
“Anoche me quedé sin batería en mi móvil, hablé con mi mujer. Es muy simpática”. Con este chiste me reí bastante anoche, al tiempo que me venían a la mente las últimamente no tan raras escenas de dos personas sentadas una frente a la otra, en la misma mesa del mismo restaurante, cada uno absorto en la pantalla de su smartphone y sin dirigirse la palabra. Las Apps móviles, cuántas conversaciones robadas, cuántas conversaciones perdidas. Ya ni siquiera se discute sobre el nombre de tal cantante o el título de tal película. Todas las respuestas a golpe de clic.
Sin embargo, y lo dice una persona con serias dificultades para seguir el ritmo de las nuevas tecnologías, no pueden ponerse barreras al campo, show must go on! Y, como todo en esta vida, en su justa medida la tecnología puede hacernos la vida más fácil sin que perdamos un ápice de dignidad. Es cuestión de autocontrol.
Bromas aparte, como viajera empedernida que soy, mi aspiración sólo alcanza a maximizar mi iPhone con Apps que me faciliten los viajes. Me ha costado sudor y lágrimas dejar de utilizar guías de papel, y confieso que aún llevo una libreta en el bolso para anotar cualquier información útil, pero me rindo a los pies de las mejores aplicaciones para mis rutas. Pero que nadie espere encontrar en este post las mejores Apps para viajar, porque ni de lejos. Simplemente describo un trabajo de campo cual antropóloga transmitiendo mi propia experiencia. Así que expertos en la materia: no me malinterpreten, y obviamente pueden no estar de acuerdo conmigo. Ahí vamos.

La primera y más conocida es TripAdvisor. No necesita presentación y no es nueva, pero yo sigo utilizándola. Me resulta útil leer las críticas de los usuarios cuando busco un alojamiento especial. Nunca reservo una habitación sin echar un vistazo a su web. Pero más útil es la herramienta cuando de repente tengo hambre y quiero comer allá donde me encuentre. Es muy humano ponerse ansioso cuando a uno le entra el hambre, y no hay nada que me enoje más que me gane el ansia y acabe comiendo en un McDonalds por no haber tenido la paciencia de buscar un buen restaurante. Ayer, sin ir más lejos, la carta de postres del restaurante donde comimos no era nada apetecible, pero nos entró el antojo de comer helado. Gracias a TripAdvisor encontramos la mejor heladería de la ciudad, la de un joven italiano pastelero que crea deliciosos helados de diseño. Nada más fácil que seleccionar la opción “Near Me Now”, se abre un desplegable “Places nearby” y selccionas “Restaurants”. A su vez puedes filtrar por distancia, el mejor puntuado que esté más cerca o por ranking. Incluso puedes filtrar por precio según tu presupuesto en ese momento, o por tipo de cocina. La tercera opción es un mapa que te identifica los restaurantes a tu alrededor. Naturalmente no es la Biblia, pero si se me antoja comer un Pad Thai en ese preciso instante, TripAdvisor me ayuda a localizarlo y a decidir según las fotos o los comentarios de los usuarios. Ciertamente han salido muchísimas Apps tipo TripAdvisor, pero las estadísticas mandan y hoy por hoy su «n» es muy alta. Obviamente, hay que estar siempre atento al margen de error y al número de reseñas para que la puntuación media sea razonable y creíble.


La segunda App, y la que para mí está desbancando a TripAdvisor en relación al alojamiento, es Airbnb. Se acabaron los hoteles sin personalidad, esas habitaciones frías e iguales en cualquier ciudad, los mismos jaboncitos y las mismas mesas de despacho que nunca utilizas. Airbnb en un concepto nada novedoso pero más cercano, más auténtico y más humano. Personas como tú y como yo ponen en alquiler sus viviendas (o parte de ellas) cuando no las utilizan, o casas en las que no viven o desean compartir. Son alquileres habitualmente cortos, desde un día a semanas, o quizás meses. La diferencia respecto a los alojamientos habituales es que suelen ser estudios, apartamentos o casas enteras, perfectamente equipadas, y formarían parte de este género los Bed&Breakfast particulares. Basado siempre en mi experiencia, he conocido a los dueños de los más curiosos lugares, quienes me han dado toda la información que he necesitado para moverme por la ciudad, sea en Barcelona, Sydney o en Auckland, incluso en pueblos pequeños de montaña o en los alrededores de los lagos de Nueva Zelanda.

