• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal
  • Saltar a la barra lateral principal
  • Saltar al pie de página

LAURA SARGANTANA

Coach Personal y Profesional, Equipos y Liderazgo

  • Inicio
  • SOBRE MI
  • SERVICIOS
    • Coaching personal
    • Coaching de equipos y liderazgo
    • Coaching expatriados
    • Consultoría y coaching de viajes
  • CONTACTO
  • BLOG

El blues del repatriado

30 abril, 2015 / by Sargantana / 9 comentarios

Oficialmente éste es mi primer post como repatriada. Ya no soy residente extranjera, mandé todos mis efectos personales en un total de 40 cajas de vuelta a España, y en el equipaje de mano llevo todos los proyectos de mi nueva vida. Me gusta pensar así, creer que tengo muchas vidas. Cada vez que se acaba un proyecto personal o profesional lo vivo con ilusión, como una niña con zapatos nuevos, porque ello significa que empieza otro. Por supuesto, ir tomando decisiones me cuesta horrores, ¿a quién no le quita el sueño? Pero en mi caso, descubrí recientemente que tengo una cualidad propia de la madurez: he aprendido a gestionar los cambios en mi vida a la velocidad del rayo, especialmente los inesperados, dado que nunca he sido muy promiscua en relación a los sucesos imprevistos.

 

Una de las cosas que llevo en el bolso el día de mi repatriación es un artículo publicado en The Wall Street Journal titulado “Repatriation Blues: Expats Struggle With the Dark Side of Coming Home”. Me lo pasó una amiga requete-expatriada-repatriada, con tan buen criterio que decidí, en plena crisis de la mudanza, descargarlo e imprimirlo asegurándole que iba a ser mi primera lectura nada más subirme al avión de regreso a casa. Mentí, porque no pude esperar a ocupar mi asiento y me apresuré a devorarlo en la sala de espera. Sorprendentemente este artículo no fue lo que esperaba. Algunos tópicos, sí, pero una noticia tremenda: la depresión situacional que sufren un gran número de expatriados cuando vuelven a sus países de origen. Así que nada más subirme al avión y abrocharme el cinturón de seguridad, empiezo a escribir estas líneas desmontando cada uno de los puntos de este artículo que tanto me ha llamado la atención.

 

La felicidad es una manera de viajar, no un destino.
La felicidad es una manera de viajar, no un destino.

“La repatriación puede ser más difícil que la partida: cuando regresas a casa, esperas que tu vida sea igual, pero tú has cambiado”, y yo me pregunto si el hecho de haber cambiado es malo, tal y como parece enfocar la autora en su artículo. En mi humilde opinión, qué pobre experiencia si al regresar de tu aventura eres la misma persona. Escribo cuando aún no he llegado a casa, pero quiero pensar que mis amigos y familiares van a notar que he madurado, que he mejorado algunos aspectos de mi carácter y, especialmente, espero que les guste lo que vean. Porque yo, definitivamente, regreso más serena, con la mente más abierta (aunque con menos pelos en la lengua), con un cúmulo de experiencias inolvidables, y sin duda, más feliz de lo que he sido nunca.

Sé que lo que dejé atrás en su día probablemente siga exactamente igual, puede que sienta que todo se me va a quedar más pequeño, o puede que algunas cosas que hacía habitualmente dejen de interesarme. Pero nada tiene que ver con el hecho de que la vida de expatriado nos haya hecho mejores que el resto. La cuestión que deberíamos plantearnos es si nos hemos hecho mejores personas respecto a quienes éramos cuando nos fuimos, en relación a nuestros valores, si hemos aprendido cosas nuevas, si la experiencia nos ha aportado algo a nuestro “yo” y no si somos mejores que los demás.

Por supuesto mi vida no va a ser como la dejé un año y medio atrás, ni espero seguir viviendo como lo he hecho hasta ahora siendo la mujer de expatriado. Así que, humildemente le digo a Debra Bruno “quizás hayas errado con tu planteamiento inicial” porque ¿acaso no es el cambio el objetivo en la vida del expatriado? Pero sigamos, porque todos tenemos derecho a opinar (aunque no todos publiquemos en The Wall Street Jounal).

