
La mayor satisfacción de saltarme mi blog semanal es la de recibir mensajes preguntando “hoy es jueves ¿qué te ha pasado?”. Sinceramente, me entra una ligera sensación de pena por haber fallado a mis lectores a la vez que me sale, sin querer, una sonrisa de placer. Porque me siento querida, y a quién no le gusta dejarse mimar.
Una de mis máximas en esta vida es no hacer a los demás lo que no quieras que te hagan ti, y en sentido inverso, si me complacen los halagos, yo también los doy, que no los regalo, porque en esta vida (casi) todos recogemos lo que sembramos.
Así que pido disculpas a mis fieles seguidores por haberme saltado el último jueves del caluroso mes de junio. Porque sí, fuera de Qatar también calienta el sol en la playa. La diferencia es que en Doha no salía de casa y en Mallorca no me caerá el techo encima.

Bromas a parte, el motivo por el cual he estado out esta última semana han sido dos cosas. La primera causa de mi ausencia ha sido mi último examen de mi primer año de carrera. Con la emoción de volver a estudiar, a mi edad, he disfrutado de los nervios de entrar en una aula para examinarme, por no decir de la dificultad añadida de volver a escribir ¡a mano! Folios enteros por ambas caras. Y mejor aún, me he divertido visitando las diferentes bibliotecas de mi ciudad, compartiendo mesa con adolescentes con granos en la cara, con estudiantes universitarios susurrando confidencias entre los apuntes y viendo desfilar los modelitos veraniegos de las colegialas mucho más jóvenes y delgadas que yo. En fin, todo un entretenimiento que da para un estudio sociológico como, por ejemplo, observar cuánta gente de mediana edad entra en la biblioteca sólo para leer el periódico.
De acuerdo que hacía nada más y nada menos que veinte años que no entraba en una, pero realmente me ha sorprendido ver pasar a señores hechos y derechos con la sana y única intención de leer la prensa diaria, y la mayoría de ellos con tiempo suficiente hasta para leerse los anuncios clasificados. Otra curiosidad ha sido ver a las señoras quienes, mayoritariamente, básicamente acuden a leer la prensa rosa o revistas de cocina. Me maravillan estas cosas. También me he dado cuenta de que en la biblioteca puedes llevarte prestada la temporada completa de Mad Men en DVD, o cualquiera de tus películas favoritas. Sólo tienes que sacarte el carnet (gratuito) de socio de la biblioteca municipal y llevarte la saga de El Señor de los Anillos por un máximo de quince días y devolverlo en el mismo estado que te lo llevaste. Por el precio de estar sentado observando a la galería de personajes igual te llevas la crítica del cinéfilo en cuestión.
Otra ventaja de estar horas en la biblioteca es poder diseccionar a cada uno de los usuarios de este servicio público tan ameno. Sólo me faltan las palomitas. Hay personas que pueden pasarse la mañana entera durmiendo en una silla. A veces puede que sea la lectura la que las induzca a tal estado vegetativo, pero hay quien no precisa un libro ni un periódico, directamente se sienta y cierra los ojos. Hay quienes entran solamente para cargar la batería de su teléfono móvil, y otros simplemente buscan un lugar refrigerado donde jugar al Candy Crush.
Y así podría seguir hasta escribir un libro sobre todo lo que he visto durante estos días de estudio. Pero si de una cosa me alegro es de encontrar las bibliotecas públicas llenas, porque qué mejor plan que pasar el tiempo rodeados de libros en la era de la tecnología. Más aún, por una vez veo mis impuestos bien aprovechados.
Pero el motivo principal por el que he estado ausente y que ha consumido toda mi energía no ha sido el estudio observacional, sino preparar el 40 cumpleaños de mi mejor amigo y confidente, mi marido. Nada como estar fuera de casa una temporada, y estar a punto de irse aún por más tiempo y sin billete de vuelta, para organizar una celebración como esta por todo lo alto. No sólo porque se lo merece y es la excusa perfecta para reencontrarse con viejos amigos, sino porque hay cosas en esta vida, como su cara de sorpresa y de felicidad, que no tienen precio.

