
Ama de casa, SI. Desesperada, NO. Rotundamente NO.
Pero el título me lleva a esa serie que jamás pudo ser la sustituta, como se la llegó a describir, de Sex and the City (a la que sigo idolatrando más de diez años después y cuyos diálogos me sé de memoria). Desperate Housewives jamás estuvo a la altura, en mi humilde opinión, de lo que esperaba pero su estética me atrapó. Mejor dicho, me atraparon los modelazos de Eva Longoria, el tipazo de Tery Hatcher a sus cuarenta y tantos, la personalidad de Felicity Huffman y el bótox de Marcia Cross.
Pero más allá del título de la serie, nada tiene que ver mi vida con sus protagonistas, salvo las historias inverosímiles que me ocurren aquí.
Aunque sólo sea para evitar malos entendidos, llevo dos semanas en Doha con visa de turista a la espera de recibir la visa que me permitirá ser residente oficial en el país. Sólo hay dos maneras de entrar en este Emirato de Oriente Medio: o con un contrato laboral o bien por ser la Señora de. Y en esa tesitura estoy yo aquí, mi marido tiene una visa de trabajo y gracias a él puedo residir con el título de Señora de.
Durante los meses que dura el proceso para obtener la visa, y sólo en el caso que quieras que tu espónsor sea tu marido, no puedes trabajar. No entraré en detalles de lo que supone que te esponsorice una empresa qatarí, pero es lo más cercano a una relación propia de un estado feudal.
Así que en su momento decidí que esperaría esos meses hasta empezar a trabajar.
Y mientras, ¿qué? Mi marido estaba preocupadísimo pensando que me iba a aburrir y acabaría volviéndome loca de atar, yo, que soy un culo inquieto. Pero nada más lejos de la realidad. Me pasan las horas volando. Incluso empieza a sospechar que jamás me pondré a buscar un empleo. Creo que piensa que ha cometido un error trayéndome hasta aquí.
Recuerdo los primeros días cómo me llamaba cada cinco minutos para asegurarse que iba todo bien, que no me iba a volver a España sin él.
Ahora me llama para asegurarse que estaré en casa cuando regrese de su maratoniana jornada laboral.

Al principio pensé en quedar con todas las Señoras de. Tenía que relacionarme, hacer contactos, dejar que me facilitaran mi integración en esta sociedad tan sumamente complicada para una mujer europea, que me aconsejaran… pero tras varios intentos frustrados y una frase apocalíptica del tipo “queda con mucha gente cada día, así no pensarás”, decidí crear y encerrarme en mi pequeño y delicioso mundo.
No lo digo con acritud, ni mucho menos, pero soy del tipo impulsivo que vomito lo primero que pienso, como “¿por qué no trabajas?”. Todas ellas tenían un buen trabajo en sus lugares de origen, así pues ¿por qué no trabajan? Pero sé que eso es políticamente incorrecto, así que he decidido evitar ese tipo de situaciones embarazosas.
Sin embargo, después de dos semanas sin obligaciones laborales, empiezo a preguntarme si soy yo la que evita hacer la fatídica pregunta a las Señoras de. ¿Será que sus maridos cobran un sueldazo?, o bien ¿será que no quiero oír la respuesta?
- Lamentablemente, mi marido no cobra un sueldazo.
- Soy muy caprichosa, necesitaría dos sueldazos.
- Llevo 38 años luchando por mi independencia económica.
- ¿Estaré seriamente pensando en la posibilidad de convertirme en Señora de?
- ¿Estaría mi marido de acuerdo, él, que es tan progre?
- ¿Le va a dar algo si lo dejo caer, así, como si nada????
Pero hoy, cuando empieza mi tercera semana en estas tierras del desierto, me encuentro divagando sobre este tema mientras salgo a hacer la compra desde mi fabuloso hotel.