 

Homesick abroad
Nostalgia

“Muchos expats, al volver a casa, sienten un periodo de dolor y de nostalgia”, datos que extrae la autora del artículo de un libro publicado a modo de guía para las esposas repatriadas. No puedo hablar aún por mí, y aunque al leer el artículo hago muecas pensando que nada más lejos de la realidad, me viene a la memoria la experiencia reciente de una amiga repatriada hace apenas unos meses. Es el ejemplo cercano de la añoranza por la vida dejada atrás, por los proyectos que tuvo que abandonar cuando se terminó el periodo de expatriación. Es el ejemplo de una mujer que se encontró a sí misma y quien desarrolló una carrera profesional prometedora. Su regreso fue duro, sintió que le habían cortado las alas en pleno vuelo. Sin embargo, pienso que si sientes que no encajas en tu antiguo hogar, tal vez lo que falla eres tú. Es muy presuntuoso por mi parte juzgar a nadie, y no es mi intención, pero puedo hablar en primera persona cuando me han repatriado un año y medio antes de lo estipulado y sin previo aviso. Tengo la misma sensación que mi amiga, mi casa ya no está donde la dejé, mi hogar se construye en cada nuevo destino. Por eso estoy de acuerdo en que no es posible seguir con tu vida donde pusiste un punto y aparte en el pasado. Es doloroso dejar a medias los proyectos que con tanta ilusión llevabas a cabo, pero ¿qué nos impide continuarlos o iniciar planes nuevos? En mi caso, me he propuesto seguir escribiendo el blog semanalmente, porque me da la vida y porque cambiar de lugar geográfico no me impide seguir contando lo que veo y siento. Como mujer de expatriado reinicié mis estudios universitarios, y nada va a impedirme que los termine, cueste lo que cueste, esté donde esté. Por supuesto algunas cosas son irremediablemente irreemplazables, pero incluso este hecho es positivo, es una oportunidad para proponerse nuevos propósitos, ¿no es emocionante?

 

“Las compañías quieren esforzarse en retener a los empleados clave”, refiriéndose a la inversión que hacen las empresas en expatriar a los trabajadores y a sus familias. Dicha inversión requiere una media de tres años para que sea rentable, según los datos que ofrece la autora del artículo, y añade que tras la repatriación de sus trabajadores, la mayoría de ellos acaban dejando su puesto de trabajo en la compañía al poco tiempo. Y pone como ejemplo a la multinacional americana Cigna Global Health Benefits y cómo este tipo de empresas están poniendo más atención en retener a los empleados clave en los que se ha invertido una gran cantidad de recursos. Y añade “muchas compañías están prestando más atención en este punto”. Tomen nota las compañías españolas, las únicas que pueden presumir de incumplir sus contratos, y no importarle un carajo lo que les ocurra a sus empleados ni a sus familias. Esto me da para otro post, seguro.

 

“No pienses sobre lo que vas a hacer la semana siguiente a tu repatriación”. Bien, puede estar genial permitirse el lujo de dejarse llevar, nada mejor que no hacer planes, que fluyan las cosas ¿verdad? Personalmente me voy a pasar toda la semana comiendo y bebiendo con todos mis amigos y familiares, no habrá tiempo para más, es casi un compromiso ineludible. Sin embargo, y es sólo mi opinión, este exceso sólo deberían permitírselo aquellas personas capaces de poner un punto y aparte a este estado de semiinconsciencia orgásmica, porque desde la perspectiva de quien escribe y vive su vida en un caos aparente, es muy recomendable haber trazado un plan B, C y D. La idea de vivir sin tener objetivos para el día siguiente se me antoja muy peligroso, y claro, así deduzco porqué acaban como acaban los repatriados a los que hace referencia el artículo: deprimidos.

Loneliness
Soledad

Quizás algunos de mis lectores de profesión “loqueros” puedan echarme una mano con estas reflexiones aportando su punto de vista profesional. En mi opinión, regresar al lugar de origen, sea por el motivo que sea, sin un objetivo claro puede ser un mal augurio, especialmente si te defines como en el artículo “mujer de expatriado”. Recientemente he descubierto que ser mujer de expatriado es un regalo de Dios, seas o no creyente, créeme que lo es. Y así lo siento porque a mí me ha dado la oportunidad de hacer cosas maravillosas que en mi vida anterior jamás podría haber hecho por falta de tiempo, de medios, por tener que atender otras obligaciones o por falta de motivación. Como “mujer de” la mayoría de nosotras hemos cultivado nuestro mundo interior, hemos aportado nuestro granito de arena para construir algo dentro de la comunidad que nos ha tocado compartir: desde la creación de una Peña Flamenca en Qatar a un blog. Lo que yo me pregunto es, si como expatriadas encontramos la manera de reinventarnos y crecer como individuos, ¿por qué íbamos a dejar de hacerlo en nuestro lugar de origen?, ¿quizás porque hay quien lo considere menos glamuroso? Una vez más, en mi opinión, quienes teníamos objetivos cada noche, los seguimos teniendo cada mañana, estemos donde estemos.

