
Cuando decimos que el mapa no es el territorio hacemos referencia a todas aquellas personas que creen que su mundo, tan pequeño y limitado, es el único. Tendemos a pensar que nuestra realidad es la verdadera, lo cual ha ocasionado no pocas guerras y conflictos. En nuestro día a día, cada uno opina desde su limitado conocimiento y desde su perspectiva, su territorio.
También ocurre que cuando tú hablas desde tu mapa, desde tu experiencia y desde tu perspectiva puedes hacerlo de dos maneras. La primera, siendo humilde y consciente de que tu mapa es sólo tu opinión personal y la manera en la cual vives y sientes. La segunda, hablar creyendo que tu mapa es el único. Y últimamente me he topado con muchos mapas que querían hacerme creer que la suya era la verdad verdadera.
Pero el mapa completo lo conforman muchos y variados territorios. Por ello resulta tan importante algo tan sencillo como hablar entre nosotros. A muchos les resulta complicado intercambiar opiniones, poner en duda sus territorios para poder ver el mapa completo. Qué aburrido sería si todos tuviéramos la misma visión del mundo ¿no?
Qué aburrido sería si todos tuviéramos la misma visión del mundo
Por ejemplo, aún me sorprendo cuando alguien me «sugiere» que si quiero conocer/saber la verdadera esencia de algo debo hacer tal cosa o ir a tal sitio. Que no he aprendido nada si no pruebo algo o hablo con no sé quién. Si quiero conocer a la gente de verdad tengo que ir y conocer a tal persona o visitar tal pueblo.
Al parecer, todo el mundo está en posesión de la verdad absoluta, menos yo. Esa misma verdad de la que me intentan convencer. En cambio, echo en falta la escucha activa, una conversación, un intercambio de experiencias. Juro que a veces me tengo que morder la lengua para no decir ¿quién te ha pedido consejo, alma de cántaro?
No es que no me gusten las recomendaciones, todo lo contrario. Quien me conoce sabe que soy de las que preguntan mucho. Ando siempre con mi libreta apuntando absolutamente todas las sugerencias de a dónde ir, dónde comer, dónde alojarme o qué visitar. En cambio, soy de las que no opinan ni juzgan sobre lo que no conozco.
A veces es más fácil ser feliz si no lo sabes todo, A. McCall Smith
Las redes sociales son el máximo exponente de los territorios que se creen mapas. Actúan de espejo: todo lo que nos molesta de los otros es todo aquello que no hemos resuelto en nuestras vidas. Sí, aunque sea de manera inconsciente, nos autoengañamos.
Pero lo que más me interesa del comportamiento de ciertas personas, sobretodo en las redes sociales, es ver cómo reaccionan cuando los demás no coinciden con sus mapas.
Veamos un ejemplo reciente:
“Boca Chica en fin de semana… ¡¡craso error!! En general las playas de RD en fin de semana son un hervidero a evitar, eso ya deberías saberlo; salvo que tu estancia en la burbuja artificial de Bávaro/Punta Cana te haya formado una idea muy parcial de lo que es la República Dominicana, la auténtica República Dominicana. Por cierto, en RD en Semana Santa donde mejor se está es en casa, quitado de playas, ríos, balnearios, pleitos, y carretera”.
Es un claro ejemplo de cómo alguien que no me conoce es capaz de decirme lo que debo y no debo hacer en mi tiempo libre. Por qué lo hizo, no lo sé, no soy la Pitonisa Lola.
Desde mi mapa mental, mi fin de semana fue fantástico. Vi algo diferente a lo que estoy acostumbrada. Y, aunque sé que Bávaro no es representativo del país, no puedo excluirlo del territorio, pues forma parte de él con todas sus singularidades.
No vemos a los demás como son, sino como somos nosotros, Immanuel Kant
No vemos a los demás como son, sino como somos nosotros o como quisiéramos de fueran. Lo hacemos en el amor, por ejemplo. Atribuimos a la persona amada las cualidades que deseamos o rasgos de nuestra personalidad que nos hacen decir barbaridades como «eres mi media naranja». Y para cuando pasa el estado hormonal del enamoramiento maldecimos “ya no eres el de antes, has cambiado”.
No, no nos equivoquemos, nadie ha cambiado. Lo que ocurre es que sólo veías en tu media naranja lo que querías ver. Ahora que se te ha pasado el calentón ves realmente cómo es la persona que elegiste para compartir tu vida.
Proyectamos en los demás nuestra propia personalidad. Y lo hacemos también en nuestro entorno, con nuestras amistades, con las personas que acabamos de conocer porque pensamos que nuestro mapa es el territorio entero.
A veces, basta con cambiar de perspectiva para ver la verdad del otro, Dan Brown
Cada uno de nosotros creamos nuestro mundo en nuestra mente gracias al lenguaje. Porque el lenguaje es la herramienta con la que damos nombre a las cosas. Las clasificamos, les damos forma y nos permite entender el mundo tal y como nosotros lo creamos en nuestra mente. Pero sólo construimos nuestro mundo, pequeñito, nuestro territorio.