Ya que lamentablemente mis cuarenta están al caer y para entonces me encontraré a miles de kilómetros de mi tierra y de mis amigos, confieso haber organizado una celebración tal y como me hubiera gustado tenerla yo dentro de dos meses. Al final siempre encontramos excusas para hacer las cosas que nos proporcionan placer, así que viva el egoísmo puro y duro.
Un mes y medio antes de la fecha señalada ya empecé a organizar mentalmente posibles actividades que pudieran hacerle ilusión a mi recién estrenado marido cuarentón. Y poco después llegó el momento de poner en marcha toda la maquinaria logística. Reconozco haber dicho una y otra vez “por qué carajo me complico tanto la vida” o “no sé si compensan tantas mentiras y tanto estrés”. Se me da fatal mentir, basta verme la cara para saber lo que pienso, y aún hoy no me explico cómo mi marido no se enteró de todo lo que estaba tramando. “No me preocupo por nada -me dice estos días- confío en ti”. Cómo no seguir enamorada de alguien que te dice estas cosas cuando ya pensabas que no existían, la confianza.
Pues con la confianza otorgada fui dejando mentiras día tras día a modo de coartada para preparar una fiesta de cumpleaños más larga que una boda gitana.

Empezar el día con unos largos en la piscina seguido de unos de los mejores llonguets de Palma para recuperar fuerzas. Sacarlo de la biblioteca una hora después para protagonizar una escapada romántica en un agroturismo en el noroeste de la isla de Mallorca, seguido de la degustación de un menú con estrella y producto local a cargo de Andreu Genestra. Una excursión en bicicleta hasta la preciosa playa de Cala Agulla. Una fiesta sorpresa en casa con los más íntimos que terminó cuando, muy a mi pesar, se acabó el alcohol (Mea culpa, infravaloré el consumo de alcohol por minuto). Una vibrante carrera de karts seguida de una comida en la playa con todos aquellos que no se querían perder la cara de desconcierto del recién estrenado cuarentón. Los regalos, los abrazos, las batallitas de cuando éramos más jóvenes, las risas, las velas, las copas, los chupitos, los cumpleaños feliz.
Sinceramente, sí vale la pena todo el esfuerzo, las noches sin dormir, las mentiras piadosas. Merece la pena ver las muestras de cariño de la gente que le quiere y lo aprecia. Y qué mayor satisfacción que llevármelo todos los días a casa.

Aunque mejor me espero a la siguiente década para montar una ginkana así. Porque soy una “passadora de pena”, ese término que sólo los mallorquines y enraizados en Mallorca saben lo que significa: preocupación constante, excesiva o desproporcionada ante situaciones que no requieren tal grado de inquietud. Por ejemplo, preparar una fiesta sorpresa que acaba quitándote el sueño.
Sin embargo es de agradecer la ayuda de los amigos, pues sin su colaboración no hubiera podido llegar a tiempo a la fiesta, ni hubiera habido comida suficiente para contrarrestar los efectos del alcohol. Gracias a los que supieron mantener el secreto, es decir, a todos, y a Xavi, quien me ayudó a subir todos los enseres por la empinada cuesta de mi casa. Gracias a Pinterest por la cantidad de ideas que sugiere para una fiesta temática, especial o simplemente original. Por supuesto, no tengo mano para la cocina, pero tampoco para las manualidades, así que gracias a las propuestas decorativas de Eva, una DecoArtista especialista en el Do it Yourself, y más aún, por compartir mi propio entusiasmo. Gracias a Heather, una inglesa que no tiene problemas con el alcohol y que además es capaz de hablar un perfecto italiano y un no menos despreciable español. No sólo disfrutamos de unas deliciosas pizzas a pie de playa, sino que me dejó al mando del restaurante como si fuera mi propia casa. Un Limoncello por Heather y por todo el equipo del Colosseo, y otro por An(Toni)a por su acertada recomendación.