Casualidad o no, he tenido la oportunidad de conocer a gente local. En Paihai (Nueva Zelanda), la dueña nos invitó a cenar en su casa un par de pizzas caseras. En Sydney, el dueño nos dedicó un día entero para llevarnos a las afueras de la ciudad donde no llegan los turistas y donde sólo acuden los locales, comimos juntos y acabamos en una degustación de ginebras locales. En Auckland tomamos una botella de vino de la región de Central Otago viendo un partido de rugby mientras nos intentaba explicar las reglas del juego. En el Lago Taupo, Robert nos contaba su pasado como granjero en Inglaterra mientras su mujer Gail nos preparaba un delicioso desayuno. Tenemos pendiente otra visita en verano para que Gail nos deje probar las pizzas que hace en el horno que ella misma construyó en el jardín ¿Cuántas veces el director de un hotel te ha invitado a tomar un café? Pero lo más interesante de Airbnb, es que los dueños, al recibir una petición de reserva, tienen derecho a denegarla. Del mismo modo que como usuaria puntúo el servicio y trato recibido como en cualquier otra aplicación, en esta, el rendatario también puntúa a sus clientes, por lo cual tiene derecho y el poder de rechazar a un cliente por el motivo que sea y sin dar explicación alguna. Fabuloso. Por fin el cliente no siempre tiene la razón.

Una de las aplicaciones que más me han emocionado últimamente es Uber. Había oído hablar muchísimo gracias a la polémica suscitada en algunos países sobre este nuevo medio de transporte público en los medios de comunicación, pero jamás había tenido la oportunidad de utilizarla por su inexistencia en España y en Qatar. Pero la descubrí hace unas semanas en Sydney, y casi lloro de la emoción.
Sólo hay que registrarse en la web con tu nombre y número de tarjeta de crédito (foto opcional). Abres la aplicación, y automáticamente se abre un mapa con tu localización y con los vehículos de Uber disponibles en ese momento y perfectamente localizados el el mapa. Escribes la dirección a la cual deseas ir (se puede tener un listado de direcciones frecuentes ya memorizadas en la App) y solicitas un coche. Automáticamente aparece en la parte inferior de la pantalla el nombre del conductor con su foto, la puntuación media que ha recibido el conductor en cuestión por parte de los pasajeros, la marca, modelo, color y matrícula de vehículo que te recogerá y el tiempo que tardará, que puede ir variando dependiendo del tráfico. Si es hora punta o fin de semana y las tarifas han cambiado, la aplicación te pregunta antes de contratar el servicio si estás de acuerdo con la tarifa.
Una vez más, casualidad o no, los conductores de Uber en Sydney resultaron de lo más rentable, porque todos ellos fueron simpáticos, nos proporcionaron valiosísima información y nos recomendaron muchos lugares y restaurantes que visitar durante nuestra estancia. Una vez más, al acabar el servicio, la web no sólo te pide que puntúes al conductor del 1 al 5, sino que el conductor te puntúa a ti como cliente. En este caso, los conductores de Uber, antes de prestar el servicio, pueden también rechazarte como cliente si has recibido puntuaciones bajas o comentarios negativos, del mismo modo que yo, como usuaria, puedo rechazar su servicio por su cara, puntuación media o porque el modelo del coche no hace conjunto con mis zapatos. Se acabaron los taxistas cretinos y los usuarios gorrones. Es más, un conductor de Uber se equivocó de ruta, se hizo el loc, no me dijo nada y me cobró la carrera entera que fue más del doble de lo que correspondía. Yo tampoco dije nada, porque antes de bajarme del vehículo ya le había puesto la peor puntuación y nada más llegar a casa reporté su tomadura de pelo, porque por algo la aplicación guarda el histórico de tus rutas con todos los detalles. En menos de 24 horas me devolvieron el dinero.




