notar que tus sobrinos se hacen mayores, que los más pequeños apenas te reconocen, y tantas otras cosas en las que intentarnos no recrearnos para no hacer más sangre. Somos conscientes que a la vuelta nada será exactamente como lo dejamos. Todos cambiamos y es natural descubrir que la distancia ha estado allí a pesar de las redes tecnológicas. Aún hoy no se ha inventado nada que sustituya el calor humano. Por otro lado, a modo de compensación, la distancia nos permite descubrir quiénes son de verdad nuestros amigos, lo que siguen ahí a pesar de la distancia porque su amor es tan incondicional que no permiten que les venza la pereza. Como siempre, es una cuestión de actitud, sólo hay que ver el lado bueno de las cosas.

7._ Nos reinventamos. Después de casi tres años deambulando por el mundo todavía no me he encontrado a nadie que se haya arrepentido de la decisión que tomó en su día. La mayoría de nosotros sentimos que a pesar de la carrera de obstáculos que supone llevar una vida nómada, compensa. Tenemos la oportunidad de vivir experiencias que jamás tendríamos en nuestros lugares de origen, conocemos gentes de nacionalidades diversas, probamos diferentes gastronomías y nos sorprendemos con nuevos sabores, nos enfrentamos a retos nuevos todos los días y todo ello, aunque requiera esfuerzo, nos aporta experiencias vitales que no tendríamos ni aprenderíamos en los libros. Lo más maravilloso es encontrar a cientos de jóvenes que se han ido por necesidad, por falta de ofertas laborales en su país sin miedo a un mundo competitivo al que se lanzan al vacío sin arnés que los proteja si se caen. Sencillamente porque las ganas de comerse el mundo hace que se vuelvan a levantar. Otro arquetipo que me fascina es de las mujeres con hijos que no ven impedimento alguno en viajar con mochila, todo lo contrario. Son mujeres que en lugar de hiper-proteger a sus retoños dejan su egoísmo a un lado y creen firmemente que les están dando una oportunidad que ellas nunca tuvieron: abrir sus mentes. No sólo aprenderán idiomas y serán trilingües sin pestañear, sino que vivirán experiencias que los hará más fuertes y más audaces ante la vida. Y finalmente, me encanta conocer a esas parejas que, ya pasada la cincuentena, deciden que la vida es mucho más que partirse el lomo por un sueldo que se va en impuestos, facturas y universidades. Son esas personas que lejos de amilanarse por la edad tienen más energía y valentía de la que yo tendré nunca, los que ya con los hijos mayores de edad deciden que es hora de recuperar su vida y a disfrutarla, ahorros en mano, y a recorrer mundo ¿quién dijo miedo?

Así que éste es un post de agradecimiento a todos por compartir vuestras experiencias y desnudaros un poquito cada jueves porque alienta para seguir esta aventura que es la vida. Como dijo el escritor Avel·lí Artís Gener, nunca hay caminos cerrados o sin salida, abrirlos depende de nosotros mismos.
(*) Ilustraciones de Pco.arte CargoCollective (Pedro Carmona Ortegón)
Expatriados anonimos es un post excelente. No veo mejor manera de expresar una forma de entender la vida. Y mas que eso, de vivirla. Es un camino dificil. Abrimos puertas tras cerrar otras.Con lo que eso cuesta!. Somos valientes y fuertes pero no ajenos a desanimos y miedos. Pero seguimos adelante … gracias por tus posts …siempre ayudan !!
Gracias Luis Miguel, la vida es una carrera de obstáculos, en cualquier lugar del mundo y desde todas las posiciones. Me apetecía reivindicar el camino del expatriado (aunque sólo pueda hacerlo desde mi perspectiva). Fuera prejuicios, fuera arquetipos idílicos, con todo lo bueno y lo malo, merece la pena el camino. Ya sabes, la felicidad no está en el destino… 😉
Besos,
Laura.
Que fantastico tu post!!
Me fui ‘de viaje’ y nunca miré atrás. Empezar algo nuevo, una VIDA nueva es un arte. y con un libro de páginas en blanco, no se puede llenar a menos que tengas la actitud que describes.
Gracias por recordarme que mis decisiones fueron buenas!!
Jen
Nuestras decisiones siempre son buenas desde el momento que las tomamos nosotros mismos y no dejamos que nadie las tome por nosotros. Creo que nunca hay decisiones equivocadas, sino alternativas. Y si el camino elegido no nos gusta, a por otro ¿no?