Voy de estreno. Toda mi vida me ha hecho ilusión tener un carrito de la compra. De esos que llevan ruedines. Como una niña caprichosa, no paré hasta que lo conseguí, en Ikea, por 9,90€ al cambio. Es precioso, de charol, azul marino con lunares blancos. Muy flamenco. Me siento un poco ridícula paseando entre la marabunta de coches con indios al volante mirándome como si viniera de otro planeta. Pero a mi no me importa, sobre todo porque estoy cansada de contracturarme cada vez que regreso del supermercado cargada de bolsas.
La cuestión es que me sentía esta mañana como una niña con zapatos nuevos.

Además, ayer me pasé toda la noche imprimiendo recetas fáciles de hacer en el microondas para dar alimento a mi maridito.
Cada mañana me levanto a las 5,30 am, preparo un saludable desayuno con fruta fresca, zumo de naranja natural (naranjas valencianas, de Sudáfrica, que son más baratas), tostadas con mermelada y mantequilla y un café con leche estilo Ana Botella (me parto). Tras el desayuno, preparo en tiempo récord una ensalada de pasta (con todas sus variantes) para que mi amado esposo se pueda llevar su ración de comida al trabajo.
Porque los bares, lo que son los bares, en este país no existen. Lo de ir a la cantina a comer un menú del día, eso de existir tampoco existe. Aquí, media hora para el lunch y bendito tupperware.
Ayyyy el Tupperware-marca registrada. Por fin cobra sentido la existencia del Tupperware-marca registrada en mi vida… Así es como cada mañana, por no decir cada madrugada, me despido de mi esposo con un Tupperware-marca registrada hasta la noche. Y es por eso que he decidido que no voy a esperar a que me eche en cara que ya no puede más con las ensaladas de pasta por muy ricas que me salgan, tengo que aprender a cocinar.
Toda la vida he escuchado eso de “ya aprenderás a cocinar cuando tengas hijos”. Bueno, pues para el caso es lo mismo.
De vuelta al hotel, con mi carro cargado hasta arriba de alimentos frescos, me encuentro divagando en lo que ha terminado siendo este post. No soy una ama de casa convencional. Con todos mis respetos, mi madre fue y sigue siendo una ama de casa de verdad. Contando cada peseta para llegar a fin de mes y cocinando para ocho, sí, ocho. Por no hablar del curro de lavar ropa, planchar, educar y, además, ser Señora de.

Pero mi situación es hoy completamente diferente.
Primero, porque es un hecho circunstancial.
Segundo, por que en el fondo sí me asemejo en algo a las protagonistas de Desperate Housewives.
Mis tareas del día a día son: si hoy voy al gimnasio o a nadar, si hoy sauna o baño de vapor, si hoy el housekepper ha limpiado bien o no, si hoy voy al supermercado árabe , al indio o a Carrefour, si hoy se cena en casa o fuera.
No voy a mentir, me siento culpable. Culpable por tener tanto tiempo libre para hacer lo que me plazca. Me educaron para que estudiara, encontrara un buen trabajo y para que, como siempre me ha dicho mi madre, no me falte nada cuando ella no esté (lo de formar una familia ya lo dio por perdido). Así que me siento mal por disfrutar de algo que aparentemente no me pertenece. Me siento culpable por disfrutar de la sensación de no ir a trabajar por las mañanas, y me repito constantemente que después de veinte años trabajando sin parar me lo merezco.
Es una situación de lo más extraña, me cuesta aceptarlo, incluso a veces me produce ansiedad esta situación. Y además, siento que me traiciono a mí misma por sentirme bien así.
Hace unos días, hablaba con mi amiga Marian de todo esto. Venimos exactamente de la misma isla, somos treintañeras (aunque una más que la otra) y estamos las dos embarcadas en la misma aventura. Y dio en el clavo, me dijo que había sido toda mi vida una hormiguita trabajadora y que de repente había dejado de producir, y que por eso me sentía tan mal. Touché! Porque así me siento yo ahora.