Una App que no emociona a primera vista pero que te puede sacar de un apuro importante es navmii, es decir, un GoogleMaps sin conexión, para cuando viajas por zonas rurales, donde Cristo perdió la sandalia y no sabes cómo volver a casa. Sólo tienes que descargarte online los mapas del país que quieras. Yo me descargué hace unos días Australia y Nueva Zelanda en unos minutos y totalmente gratis. No tardé en recurrir a sus servicios. Pasamos unos días en zonas rurales para hacer algunos trekkings, y tras volver de una excursión ya en el coche descubrimos que no teníamos conexión, con lo que no teníamos ni idea de cómo llegar al siguiente destino. Con navmii pudimos marcar la dirección y nos llevó sin problemas offline. No es tan fiable ni completa como GoogleMaps pero te saca del apuro.

La última adquisición ha sido Vivino, para los amantes de los caldos. Me ha llevado años diferenciar los distintos tipos de uva que tenemos en España, las añadas, los tipos de barrica, las diferentes y numerosas denominaciones de origen, a apreciar vinos de Cádiz o los antiguamente devaluados Jumilla. Pero llegar a Nueva Zelanda y encontrarme con la variedad de vinos que tienen aquí, locales y australianos, y a precios no tan asequibles como en España y diferentes tipos de uva, es una auténtica locura porque se trata de ensayo y error a costa del bolsillo y resacas malas.

Al principio, para divertirme, elegía el vino por la originalidad de sus etiquetas y según presupuesto. Pero la verdad, es que no hacía más que beber zumos licuados de uva. Gin, nuestro anfitrión Airbnb en Sydney, al contarle mi problema, me descubrió esta App totalmente gratuita que lo único que pide es una fotografía de la etiqueta del vino que quieres evaluar. A cambio, te da información suficiente para decidir comprar un vino u otro. O, si estás en un restaurante con una carta de vinos que te suena a chino y no quieres que el somelier te desplume -porque no siempre está mi amigo Nico para elegir por mí- basta con escribir el nombre y clicar. La aplicación reconoce la imagen de la etiqueta a la velocidad del rayo y arroja la bodega, la denominación de origen, qué uva contiene y en qué proporción, con qué comida marida mejor, la puntuación media que ha recibido el vino, el número de reviews, el precio medio de la botella, dónde comprarla, te permite puntuarla del uno al cinco, editar y mandar una opinión, entre otras muchas cosas.
Pero más allá del reconocimiento y análisis del vino, te permite crearte tus propias listas, ordenarlas por preferencia, por fecha o por puntuación, incluso escribir notas personales como dónde, cuándo y con quién te tomaste un vino determinado. En los viajes resulta del todo útil esta aplicación, especialmente si eres de los que gusta de probar vinos locales en lugar de tirar por la vía fácil de lo conocido, porque no concibo celebrar mi cumpleaños en Sydney y tomarme un vino español como me ofrecía la camarera, todo lo contrario, quise probar un vino de la zona. Pero ésta es sólo una parte de todo lo que ofrece la App, porque diariamente ofrece información útil en la pestaña «Top Lists», como los 25 mejores Pinot Noir de Nueva Zelanda o los 25 mejores Malbec argentinos o curiosidades como 5 vinos de los países vinícolas más pequeños. Gracias a estas listas ya creadas y actualizadas constantemente y a las mías propias, me he creado en la misma App My Wines y mi WishList, hasta mi propia bodega. Clicando en cada vino de mi lista, me informa de su precio y del lugar más cercano donde puedo ir a comprarlo desplegando un mapa de localización. Ofrece muchísimas cosas más, pero sinceramente, me emborracho cada vez que la abro, así que de momento ahí lo dejo.

