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LAURA SARGANTANA

Coach Personal y Profesional, Equipos y Liderazgo

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Cuando vives entre dos mundos

27 julio, 2016 / by Sargantana / 4 comentarios

¿A quién voy a engañar? Apenas llevo un mes en Bávaro, así que cómo voy a opinar sobre Dominicana. Un buen antropólogo se tomaría su tiempo para estar con la gente, conocer sus historias y establecer lazos, lo que se llama hacer trabajo de campo. Además, por primera vez siento que vivo realmente en una Gated Community (post), en mi particular burbuja de cristal, y esta vez de verdad. Este último destino está siendo diferente a los anteriores en muchos aspectos, de los que destaco dos: la comunidad española afincada en Dominicana se nota por lo integrada que está y, por otra parte, tener como hogar un complejo hotelero distorsiona la realidad exterior abriendo otra casi o tan interesante: una oportunidad para diseccionar la vida de los trabajadores locales, todo un mundo. Así que pienso en positivo y adapto mi perspectiva a mi nueva situación.

Soy consciente de que lo que me va a impedir conocer la cultura y la sociedad dominicana es vivir precisamente en Bávaro y hacerlo dentro del complejo hotelero donde es posible sobrevivir sin salir de él durante meses. Sin embargo, convivir en un pueblo con tres mil turistas diarios -que tampoco encuentran motivos para salir del recinto- y unos dos mil trabajadores –casi todos locales- da para empezar un curso acelerado de cómo late esta sociedad. Es cierto que hay mucha polarización, pero no menos cierto que el grueso de la sociedad no la conforman los ricachones de las grandes mansiones, barcos y coches último modelo que se dedican al mundo inmobiliario, la industria del azúcar, a la aviación, el tabaco y el alcohol, al turismo, las constructoras o los bancos, sino humildes trabajadores, desde limpiadoras, camareros, mecánicos, animadores, cocineros, empleados de lavandería, guardias de seguridad y otros tantos como oficios se requieren en este mastodóntico poblado. Por tanto, qué mejor –y más honesta- manera de aprender cómo son y cuál es su realidad.

Playa Bávaro
Playa Bávaro

Y vaya si estoy aprendiendo. Con la primera persona fue con Benerise, viene a casa tres días a la semana, tiene 33 años, es respetuosa, muy discreta y educada. Poco a poco vamos conociéndonos y me siento a gusto hablando con ella a pesar de los consejos que he recibido acerca de dar confianza a quienes acaban registrando cada rincón de tu hogar. Sin embargo, me resisto a creerlo y me intereso por su vida. Tiene tres hijos y se siente afortunada por tener casa propia. Le pregunto cómo puede atender y alimentar tres hijos con lo cara que resulta la cesta de la compra. Efectivamente, es muy triste, gana en un mes lo que yo me gasté hace una semana en el supermercado.

Plátanos en "Súper Pola"
Plátanos en «Súper Pola»

Esta es una de las contradicciones del país, el más caro que he visitado hasta el momento. Un salario mínimo no llega a ocho mil pesos, que es lo que gana oficialmente el 76% de la población (unos 158 euros), y ello a pesar de que un paquete de tres lechugas cuesta más de cinco euros y un litro de leche en torno a un euro según la marca. Lo mismo me explica ella, el pescado es un lujo, y comprar una libra de pollo cuesta casi 3 euros (149 pesos). Hasta los plátanos, producto local, son más caros en este país que los que se exportan al exterior, y eso que los que se quedan aquí son los malos. Es decir, que el producto local es igualmente caro, a diferencia, por ejemplo, de lo que ocurre en México. Soy consciente de que me canta precios sin que todavía me haya dado tiempo a interiorizarlos por aquello del cambio de moneda, y que su cesta de la compra no incluye ni jamón ni la botella de vino que me permito yo, pero aún así es un ejercicio de valentía e imaginación alimentar tres bocas -más la suya- con un sueldo tan miserable, o al menos miserable en relación a los precios de las cosas. Y aunque la educación es gratuita, se queja de que ya no se estudia con libros, sino con la computadora. Le digo que vaya faena, que será caro encontrar un ordenador para los niños, pero su respuesta es que la computadora es fácil de conseguir, que lo problemático es tener que pagar cada mes la conexión a internet. Como dicen por aquí, “hacen milagros con el dinero, viviendo por adelantado gracias a los prestamistas”. Esto es, muchas familias viven gracias al “fiao” y otros préstamos. Esto es lo más llamativo de un país que vive entre dos mundos, la opulencia de los más ricos, el capitalismo de los turistas, y la pobreza más extrema (El costo de vivir en República Dominicana).