Y es así como cada uno tiene sus propias opiniones en función de su territorio: su educación, su entorno, sus creencias o sus valores. Dicen que la calidad de nuestra vida depende de la calidad de nuestros pensamientos. Para ello es necesario un conocimiento del lenguaje que permita la comunicación y la capacidad de razonar.
¿Por qué digo que cada uno tiene su propia realidad? Porque no todos vemos lo mismo. Por ejemplo, si preguntara ¿qué entiendes tú por “amor”? cada uno daría una respuesta diferente. Cada uno interpreta el mundo a su manera, con su lenguaje y acorde con sus conocimientos y valores culturales.
Disfruta de tu propia vida sin compararla con la de otro
Si cada uno de nosotros aprendemos las cosas en función de nuestro entorno y de nuestra cultura, significa que adquirimos hábitos y costumbres determinados. Pero ¿eso nos da potestad para decir que lo que yo hago es lo correcto y lo que hacen los demás está mal?
“Un mapa no es un territorio”. Es una frase muy manida para explicar, precisamente, que nuestra forma de ver y entender la vida es sólo la nuestra, no la del vecino. Nuestro mapa mental es lo que creemos que es la realidad. Y se podría complicar aún más afirmando que no hay una sola realidad, sino muchas realidades ahí fuera. Pero eso ya mejor para otra ocasión 😉
Nuestro mapa mental es lo que creemos que es la realidad
Lo hemos visto recientemente con el caso de la sentencia de “La Manada” en España. Tres jueces y tres maneras de entender la realidad de una víctima que denuncia haber sido violada. Uno sólo ve agresión sexual, otro ve una noche de jolgorio y regocijo y otro ve a cinco pseudo-hombres aprovechándose de una muchacha.
Y esto es lo que ocurre todos los días en las redes sociales, bajo el amparo del anonimato. Es curioso observar el comportamiento de ciertas personas, cómo reaccionan cuando los demás no coinciden con sus mapas. Quienes se creen en posesión de la verdad no ven otras opciones.
¿Os habéis fijado cuántas discusiones se montan en los foros de Facebook o Twitter? ¿y los motivos por los cuales discuten? Sin duda las nuevas tecnologías han cambiado la manera en la cual nos comunicamos y nos relacionamos.
Cuerpo y mente están conectados, y es por ello que muchas personas responden emocionalmente cuando no oyen lo que quieren escuchar o cuando los demás no piensan como ellas. Al respeto y a la tolerancia no se las ve ni se las espera.
Las personas que se creen en posesión de la verdad no ven otras opciones
“Un mapa no es un territorio” nos recuerda que nuestra experiencia se limita a un espacio y a un entorno concreto. Además, nuestras experiencias están sometidas a nuestra propia interpretación. Por eso me gusta recordar que es necesario y útil para las relaciones sociales que todos nos podamos sentir libres para emitir nuestras propias opiniones.
Y para ello hay dos maneras de practicar la comunicación. Una es con el orgullo y la soberbia de creer que lo sabemos todo y otra, muy distinta, es con la humildad socrática de que nos queda todo por aprender. El filósofo griego nos enseñó a poner en duda nuestros paradigmas y creencias. Sólo de esta manera podremos compartir y comprender los mapas y realidades de las personas que nos rodean.
Hola Laura, ¡qué alegría leerte! A ver si me pongo al día con tu blog que hace ya mucho que sólo te leo de higos a brevas (entre unas cosas y otras he tenido el último año y medio movidito y con poco tiempo para mi).
¿Sabes? Una de las cosas que me gustó al encontrar tu blog fue precisamente la humildad y la amplitud de miras con la que cuentas las cosas, y es que es algo que echo mucho en falta en demasiadas personas.
Es triste ver cómo hay quien ve las cosas blanco o negro, personalmente yo veo más bien toda una escala de grises, y es que cualquier cosa cambia según la perspectiva y otros muchos factores. Sin embargo, cada día veo más gente con puntos de vistas radicales, con fronteras bien definidas y una clara visión del bien y del mal. Y me asusta el panorama porque esa simpleza no lleva a ninguna parte, al menos a ninguna parte que me parezca interesante.
Y volviendo a lo de la humildad, a mucha gente le hace falta una buena dosis!!! Que a los demás nos duelen ya los ojos y lo oídos de ver y oir tanta tontería. Aunque me temo que no van a cambiar jajaja
Cuidate guapa, un beso desde París
Carmen ¡y qué alegría leerte de vuelta por aquí! Me consta que tu vida ha cambiado un «chin» en el último año ¡enhorabuena!!!!
Mil gracias por tu comentario. Estoy totalmente de acuerdo contigo en la dinámica que están tomando las cosas últimamente, quizás aceleradas por el impacto de las redes sociales, el anonimato y la velocidad y cantidad en la que se difunde la (des)información.
Cada vez cuesta más mantener un diálogo, un intercambio de opiniones y puntos de vista. Seguro que la llegada de Chloé te hace pensar y reflexionar en qué mundo quieres vivir y la manera en la que quieres compartir.
Te mando besos y muchas felicidades, del paraíso caribeño a París 😉
Laura.