 

“El triángulo”. Envidio a las blogueras que escribiendo el tipo de cosas “I was an expat wife” sean capaces de lograr tanto éxito que les permita escribir un libro basado en la experiencia de más de mil mujeres que respondieron a sus posts. Lo digo sin acritud, no sabía que este tema daba para tanto. Una de estas famosas escritoras habla de la experiencia del triángulo en referencia a aquellas personas que puede que formen parte de un “circle country” pero se mueven a una “square society”. Este hecho, matiza, es totalmente diferente, porque esa persona se mueve dentro de un círculo, con elementos de las dos culturas, y al regresar a casa siente que sigue viviendo entre dos mundos. Teniendo en cuenta cómo prosigue el artículo, intuyo que la autora lo percibe como un problema. Desde mi experiencia no puedo por más que contradecirlo, pues lo vivo y lo veo como una beneficio, como un plus en mi vida. Por eso no entiendo la reciente aparición de terapeutas que tienen como objetivo ayudar a superar la transición de la vida de repatriados que se sienten alienados de la sociedad. El artículo se ilustra con los testimonios de varias víctimas de esta transición. Se sienten primero que están de visita, como turistas, hasta que se dan cuenta que es real y su vida empieza a complicarse. En estos casos me pregunto si el problema lo tienen aquellas personas que regresan a casa sin un objetivo en sus vidas.

Triángulo

En este momento es cuando la autora del artículo nos desvela que ya se ha diagnosticado esta desazón: “situational depression” causada por la incapacidad de ajustarse a la transición de sus nuevas vidas, y añade el terapeuta consultado que es muy común entre los repatriados la sensación de soledad. Y me pregunto yo ¿por qué?, ¿acaso la vida que dejaron atrás vale menos ahora?, ¿sus familiares y amigos ya no están a la altura de sus expectativas? Como para arreglarlo, el psicoterapeuta puntualiza que esta patología se da más frecuentemente en aquellas personas que no querían abandonar su estatus de expatriado. Porque expatriado no es sinónimo de inmigrante, y por ello puede que lo haya traducido mal y se refiera a lo que yo llamo la incapacidad de adaptarse a un nuevo nivel de vida, la de expatriado, mucho más cómoda y adinerada. Este diagnóstico me sugiere suficiencia y me lleva a pensar en distintos tipos de depresión provocadas por cambios de vida drásticos que nada tienen de cómico. Con todos mis respetos, comparar un proceso de repatriación con una depresión post-parto, o una depresión por la pérdida de un ser querido o con un estrés post-traumático (dícese de un acontecimiento verdaderamente trágico en tu vida), me parece una burla propia de los pobres hombres ricos con enfermedades de ricos sin nada más que hacer que quejarse ¿de verdad alguien puede deprimirse porque le toca regresar a casa? Pues no regreses, busca alternativas: piensa y luego actúa.

Expat

Mi experiencia no se refleja en el artículo: hace tan sólo dos meses me enteré de que mi vida como «mujer de expatriado» tocaba a su fin. Y no sólo no se me vino el mundo encima, sino que vi la oportunidad de abrir un montón de puertas que quizás ni sabía que existían. A la semana ya tenía un montón de planes encima de la mesa (llámale planificación u obsesión). Lo que sí puedo afirmar es que estoy todavía más emocionada que la primera vez porque en esta ocasión me he implicado más, he tomado decisiones vitales, he gestionado la situación y tengo nuevos  y emocionantes proyectos en mi maleta.

A estas alturas del escrito, una se pregunta porqué no buscan las víctimas de la dura transición soluciones a sus problemas. Evidentemente no todo es tan fácil como la teoría lo expone, pero es que la vida consiste en sortear situaciones que te obligan a tomar decisiones, y con cada decisión que se toma se renuncia a algo en virtud de conseguir los objetivos establecidos, ni más ni menos. La mayoría de los expatriados no quieren renunciar a su condición de “con todos los gastos pagados”, y prefieren deprimirse al tener que regresar a sus casas antes que seguir con su vida sin la ayuda de la empresa que lo paga todo. Es la diferencia entre ser expatriado o inmigrante. Ciertamente no siempre es posible, pero en algunos casos y en según qué países existe esta posibilidad. La migración mundial, la vida nómada, ha existido desde el paleolítico. Pero la realidad es que no todo el mundo está dispuesto a renunciar a ciertas comodidades.

