
He de reconocer que nunca me han gustado las despedidas. El post de la semana pasada fue el más espontáneo de cuantos he escrito. Viví mi semana trágica personal: la histeria de entregar los trabajos de la universidad a tiempo (cosa que conseguí con mucho esfuerzo in extremis), el estrés de una mudanza en ciernes, la incerteza de qué día voy a abandonar el país y cerrar así otra etapa de mi vida, las comidas de «hasta luego» con la gente que ha sido mi familia durante todo este tiempo, y todo ello con las emociones a flor de piel. Sin embargo, a menos de 24 horas de mi cita semanal no tenía nada en mente, hasta que esa fuerza interior que llevo dentro que no permite que me rinda nunca (llamémosle por su nombre: orgullo) hizo que me sentara delante de la pantalla y vomitara algunas reflexiones más.
Lo que no esperaba, porque no estaba en absoluto preparado, era la respuesta de todos vosotros. Me sentí, y aún me siento, abrumada. Querida, comprendida, feliz, y un poco presionada claro, habéis dejado el listón muy alto, ¿cómo compensar tantas muestras de solidaridad? Me decía mi marido, «estoy muy orgulloso de ti, has despertado las emociones de la gente».
Por ello, aunque sé que no esperáis nada a cambio salvo que siga escribiendo, este post es vuestro. En concreto hubo una respuesta que actuó como detonador para que yo hoy tuviera la necesidad de escribir este post. Fueron las palabras de Pilar, una lectora anónima hasta el momento: «no dejes de escribir, somos muchos más de los que tú crees a los que nos gusta leerte». Es una sensación muy extraña, saber que hay alguien que me lee, de incógnito, y que además le gusta lo que escribo ¿se puede pedir más? No me canso de decir que mientras el mundo siga sorprendiéndome, aquí estaré para contarlo. Pero entonces sigo leyendo, en este caso a Flora: «gracias a ti por desnudarte cada semana regalándonos tus historias, tus palabras, tus pensamientos… ese poquito de ti», pues sí, sólo una parte de mi, porque quizás lo que transmito es la parte que necesito ejercitar todos los días, el optimismo y la energía para no darme nunca por vencida, para no dejarme llevar por la rutina o la pereza. Este espacio es mi realidad simbólica, el como quiero que sean las cosas. No estoy engañando a nadie, ni siquiera a mi autoestima, sólo es una herramienta para poner en práctica mis deseos y mi manera de ver el mundo. Creo que poner palabras a los pensamientos, sea de forma oral, escrita, mediante la imagen o haciendo el pino puente, es como ir al psicólogo: de algún modo sirve para poner en orden el caos interior. Al darle forma a ese pequeño mundo interno es más sencillo que ocurran las cosas, sólo hay que planificar, actuar y empezar a tachar de la lista los sueños cumplidos. Porque de eso se trata, de pasar a la acción.
También las palabras de Ángela me han hecho reflexionar: » todas estas semanas has sido una fuente de inspiración y de energía que me ha hecho seguir adelante en muchos momentos difíciles,» o las de Sherley «porque con tus palabras has hecho durante meses que me ría y me plantee situaciones y sentimientos en los que no había reparado». Pues deciros a las dos que vuestras palabras han hecho que yo considere otras cosas en las que jamás había pensado. Mi catalizador ha sido mi experiencia en Doha, tanto en el entorno físico como humano. Quizás cualquier otro destino me hubiera desatado las misma emociones, o quizás no. Sinceramente, creo que me hubiera despertado otra área del cerebro, o del corazón, porque lo que se vive aquí dudo que ocurra en otro lugar del mundo, mejor o peor, pero nunca igual. Albert Espinosa decía en una entrevista de radio cuando presentaba su última novela que hay que plantearse ¿qué se nos da mal? y ejercitar aquello que no dominamos, porque lo que ya sabemos hacer ya lo hacemos bien ¿no? Pues con este país ocurre lo mismo, es tan diferente, tan hostil, tan alejado de nuestra educación y de nuestra cultura que es el que más nos aporta y del que más podemos aprender. Y yo añadiría, es del que más podemos aprender acerca de lo que deberíamos y no deberíamos hacer. Pero este tema da para otro post.
Mi buena compañera de viajes Mariel me escribía hace unos días: «no dejes de escribir y de transmitir a través de una pantalla de ordenador, todo lo que ves, oyes y sientes….. aunque para esto tengas que hacer alguna que otra crítica. A veces son necesarias y más si son constructivas.»