El costo de vivir en República Domincana
El costo de vivir en República Dominicana

Sin ir más lejos, la experiencia de un domingo en la playa. Entristece ver la imagen de un niño de no más de cuatro años, vendiendo fruta a los playeros tumbados en las cómodas hamacas. De pronto lo veo frente a mi, de espaldas, mirando hacia la orilla. Descubro que está observando a un grupo de niñas jugando en el agua con una pelota. Quién permite que este niño no tenga infancia. La escena duró quizás apenas unos segundos pero me parecieron horas. Lo que hubiera dado por pagarle a su padre -que iba metros por delante- la ganancia del día o comprarle toda la fruta para que permitiera a su hijo jugar en la playa. Uno de esos momentos que sabes que no vas a olvidar porque volverás a vivirlo cada vez que regreses a la playa. Esa dicotomía entre lo que está bien y lo que está mal, entre lo que está en tus manos y lo que no, lo que es moralmente adecuado y lo que no te incumbe.

Macao es una playa pública, preciosa y tropical, la playa siempre soñada en mi infancia cuando se hablaba del Caribe: arena dorada adornada con palmeras y el azul del mar. Chiringuitos donde comer un buen pescado fresco y donde llamas a la cocinera «la Tetas» porque nadie sabe que en realidad se llama Wilma y te lo cuenta a carcajada limpia. Comes a la sombra de las palmeras y el ambiente es alegre y dominguero, hasta que al atardecer esta estampa paradisíaca empieza a empañarse. Grupos de jóvenes, botella de ron en mano, empiezan a competir por el loro más grande y la música -siempre omnipresente- cada vez más alta, con toda una variedad estremecedora ente reggaeton, bachata o merengue. La alegría se convierte en exaltación, no tanto de la amistad sino de la violencia. De pronto la arena dorada se convierte en un botellón en toda regla, una auténtica batalla campal, llena de plásticos y basura acumulada del día que parece no molestar a nadie. Muchos de ellos se bañan vestidos, con la camiseta imperio y a veces hasta en calzoncillos, otros con pantalones largos y hasta con vaqueros. Las niñas parecen Lolitas, las adolescentes se creen modelos y las mujeres se siente aún quinceañeras, haciéndose selfies sin parar, un comportamiento globalizado, me temo. Pero también ellos, posando cual rapero malote a lo P. Duddy, haciéndose fotos con los posados más serios creyéndose hombres duros.

Playa Macao
Playa Macao

Otra forma de conocer el ambiente y costumbres locales es acudir un sábado por la noche a los famosos Drinks, espacios abiertos en los que -como su nombre indica- sólo se sirven copas y música muy alta, lo demás lo pones tú. Es decir, salir a seducir y a contonearse, todo un espectáculo para quien lo vive por primera vez. Parece como si las penas tornasen menos penas con un buen ron y música para bailar.

Otra curiosidad con la que no contaba son sus creencias religiosas, bendiciendo constantemente. Expresiones del tipo “nos vemos mañana, si Dios lo permite” pero con diferente tono al “si Dios quiere” que no es más ya que una coletilla para mí. O decir que no crees en Dios y que te respondan que entonces no eres una persona entera, o descubrir en un perfil de whatsapp algo como “Lo mío no es suerte, son hermosas bendiciones de Dios”.

(imagen propia)
(imagen propia)

Por otro lado, la presencia española es notable en Bávaro, lo cual se percibe cuando vas a hacer la compra. Es posible encontrar Quelys, vino, jamón y embutidos varios, lo cual es de agradecer mientras esperas que las visitas carguen con todo el armamento nuclear escondido entre la ropa interior. También ha sido una sorpresa encontrar buenos restaurantes españoles, y eso viniendo de mí -que jamás busco comida española fuera de España- ha sido todo un descubrimiento, desde una deliciosa paella a un pulpo a la gallega nada despreciable. Pero cuando se me saltan las lágrimas es cuando pido un cortado y me traen un cortado a la primera, con la cantidad exacta de café y la cantidad exacta de leche, lo nunca visto.