Solution
Si tienes un problema, piensa en la solución

Uno de los testimonios del artículo es el de una mujer que se niega a echar raíces en ningún lugar porque sabe que pronto tendrá que volver a mudarse. O aquella persona que se niega a deshacer la mudanza o hacer amigos porque sabe que será temporal. En ese caso mi recomendación sería: “Señora, no se levante por las mañanas, así no tendrá que acostarse todas las noches”. Por otro lado, para quien tenga deseos reales de echar raíces (léase formar una familia, por ejemplo), tampoco éste debiera ser un problema. En mi caso no tengo hijos porque prefiero tener la libertad de movimiento, pero he conocido muchas parejas con hijos que se trasladan de un lugar a otro y afirman que su hogar se encuentra donde su familia sea feliz. Así que de poder se puede, sólo hay que proponérselo.

 

“Muchos repatriados encuentran dificultad a la hora de hacer amigos”. Sin duda un broche para terminar el brillante artículo. No estoy segura de haberlo entendido bien, no sé si se refiere a la dificultad de conectar con los amigos o a la dificultad de hacer nuevos amigos, porque añade: “cuando regresas a casa, algunos de ellos no han cambiado, nunca han salido o ni siquiera tienen pasaporte”. En ambos casos, a mi parecer es otro error de planteamiento. La verdadera amistad nunca se pierde si se cuida y se riega como una planta; no desaparece, estés a los kilómetros de distancia a los que estés y, por supuesto, no tiene porqué cambiar. Puede que como repatriado hayas danzado por el mundo durante un periodo de tu vida, pero los amigos de verdad ya lo eran por algún motivo, y no van a dejar de serlo porque sigan sin tener pasaporte ¿o es que han cambiado las variables de la amistad? Puede que tú hayas cambiado, pero no puedes regresar pensando que eres mejor que ellos. Y en relación de la dificultad de hacer nuevos amigos, es cierto que volver a Repatriada y felizempezar siempre es complicado, y que depende mucho del carácter de la persona, pero la comunidad expat se caracteriza por su generosidad y por organizar gran variedad de actividades para que nunca te sientas solo estés donde estés.

Así que después de leer y deshacer todo el artículo, miro por la ventana y pienso que lo más probable es que quien sienta tristeza o soledad en la transición de la vida de repatriado quizás no debiera haberse ido jamás.

 

 

 

 

Publicado en: Expatriados Etiquetado como: aventura, decisiones, expatriados, experiencias, proyectos, viajar

Entrada anterior: « Distintas varas de medir
Siguiente entrada: Lost in translation »

Interacciones con los lectores

Comentarios

  1. Mamen dice

    30 abril, 2015 a las 07:40

    Buen viaje de vuelta, Laura!

    Responder
    • sargantana dice

      30 abril, 2015 a las 07:44

      Instalada y sin pizca de «depresión situacional». No mando foto desde mi nuevo lugar de trabajo para no generar envidia 😉
      Un abrazo y feliz parto Mamen, espero que todo vaya fenomenal.

      Responder
  2. Willy dice

    30 abril, 2015 a las 09:53

    welcome re-back, enjoy y agree contigo, el que sienta nostalgia o algo negativo al volver… mejor que no se vuelva a marchar… 🙂

    Responder
    • sargantana dice

      30 abril, 2015 a las 10:33

      Keep it simple!!!!!
      Si es que la vida ya se complica sola, relax and enjoy 😉

      Un abrazo.
      Laura.

      Responder
  3. mary dice

    30 abril, 2015 a las 20:44

    Bravo. Q bonito!!!! Se me ha caído la lagrimilla …. Pero gracias Laura porque acabas de ayudarme a poner ese punto y aparte que me estaba costando tanto. Y sobretodo la distancia no hace el olvido,en mi caso ya sabes que seguimos siendo amigos.
    Besos!!!!

    Responder
    • sargantana dice

      1 mayo, 2015 a las 08:51

      Mary, ¿acaso no sabes que eres tú de quién hablo en el post? Me inspiré en ti para no perder la perspectiva de lo duro que puede ser volver a casa después de una experiencia como la que hemos vivido: «Es el ejemplo de una mujer que se encontró a sí misma y quien desarrolló una carrera profesional prometedora. Su regreso fue duro, sintió que le habían cortado las alas en pleno vuelo».