Pero lo importante, lo verdaderamente importante de esta novedosa situación es que cuando llega mi marido a casa agotado después de pelearse cada día durante 14 horas con indios que sólo se comunican moviendo de un lado a otro la cabeza, yo estoy aguardando con toda mi energía para alegrarle el día, para infundirle todos esos ánimos que todos necesitamos en situaciones extremas para no decaer, para contagiarle mi felicidad y toda esa fuerza que me brota para disfrutar el día a día, para descubrir algo nuevo que nos motive a continuar.
Eso sí, en cuanto he salido del ascensor de la planta sexta del hotel, a mi carrito se le han salido los ruedines… ¡Malditos suecos!
m’encanta veure com et re-construeixes! gran, amiga, gran!!! no parlo de futbol!
Estimat Santi, no dubtis mai de sa nostra capacitat d´adaptació.
Open your mind, and don´t be afraid, because making progress involves making mistakes.
I saps que te dic? els qui estan equivocats són ells, no nosaltres…
R.I.P Tito
Formigueta formigueta… i a damunt escrius genial!!! Congratulations for you blog! Amazing!
Many thanks Marian!!!!
Saps lo bo de no fer feina?
Que tens temps per fer coses de profit 😉
Gracis de tot cor per ses nostres xerrades i els teus consells.
Torna aviat!
M’ha vengut al cap aquella frase lapidaria tant nostra: «Però tu, de què curres tío!!??»
M’he aturat a sa carretera de Manacor, aposta per llegir-te, després de foter-mos un fritet de Pasqüa al Four Winds, «d’agárrate i no te menees» (reees: tot de règim
M’ha vengut al cap aquella frase lapidaria tant nostra: «Però tu, de què curres tío!!??»
M’he aturat a sa carretera de Manacor, aposta per llegir-te, després de foter-mos un fritet de Pasqua al Four Winds, «d’agárrate i no te menees» (reees: tot de règim 😀 ) i m’ha anat com a benet perquè m’estava pegant un xubec espantós.
Molt bona prosa, nina!!
M’he tornat a divertir!
On vas gamba? ;p
Si t´has divertit llegint-me ja estic contenta!
Ja saps que és més fàcil fer plorar que fer riure 😉
Four Winds… good memories…
Hola Cosmic!! qué alegría!! me he podido escapar un rato del maldito estrés diario y disfrutar leyendo tu relato!! y me ha venido a la mente la frase que mi madre me dice siempre «la liberación de la mujer es una tomadura de pelo, ahora además tenemos dos trabajos, el remunerado y el de casa»,jajaja…me encanta!! En fin, disfruta de tu tiempo todo lo que puedas!!! Besos
Cosmic!!!!
Cómo me alegra leerte por aquí.
Dile a tu madre que tiene toda la razón del mundo. La igualdad de la mujer es una soberana chorrada. No somos iguales, ni ganas. Creo que se ha confundido el derecho de la mujer con «la mujer puede con todo». Por supuesto podemos con todo, somos más fuertes y más inteligentes, sabemos dosificarnos para llegar a todo, pero la enfermedad del siglo XXI es el cansancio, el agotamiento, la fatiga.
Ahora tenemos que ser buenas amigas, buenas hermanas, buenas hijas, buenas esposas, buenas madres, buenas trabajadoras…
Y sacar tiempo para estar estupendas, ir al gimnasio, hacer la compra, cocinar (para que las suegras no digan nada…), y salir de fiesta y seguir estando dignas.
Yo qué quieres que te diga, no quiero exigirme tanto, no se puede ser buena en todo, no aspiro a ser una Súper Woman, prefiero elegir lo que quiero ser, sólo pido tener libertad para decidir.
Cosmic kisses.
Tota una vida destinada a ser tu i de la manera que tu volies ser, i ara et reprogrames en una situació que té quelcom d’alienígena.
Em fa molt feliç que aquesta manera de reinventar-te, et permeti gaudir-ho tant com per compartir-ho, que a més puguis analitzar sense presses i amb carinyo tot allò que et passa y que forma part de les nostres contradiccions més íntimes.
Gràcies per compartir aquesta experiència, i fer-ho d’una manera tan didàctica y tant ben escrita/expressada.