Ciertamente hay egoísmo en hacer cosas que consideramos “altruistas”, porque en el fondo buscamos nuestra propia satisfacción y, por qué no, también el reconocimiento de los demás. Como decía al principio, a quién no le gusta sentirse querido o mimado. Pero cuando además este placer es compartido por la gente –amiga, conocida o desconocida- la alegría aumenta exponencialmente.
Así que gracias a los lectores de este blog que sienten mi ausencia cuando me tomo un jueves al sol, a los personajes insólitos de las bibliotecas y a los que de una u otra manera contribuisteis a dejar sin stock a los distribuidores de los Palotes, Kojak, PetaZetas y BurmarFlax.
Molt danys a tu marido! Y de nuevo gracias por tu relato… Jo tambe passava pena porque no habías acudido a tu cita semanal, pensé que estabas viajando o entretenida con examenes. La organización de la fiesta también ha sonado buen plan. Besos desde tu caluroso ex-hogar!
Ana, Sa Roqueta is alive!!!!!
Como ves, no paramos, hay que sacarle jugo a este verano sin Ramadán, ¡jajajajajaja!!!! Además, qué casualidad (y qué suerte tienen algunos), cumplir los 40 en casa 😉
Por cierto, ayer mi primera inmersión en Mallorca, priceless!!!!!
Mucho ánimo y recuerda hidratarte a todas horas, que las altas temperaturas son muy traicioneras.
Besos.
Laura.
Sargantanaaaaaaa!!!!!!
Me alegra saber que sigues ahí.
No era preocupación, sólo un puntito de «¿qué habrá pasado?» pero he aprendido a respetar la libertad y los silencios de los demás. Por eso no dije nada, que además tampoco es bueno que te hinches tanto, no?
Juaaaaaaaan!!!!!
Siempre con humildad, pero a nadie le amarga un dulce… Será que estoy de subidón, ahora que por fin estoy oficialmente de vacaciones 😉
Compensaré mi falta de la semana pasada con nuevos y divertidos posts, I promise!
Una abraçada.
Laura.
Ehhhhh! Bienvenida a tu vida y tu blog !! Esperemos que la próxima semana nos digas que estás aún más contenta por haber superado otro semestre y pronta con las maletas para partir de nuevo…Felicidades a tu marido y a ti por ser tan buena cómplice, amiga y confidente. Tomo nota para preparar la fiesta de los ’40’ … Para la mia, regresaré a casa y prepararé una superfiesta con mis amigas…para mi marido, haré como tú…estar delante y organizarla yo!! Jajajjaja…
Buen verano que tengáis y…keep in touch!
Baci e abbracci,
Alicia Sanchez
Alicia, mi «A» partner favorita 😉 espero que la semana que viene celebremos nuestros súper aprobados, aunque sea virtualmente. Has sido una compañera de fatigas estupenda durante todo el semestre, qué bien nos ha ido desahogarnos juntas 😉
Encantada de que hayas entrado en mi blog y en mi día a día, y ya sabes, si necesitas ideas para tu súper fiesta… ¡Pinterest es lo más!!!!
Ci vediamo a settembre!!!
Un bacio grande Alicia, i que passis un molt bon estiu xx
Laura.
Felicidades a tu querido marido!! Os mandamos millones de besos a los dos!!! Estaremos en Palma brevemente esta proxima semana, a ver si podemos vernos, y si no, pues en algun viaje dentro de poco seguro!!!
Un abrazo enorme y os queremos mucho!!!
OMG!!!!
Espero que encontréis un hueco para nosotros, estamos ultimando el ranking de los mejores «llonguets» de Palma ¿os lo vais a perder?
Aquí estaremos, no rush, la familia es lo primero, pero después vamos nosotros 😉
Bunch of kisses Sergio&Phoebe xxxxx