      No quería parecer frívola, por eso pensé en tu experiencia. Sin embargo, no hay que dejar que las malas decisiones de otras personas nos depriman. Tú y yo somos mujeres fuertes y valientes, y no vamos a dejar de cumplir nuestros sueños ¿verdad?

      Seguimos siendo tan amigas como que me sigues debiendo una comida regada con buen Ribera 😉

      Un abrazo y pa’lante!!!!!
      xx

      Responder
  4. Juan dice

    30 abril, 2015 a las 21:35

    El mayor viaje suele ser el interior. Y las cosas nunca volverán a ser iguales. Eso a algunos les da miedo.
    Y en otro orden: vuelves a casa? Yo te hacía en la India, o en Nueva Caledonia. Da igual, la felicidad está dentro de ti.

    Responder
    • sargantana dice

      1 mayo, 2015 a las 08:55

      El mayor y mejor viaje, si no el único, Juan, cuánta razón tienes. Disfrutemos del entorno, pero no le prometamos amor eterno.

      Juan, no seas impaciente, tengo que mantener la emoción.
      De momento un stop&go en Sa Roqueta para recuperar energía 😉

      Una abraçada.

      Responder

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Barra lateral principal

  • Facebook
  • Flickr
  • Instagram
  • LinkedIn

1. Cuando nadie pide bajarse del vagón

2. 12 frases que un expatriado no quiere volver a oír

3. Palabra de expat.

4. Ingeniería de la alimentación

5. 10 (falsos) tópicos sobre los españoles que viven en el extranjero

6. Volver

7. Más cosas que un expatriado no quiere volver a oír

8. De qué nos quejamos los españoles que vivimos en el extranjero

9. 8 cosas que aprendes cuando vives fuera de España

10. Maldivas, un viaje al paraíso

Laura Sargantana

Etiquetas

adaptación amistad aprendizaje Auckland aventura Bávaro cambio Cancún Caribe civismo Coaching Costumbres crítica cultura decisiones Doha educación emociones empatía entrevistas España expatriados expectativas experiencias familia felicidad hogar Libertad Mallorca motivación objetivos perspectiva proyectos realidad reinventarse sociedad superación turismo valores viajar Vivir en México Vivir en Nueva Zelanda Vivir en Qatar Vivir en República Dominicana zona de confort
Comuna 13 Medellín • <a style="font-size:0.8em;" href="http://www.flickr.com/photos/63900911@N04/41240154011/" target="_blank">View on Flickr</a>
Comuna 13 Medellín • <a style="font-size:0.8em;" href="http://www.flickr.com/photos/63900911@N04/41240154191/" target="_blank">View on Flickr</a>
Comuna 13 Medellín • <a style="font-size:0.8em;" href="http://www.flickr.com/photos/63900911@N04/41240154271/" target="_blank">View on Flickr</a>
Comuna 13 Medellín • <a style="font-size:0.8em;" href="http://www.flickr.com/photos/63900911@N04/41240154371/" target="_blank">View on Flickr</a>
Comuna 13 Medellín • <a style="font-size:0.8em;" href="http://www.flickr.com/photos/63900911@N04/41240154461/" target="_blank">View on Flickr</a>
Comuna 13 Medellín • <a style="font-size:0.8em;" href="http://www.flickr.com/photos/63900911@N04/41240154701/" target="_blank">View on Flickr</a>
Comuna 13 Medellín • <a style="font-size:0.8em;" href="http://www.flickr.com/photos/63900911@N04/41240154871/" target="_blank">View on Flickr</a>
Comuna 13 Medellín • <a style="font-size:0.8em;" href="http://www.flickr.com/photos/63900911@N04/41240155021/" target="_blank">View on Flickr</a>
Medellín • <a style="font-size:0.8em;" href="http://www.flickr.com/photos/63900911@N04/41240155101/" target="_blank">View on Flickr</a>

Footer

Accede ahora al test de los elementos clave que te ayudarán a superar los obstáculos en tu nueva vida en el extranjero.

Copyright © 2023 Laura Sargantana

Este sitio web utiliza cookies para optimizar su experiencia de navegación. Si está de acuerdo pulse aceptar.
Aceptar Denegar Leer más
Política de cookies

Privacy Overview

This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may affect your browsing experience.
Necessary
Siempre activado
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Non-necessary
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.
GUARDAR Y ACEPTAR