Pero el colofón final y la medalla de oro es para MyMaps (MyPins en la App móvil). MyMaps es mi herramienta favorita para organizar mis viajes, y es tan sencilla que sólo consiste en elegir un destino y Google Maps te abre el mapa (puedes abrir y crear tantos mapas como desees). En el mapa de la ciudad, región o país elegido, empiezo por localizar el aeropuerto, después el lugar o lugares donde voy a alojarme, los puntos de interés que voy a visitar, los restaurantes recomendados, museos y todo aquello que quiera visitar. Dentro de cada mapa se pueden crear capas para no mezclar los restaurantes con los museos, por ejemplo. Después, la aplicación te permitirá filtrar la información por las capas que has creado o verlo todo junto en la pantalla según tus necesidades.

En cada lugar añadido se puede seleccionar un icono para distinguir a primera vista de qué se trata, por ejemplo, si añades un restaurante italiano, incorporo el icono de una pizza, y si he buscado un bar, le pongo el icono de una copa o de una cerveza, y así sucesivamente. Al mismo tiempo, cada lugar inocrporado puede editarse y permite añadir información relativa a ese lugar, es decir, notas personales o copy&paste de información que hayas encontrado en internet. No sólo es útil para ir consultando sobre la marcha los lugares que quieres visitar, sino que si eres de los que improvisan y descubres un bar genuino o un restaurante para chuparse los dedos, no tienes más que abrir tu mapa, marcar la localización, y crearte un pin nuevo por si volvieras a visitar la ciudad o quieres compartirlo con tus amigos. Porque ésta es la gracia de MyMaps, que puedes compartir tu mapa con quien quieras. No sólo puedes verlo en cualquier dispositivo como creador del mapa -pongamos por caso un smartphone o una tablet-, sino que puedes invitar a que lo vean otras personas como tus compañeros de viaje. También puedes compartir tu información con alguien que vaya a visitar la misma ciudad y cree en tu criterio. Viajará con tu mapa y tus notas tan alegremente a golpe de clic. En tal caso, puedes seleccionar si la persona que va a utilizar el mapa creado por ti puede sólo visualizar el mapa o editarlo para añadir más información. Up to you!



Probablemente no sean ni las mejores ni las más novedosas Apps, pero para usuarios torpes como yo, son ideales por su fácil manejo y por su utilidad. Así que keep it simple and have a safe trip!
Com a bon friki des tema, supòs que esperaràs un comentari meu
Bon repàs a ses teves eines viatgeres, m’ha encantat.
Trip-Advisor: .
AirBNB: m’ha permés coneixer ca vostra y a n’Anthony, què més se pot demanar…
Uber: flipant! Spain is diferent(?)
Navmii: sembla molt útil, no l’he feta anar.
Vivino: m’agrada molt, l’he feta servir de tant en tant. Molt orientativa de molts de «caldos» no massa coneguts, però molts d’ells grans descobriments.
MyPins: Ja t’estàs torbant a compartir «YourMaps»! M’acab de baixar s’app MyPins. Creus que des de «Sa Costa des Pins» rul·larà?…
Don fe de que et podries guanyar sa vida perfectament organitzant viatges. Sempre seràs sa meva trip advisor particular.
Molt bé, Laureta!!
Molt bon post-post Xavito 😉
Ja pots comptar que seria genial guanyar-me sa vida organitzant viatges, perquè de moment sa feina ja la faig, de gratis!!!!
Però com sempre, primer s’ha de sembrar per poder recollir, així que jo crec que aquest és el camí. Encara hi pens molt amb es primer viatge organitzat: Escòcia, va sortir redó!!!!!!
Kissets.
Laura.
¡Muy interesante! Me las apunto todas, todas, ¡y espero poder utilizarlas pronto (la del vino me encanta)!
Besos desde el sur del sur
Se me ocurre que la App del vino la tenemos que aprovechar al máximo y compartir nuestras listas. Me han dicho que hay vinos sudafricanos excelentes ¿un intercambio por los neozelandeses y australianos? 😉
PD. ¡Por fin es primavera en el hemisferio sur!!!
Besos.
Laura.