Por una vida en la que siempre haya cosas por escribir, será que seguimos vivas, y tú por partida doble 😉
Un beso enoooooorme y ¡disfruta tu momento!!!!
Laura.
Seré breve: mola tu post.
Besos.
P.D.: los hombres también lloran.
🙂
Bravo por la honestidad Juan, claro que sí ¿y qué?
No me canso de repetir ¡fuera prejuicios!!!
Gracias amigo, siempre al pie del cañón 😉
Simplemente GENIAL !!
Muchas gracias Susana, todas ponemos nuestro granito de arena 😉
Expresarse online es tres mil veces mejor que ir al psicólogo. Se te atasca el inbox con montones de comentarios, recomendaciones, reflexiones, y hasta chistes te llegan sin horarios ni honorarios, jajaja a veces hasta tu mejor amiga se queda sin wifi y uno no puede esperar otras muchas horas de diferencia horaria para contar algo.
Desventura no, más bien aventura como la vida misma!
Cerrar la puerta de tu casa la 1era vez que te vas es duro, pero cerrarla cada vez que puedes ir de vacaciones o te embarcas en un nuevo destino es DURÍSIMO, ya sabes lo que te espera del otro lado.
Rutina? Como le explicas a tus amigas Cuando se quejan de la rutina que a ti hace rato se te olvido lo que significaba esa palabra, creo que ni cuándo vuelvas a ser repatriado la volverás a utilizar. La vida nos ha cambiado para siempre.
Hasta para hacerse el desayuno hay que mantener siempre una actitud positiva y todo fluye durante el día, claro a veces te topas con algún vampiro en el camino que te chupa no sólo tu energía si no tu paciencia, humor y buenos modales, a esos hay que sacarlos rápido de circulación.
La soledad tiene 2 caras, una que te aterra y otra que terminas echando de menos, incluso cuando estás con los más tuyos. Por lo menos a mi me suele pasar más a menudo la 2da cara que la primera. Hay que buscar el balance como en las dietas, ni mucho ni poco si no la dosis necesaria.
Compartir experiencias online es una maravilla, se te quitan tantos miedos de hablar y contar cosas que cuando vuelves al mundo real te das cuenta que eres el que mejor escucha a los demás, ya no tienes esas ansias por hablar y contar como son los otros mundos. Aquí debo agradecer nuevamente haber encontrado tu blog! Qué suerte es leerte.
Al salir de tu país te surge el efecto esponja, absorción máxima de conocimiento, culturas, experiencias, trancazos, gentes, colores, olores y sabores, eso solo lo sabemos los que llevamos sello de expat en la frente.
Voy tarde en la lectura pero ya me pongo con la siguiente terapia, que digo, post…
Hola Amparo, sin duda es la mejor terapia, la más sana y la más barata 😉
Personalmente me sirve para conocer otros expatriados alrededor del mundo y es muy gratificante. Lamentablemente quien no ha salido de su círculo de seguridad no alcanza a entenderte y me ha costado casi tres años darme cuenta que es una batalla perdida intentar que amigos o familiares comprendan por qué a veces tenemos un mal día y que no vivimos en unas eternas vacaciones, por eso me alegra contactar con otras personas con las que puedo hablar el mismo idioma. No sólo reconforta, sino que nos ayuda a todos a superar algunos miedos o nos da otras perspectivas de las cosas. Así que te animo a ponerte al día y a seguir participando porque así aprendemos todos un poquito más.
Por otro lado, tampoco debemos menospreciar a los que se han quedado, porque no podemos olvidar de dónde venimos y ahora tenemos el doble punto de vista que nos da cierta ventaja ante la vida. Eso sí, no me canso de decir que fuera miedos, a quien se queja ¡no tiene excusas para no agarrar maleta y volar!
Estoy absolutamente de acuerdo contigo, compartir experiencias es genial porque te desahogas y ya no tienes necesidad de contar la misma historia cada vez que vuelves a casa y no hay ansiedad por tratar de explicar ni frustración porque no te entienden. Las primeras veces era agotador, ahora todo fluye, porque quien quiere saber de ti te lee todas las semanas, y quién no es porque no le importas, así de simple, la vida es muy sencilla.
Como decía el poeta mexicano, el que se va no vuelve, aunque regrese, porque nada será igual a como lo dejaste, ni tú serás la misma persona.
Así que gracias por leerme, sin nadie leyendo al otro lado no podría seguir escribiendo, me habéis convertido en una adicta a la escritura y al razonamiento, jajajajaja!!!!!
Besos,
Laura.