Sus palabras me hicieron pensar en el momento exacto en el que estaba decidiendo qué Grado elegir para estudiar. Dudaba entre Sociología o Antropología cuando, casualmente, vi el Grado de Humanidades. Curiosa como soy entré en la pestaña de asignaturas y en la descripción del Grado, preguntándome qué son las Humanidades, qué enseñan y para qué sirven. Y entonces leí algo revelador para mí en ese momento: tiene el objetivo de proporcionar una formación que capacite a los futuros graduados para la intervención crítica en el entorno cultural y social.
Por eso elegí Humanidades, para aprender a tener una mirada crítica del mundo (y no precisamente para destruirlo).
Y gracias al Grado conocí a Carla, quien además de compañera de fatigas se dedica profesionalmente a la crítica literaria. Así que un día le pregunté por qué leía mi blog y por qué le gustaba. Buscando una respuesta sincera y lo más objetiva posible me respondió que lo que más le gustaba era que no tenía pretensiones, que no trataba de dar lecciones ni grandes discursos, sino que me limitaba a describir lo que veía y hacer mi propia interpretación sin más. Lectura ligera que le invitaba a pensar y a conocer, incluso los comentarios de la gente se habían convertido en una inquietud. Pero lo que más me impactó fue su reflexión final: «es verdad, no eres famosa, como dices, no eres nadie, pero por qué no me iba a interesar lo que piensa una chica que no es nadie, es decir, alguien que está en la misma posición que yo. Puede que incluso me interese más que lo que pueda decir un intelectual».
Siento que me voy dejando pasar la oportunidad de conoceros en persona, pero como dice Michela «ya no quiero conocer más a personas como tú» porque después toca despedirse. Así que estéis en un país o en otro o yo escriba desde aquí o desde allí, seguimos conectados del mismo modo, a través de este blog o desde cualquiera que sea vuestra plataforma de expresión.
Y como este es vuestro post, voy a disfrutar de mi borrachera y me permito despedirme con los deseos de Andrea, bon vent i bona barca!
Eres espontánea y emotiva y eso Laura te fa molt especial, segueix així, un beso
Tan espontània que de vegades més valdria estar callada, jajajajajajaja!!!!
Gràcies Antònia, tu que m’estimes 😉
Fins aviat!!!!
Ha sido una gozada leerte. Lo mío no son las palabras, son las fotos, pero en tus palabras he podido ver esa sociedad.
Mi hijo llego a Doha hace mas de un año, y tu me has ayudado a entender mejor el entorno en el que se desenvuelve.
No dejes de escribir, ciertamente como muchos los que no te hemos dicho que te leiamos.
Como decía cuando estaba en los Scouts, «Buena caza».
un abrazo muy fuerte desde Madrid.
Muchísimas gracias por salir del anonimato y compartir, es una sensación extraña descubrir que estáis ahí, ¡y me emociona!
Espero no haberte asustado con mi percepción del país y de esta sociedad. Por supuesto hay cosas buenas, pero lo que ayuda a superarse son las adversidades, de ahí mi espíritu crítico.
Espero que el próximo destino me inspire tanto como mi paso por Qatar, que he de reconocer da mucho juego 😉
Gracias por leerme, gratifica mucho haber puesto un granito de arena en esta aventura.
Un abrazo.
Laura.
Totalmente de acuerdo. Yo sentí lo mismo cuando me fui.
. Espero impaciente el siguiente post que …donde lo escribirás????.
. Besos.
Es un torbellino de emociones el que se te viene encima cuando toca despedirse, es mi primera vez y es raro. Por un lado deseas cambiar de aires, pero por otro lado te viene la morriña y miras a las personas y a todo lo que te rodea con un sabor agridulce, tú me entiendes.
Yo he sido muy feliz aquí, siempre habrá un lazo emocional por todo lo que hemos vivido ¿verdad?
De momento sigo aquí en Doha, ya sabes, la «burrocracia» es lenta….
Un beso y hasta la próxima 😉
Laura.
De otra lectora anónima que ha compartido la experincia de la vida en Qatar durante este período.
He leído tus entradas en el blog, a veces sintiendome identificada y, otras, las menos, no tanto. Pero no hay que sintonizar para disfrutar lo que se lee y, disfrutar, he disfrutado siempre.
