
Una señal inequívoca de que te haces mayor es afirmar que el mejor regalo que te han hecho en los últimos años es un Thermomix, y más aún, que de tu boca salgan palabras como: “me ha cambiado la vida” y te quedes tan ancha.
A esa conclusión llegué hace unas semanas cuando hablaba con mi hermana mayor y me contaba que había sido también su regalo estas últimas navidades y que estaba encantada. Yo, que le llevaba una semana de ventaja, le expliqué con todo detalle lo bien que comíamos ahora que esta máquina prodigiosa es capaz de cocinar ¡en menos de una hora! los platos más suculentos, desde platos de cuchara a arroces melosos, pasando por cremas, pescados y repostería. Y para colmo, en un metro cuadrado y sin ensuciar apenas la cocina. Sin duda, me ha cambiado la vida.

No sé cocinar, lo he intentado, pero no me gusta y se me da fatal, no tengo mano para esto, pero me encanta comer. Y tras un año teniendo que hacerme cargo de las comidas me he cansado. Siempre los mismos platos, he caído en la rutina, esa señal de alarma que te advierte que si no cambias la ruptura va a ser inminente.
Mis amigos, sí, amigas y también individuos del género masculino, me habían estado calentando la cabeza durante los últimos meses sobre las maravillas culinarias de un novedoso artilugio. Pero el precio del mismo y su tamaño me llevaban a decir que no, que no lo necesitaba, un trasto más, que dónde lo iba yo a poner en una cocina de PinyPon. Además, desde que decidí volver a la vida universitaria tengo que ajustarme el presupuesto, sin ingresos no puedo permitirme estos lujos.
Pero la rutina sigue ahí, y la hora de la comida se ha convertido en esa estampa típica de los restaurantes en la que los dos, el plato sobre la mesa y mi mirada perdida en el fondo del mismo, comen sin dirigirse la palabra. Suspiro y le digo que sí, que sigue estando estupendo, pero es el mismo plato del lunes, y el martes es el mismo menú del martes anterior, y que a veces el Keep it simple no funciona. Nuestra relación ha llegado a un punto de no retorno, estamos en punto muerto y ha llegado el momento de aportar soluciones. No es posible que me haya convertido en una de esas personas que comen enganchada a su bandeja de entrada en lugar de disfrutar con cada ingrediente que me llevo a la boca.
Así que tras muchas noches sin dormir, analizando los pros y los contras, haciendo esas listas mentales de qué tengo que perder y cuánto a ganar, una mañana me despierto y le digo: lo siento, pero hemos terminado, he conocido a alguien.
Y así es como inicié mi relación con un completo desconocido, pero precedido de muy buenas referencias. Es alemán, por lo que se le presuponen buenos modales y educación, y responde al nombre de TM5. Empecé mi aventura con los nervios de una adolescente ante la inminencia del primer beso, haciendo oídos sordos a mi mala conciencia. Sólo llevamos unas semanas conociéndonos, intimando, pero sé que no me he equivocado. Me hace la vida más fácil, no pregunta, no me cuestiona, no me juzga y carga con toda la responsabilidad. No invade mi espacio vital y me da más tiempo libre para dedicarme a las cosas para las que, hasta ahora, nunca tenía tiempo. Es respetuoso y me deja la lista de la compra en la aplicación del móvil que es lo único que no le gusta hacer. Viene con manual de instrucciones, así que cuando me enfado me avisa “ya te lo dije”, pero siempre de buen rollo, sin palabras, porque algunas miradas bastan. Nos hemos prometido amor eterno, lo cuido, lo mimo, lo beso, y de vez en cuando le sorprendo con una receta nueva que incorpora en su memoria inmediatamente. Además, tengo el visto bueno de mi madre, que para estas cosas es muy exigente, pero sabe que estoy en buenas manos y no tiene de qué preocuparse.
Aunque pueda parecer la perfecta ama de casa, he de decir que sólo me hace parecer perfecta, pero doy el pego. En lo que en realidad me ha convertido es en una mujer libre, que tarda cinco minutos en planificar la semana, sólo tiene que ir una vez a la semana a hacer la compra con la lista hecha e invierte una media de 30 minutos para preparar deliciosos platos caseros.
Así que mujeres y hombres del siglo XXI “no tengo tiempo para nada”, no temáis al cambio, poned rumbo a la felicidad.
M’ha sobtat molt que el tractis de «ell», jo sempre l’he tractat de «ella», pero m’agrada molt aquest altre punt de vist. Haure de cosiderar seriosament, canviar-li el genere!!!!
Antònia, ja diuen que els millors cuiners són homes. De fet, sa web de Thermomix parla d´ELL, sa cuina no és cosa de dones se coneix 😉
Buenos días Laura!
Que buena forma tienen tus posts! direct punch! I´m loving it!… Como miembro honorifico de la secta Thermomix… te dire que la maquina no es una solución universal a los problemas del universo (no hace la declaración de la renta para empezar!) pero ayuda con racetas mas difíciles de todas, aquellas en las que hay que calentar y mover a la vez (bechamel, mermeladas, masas, reducciones de salsas, pistos, tomate frito, bolognesas, etc). Y una superpicadora para hacer horchata natural, sorbetes con hielo, yo pico hasta la carne!
En cambio hay otras cosas con las que te equivocaras… macarrones, mejillones, cosas al vapor, etc… para esto la TM5 no añade sabor. Cuando te dare la matricula de honor será cuando domines los arcanos no escritos de la Thermomix y seas capaz de sofreír en una sarten aparte la harina antes de hacer las croquetas (el TM las funciones sofrito fuerte en mucha superficie, como que mejor lo subcontratas)… hasta que alcances la maestría disfruta del camino y no te olvides de prepara y regalarle mermelada a todo el mundo!
You are my Master 😉
Por favor, ¡¡¡¡quiero la receta de la horchata ya!!!!
Como dije anteriormente, nos estamos conociendo, pero he de reconocer que en esta relación somos tres, Gabi me lo quita de las manos como buen friki que es de las maquinolas y la tecnología… en fin, ¡así todos contentos!
P.D. parece ser que la mermelada es capaz de cambiar el mundo en pequeñas dosis, ¿no?
Eres un encanto, como comercial y team leader de un grupo de comerciales de Valencia de la compañia Vorwerk thermomix,te doy las gracias por tu post, me ha encantado y voy a copiarlo con tu permiso y remandarse lo a mis chicas para que vean la opinión de una clienta satisfecha jjjj nunca lo encontraran mejor explicado , besos y gracias por tus experiencias.
Hola Irene, muchas gracias y disculpa mi retraso en contestar, acabo de regresar de vacaciones y he estado desconectada casi por completo (por cierto, qué bien sienta).
Por supuesto puedes compartir el post, ¡es un honor! Sin duda soy una cliente exigente (será que he sido comercial los últimos 15 años de mi carrera profesional), pero es que afirmo y me reafirmo en todo lo escrito anteriormente: Thermomix me ha cambiado la vida 😉
Y soy de la opinión que las cosas buenas hay que contarlas ¿no te parece?
Un saludo y gracias.
Laura.
entra en http://www.canecositas.es y veras como mola
Irene, no sé por qué pero no hay manera de entrar en este enlace.