Petons des de l’altra banda d’aquest pont de mar blava!!!!
«Reprogramar-me en una situació que té quelcom d´alienígena».
Es fantàstic, Albert!
Talment així és com me sent. Però té gràcia perque tota la vida ens esforçam per ser d´una determinada manera. Probablement de la manera que ens han ensenyat que ha de ser. I ho feim mirant cap envant amb ambició, però sense perspectiva. I en un moment donat, si tenim sort, un petit detall, un cop de sort o per simple coincidència, ens donam compte que no ens omple i que no anam per bon camí.
Tu i jo ens varem entendre el primer cop que parlarem d´això a s´aeroport de Menorca fa ja un temps.
Com ja he dit qualque vegada, escriure me serveix de teràpia, i encara que fa mandre compartir-ho per por a ses crítiques, he de dir que me reforça en tot lo que estic fent. En certa manera me fa més forta per seguir endavant.
Gracis per disfrutar-ho i per mantenir aquest pont de mar blava que ens dóna la vida!
Genial post! Aqui se veu sa teva capacitat d ‘adaptacio, inteligencia i com diu es teu amic Santi, reconstruccio..aixi es amiga meva, re-descobrin-te des de s’ interior i tenguent clar per que estas i per qui ho fas..
Xavito, a mi me ve en es cap aquesta lletra de Vestusta Morla:
‘Tal vez, lo que te hace grande ..
no entienda de cómo y por qué.
Tal vez, lo insignificante ..
se ha visto en un barco de nuez.
Tal vez, lo que te hace grande ..
no sea difícil de ver.
Tal vez, cada guiño esconda ..
la llave que intentas tener.
Ya ves, se nos queda grande ..
y hay riesgo de alarma otra vez.
Tal vez, cuando todo amaine ..
la suerte nos vuelva a vencer.
Y en el vaivén de planes sin marcar ..
cae sobre ti la bomba universal;
no hay colisión, ni ley, ni gravedad
que te pueda hacer caer .. aunque tiren a dar. …
( segueix xo no vull ocupar tota sa pagina, es missatge esta clarissim)
Enhorabona Laureta, ja saps que a mes a mes ets sa millor coaching
«Y en el vaivén de los planes sin marcar… no hay ley ni gravedad que te pueda hacer caer, aunque te tiren a dar»
M´encanta Marta!!!
Farà tres anys ja? tu estaves embarassada de Na Carla, concert de Vetusta Morla a Inca, amb En Xavi i Na Marga, do you remember?
I sí, lo mes intel.ligent és adaptar-se al medi. No saps fins a quin punt arribes a descobrir-te des de s´interior com tu ben dius. El dia a dia te posa a prova. Crec que tots hauríem de fer un break a ses nostres vides per treballar el nostre JO.
Hi ha tant per apendre…
Kissets Marta, we never give up!!!
Lauretaaa tu no ets una desesperate housewife! Tu ets una perfect Housewife, i ho seràs sempre. Com tu fas? Perquè, ok, ara no tens curro, però abans? Quan el tenies? Erets igual!
Jo si soc una maldita caca de housewife, el meu marit, és el meu novio, porque para casarse hay que quererse, no sé cuinar, no m’agrada fer la compra, no planxo, la meva casa es un caos, i vaig tot el dia agotadaaaaaaaaa!
Grrrr necessito unes vacances!
Muaaaa
Jajajajajaja, Ari, mai he estat una Housewife, ni de conya!!!!
No sé cuinar, els housekeppers netegen l´apartament, m´agrada fer la compra al súper perquè hi ha moltes tendes al mall…
A més a més, aquí la que té mèrit ets tu: currant en una farmacèutica en plena crisis, salvant el teu cul en un ERE, mare d´un fill meravellós, viatjant a Barcelona cada dos per tres per estar amb la família i essent la Senyora del Sr.Segura, que no deu ser gens fàcil de dur, estàs sempre guapa i estupenda, tens una figura increïble i un estilasso únic… What else?????
Les mares treballadores haurieu d´estar en un pedestal.