Un beso y buena suerte en tu nueva aventura.
Carmen
Carmen, gracias por compartir, no sabes qué sensación descubrir que estáis ahí, ¡ni siquiera yo puedo explicarlo!
Lo que nos enriquece, precisamente, es tener diferentes puntos de vista. Cada uno percibe la realidad de manera única e intransferible. Aprovecho para dedicarte una frase que lo define muy bien:
“La persona sensitiva nos dice que algo existe, la racional nos dice lo que es, la emocional nos dice si es agradable o no y la intuitiva nos dice de dónde viene y hacia dónde va”.
Gracias por leerme y mucha suerte en tu propia aventura 😉
Laura.
Bieeenn Sister !!!! Bieeeenn !!!! yo como dice Mary «a la espera del siguiente post»…. sorpréndeme con tu nuevo destino !!!!!!
En fin !!!! tú vas a tener la mejor titulación que se pueda tener: ESTAS ESTUDIANDO EN LA «UNIVERSIDAD DE LA VIDA». Mucha suerte a los dos y a por todas !!!!
Mariel, Mariel, Mariel, tendrás que seguir leyendo para saberlo… así sabré si estás atenta 😉
Sólo voy a decirte que te gustará, ¡¡¡mucho!!!!
No olvides que en la universidad de la vida estamos todos, sólo que hay quien le gusta aprender y hay quien prefiere quedarse en casa jugando a la Playstation, tú ya me entiendes.
Por cierto ¿no te animas a escribir un blog contando tus aventuras por el ancho y largo mundo??? Aún guardo los diarios de África, podríamos publicarlo por capítulos 😉
Besos.
Je, je ¿seguimos despidiéndonos? Noooooo, esta comunicación va a permanecer igual, una de las ventajas de la aldea global. Incluso, será más enriquecedora: tú, donde sea; yo, y tantos otros, aquí un poco más. La de frases que subrayaría de tu reflexión de hoy. Tachar sueños cumplidos…..mientras siga habiendo una lista de otros por cumplir, mientras sepas que tienes tantas cosas por aprender, mientras disfrutes con cada nueva experiencia, aún esas que te hacen sufrir……. seguirás viva.
Y si, este «post» es nuestro, yo al menos así lo vivo. Asiento en todo, y si tal vez no en los hechos o las conclusiones, si en la vivencia. Y, como Mary, tengo curiosidad por conocer tu nuevo destino. Pero realmente da igual, lo interesante es ese fluir vital que llevas dentro de ti, que va contigo.
Y seguimos con Llach: «més lluny, heu d’anar més lluny»……….de tot alló que ens empressona..
Si, més lluny de l’avui, de l’ahir, del demá, de nosaltres mateixos….
Sargantana havía de ser es teu nom!!!!! No hi havía d’altre!!!
No t’aturis mai.
Juan, cosas que tiene este país, todo va muuuuuuuuyyyyy lentooooo, así que pensaba comerme «ses panades a ca ma mare» y ya ves que no.
En cualquier caso, me alegra que te haya gustado mi penúltima despedida, cada día que pasa aprendo algo nuevo, incluso en cada «adiós».
Me quedo sin palabras ya, ¡¡¡mejor me las guardo para el próximo post!!!
Por cierto, qué acertada la canción de Lluís Llach «més lluny, heu d’anar més lluny…», jajajajajajajajajaja…. pronto sabrás por qué 😉
Una abraçada.
Sargantana cul inquiet.
Te conocí hace una año (hablando del blog) a través de mi marido, ya que fue el que me recomendó que te siguiera. El ha estado 8 meses en Doha, y el me contaba cosas de como era la vida en Qata, pero gracias a ti, me has hecho verlo desde un punto de vista tan real…
El ya lleva aquí en España 6 meses, y sigo leyendo tus historias, tu vida, y creeme que me he enganchado,asique te doy las gracias por seguir contándonos tu anécdotas.
Gracias
Hola Iara, las gracias te las tengo que dar a ti y a todos los que me seguís, pues habría dejado de escribir hace tiempo. Pero recibir vuestros «feedback» y saber que hay alguien detrás de la pantalla que se lo pasa bien leyendo mis aventuras y desventuras en este teatro que es la vida… ¿cómo abandonar????
Gracias por leerme, por escribirme y por compartir.
Un beso.
Laura.