Playa Cabeza de Toro (imagen propia)
Playa Cabeza de Toro (imagen propia)

Así que en general me siento bien. Bávaro me ha recibido cariñosamente y con amabilidad. Destaco la agilidad mental de su gente y su sentido del humor, me encanta acudir al taller y encontrar a mi mecánico bailando con la llave inglesa en la mano, que me reciban siempre con una sonrisa, o que me corten cuando empiezo a hablar para decirme «buenos días» y recuerdo que la educación es lo primero y que aquí me puedo permitir el lujo de bajar un poco las revoluciones. Ciertamente me lo han dado todo hecho. Es la primera vez que no tengo que buscar casa, que no tengo que pelearme con nadie para contratar servicios. Esta vez he entrado por la puerta grande, lo cual me ha ahorrado tiempo y disgustos, aunque por otro lado me está privando de la oportunidad de estar a pie de calle para conocer de primera mano qué se cuece ahí afuera. Para ello aprovecho mis incursiones en los supermercados, siguiendo mi ritual de entrar en todos y cada uno de ellos para conocer los productos locales, los mejores precios y el mejor jamón que se pueda conseguir lejos de casa. Por supuesto, llevo ya cinco o seis marcas de leche en mi obsesión por encontrar la que mejor encaje con el café local, esas manías que me resisto a abandonar, como salir en busca y captura del mejor pan para desayunar o hacer un pa amb oli, que al fin y al cabo es lo que a mí sí me quita las penas de verdad.

Pero algo me dice que voy a tener tiempo de sobra para ir descubriendo todos los rincones de este bello país. Dicen que todo cansa al cabo de un tiempo, incluso ir a la playa y tomar el sol, por lo que buscaré nuevos desafíos para seguir aprendiendo. Porque aprender cosas nuevas es, hoy por hoy, uno de mis grandes placeres, algo que no cuesta dinero, no engorda, que en el colegio no me enseñaron y que, según dicen los expertos, sus efectos secundarios son tremendamente beneficiosos para la salud 😉

 

Publicado en: Expatriados Etiquetado como: Bávaro, Costumbres, cultura, Españoles en República Dominicana, expatriados, sociedad, superación, turismo, valores, viajar, Vivir en República Dominicana

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Comentarios

  1. Beatriz dice

    28 julio, 2016 a las 08:35

    Totalmente acertado y coincido contigo sobre lo increíble de su economia, tengo la suerte de tener amigos allí y he podido convivir directamente con ellos, son sin duda resilientes, te recomendaría que salieras de Bavaro, te muevas en transporte público por el país y dejes entrar en tu vida a su gente, a pesar de lo que puedan decirte quienes no salen de la «seguridad» de los grandes espacios hoteleros tener un amigo dominicano te lleva a vivir una experiencia de vida donde la sencillez orgullosa de un pueblo nos da mas de una lección de vida, vuelvo siempre a Mallorca con la vista puesta en mi próximo viaje a Dominicana, por algo será….

    Responder
    • laurasargantana dice

      28 julio, 2016 a las 16:44

      Cómo me alegra leer tus palabras, un chute de optimismo ¡sin duda!
      Ahora mismo estoy en el proceso de aislamiento de todos los prejuicios, opiniones negativas y demás, prefiero descubrirlo todo por mí misma. La verdad es que ciertos comentarios me han metido miedo en el cuerpo, pero poco a poco me iré soltando. Me he puesto como primer objetivo ir sola a Santo Domingo ¡un pequeño gran paso para empezar!

      Sin duda el mejor aprendizaje es aquel que adquieres cuando convives con los «otros», entonces la rara pasaré a ser yo 😉

      Gracias por compartir Beatriz.

      Responder
      • Beatriz dice

        28 julio, 2016 a las 19:23

        Estupendo!!…la Capital no tiene gran cosa salvo su zona colonial, pero hay que verla.Si vas no dejes de ir al Cafe de Toi el unico after de Santo Domingo,en la zona colonial, su dueña Odalis Robles es amiga mia y un portento de mujer dominicana. Dile que te envia Beatriz de Mallorca su entusiasmo por la vida es espectacular y conoce a todo el mundo, es un referente dominicano.

        Responder
        • laurasargantana dice

          28 julio, 2016 a las 19:29

          De mallorquina a mallorquina G R A C I A S
          Ya está en mi mapa, localizado 😉

          Responder

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