
Siempre he huido del turismo de masas y he buscado la manera de visitar los lugares más especiales de la mejor manera posible. En cada destino aprendo algo nuevo y aún sigo disfrutando de viajar lejos de las aglomeraciones siguiendo algunos consejos básicos y mucho sentido común. Incluso en el Caribe, el reino de los hoteles «todo incluido», es posible realizar un turismo alternativo.
Cumplo quince meses en República Dominicana. Estos días me ha dado por reflexionar sobre mi vida en estos últimos cuatro años como nómada, viajera, expatriada o como los demás me quieran etiquetar, viviendo experiencias tan diferentes y enriquecedoras. Y la conclusión a la que he llegado ha sido: lo que me hace más feliz es recibir la visita de mis amigos para enseñarles lo bonito que es este lugar fuera del resort y desde la otra perspectiva. Será que amo Dominicana y trato de que los demás se enamoren de la isla tanto como lo estoy yo.

Si hubo un destino que jamás pasó por mi cabeza fue la isla de la Española. Lo que más escuché los primeros meses al llegar a este destino fue que iba a aburrirme dentro de esta burbuja que es Bávaro, vivir y trabajar en un resort, un despropósito.
Algunas veces llegué a pensar que el pueblo dominicano estaba suficientemente representado en la vida de un “todo incluido” pues es lo más parecido a residir en un pueblo con su alcalde, sus ediles, los cuerpos de seguridad, la logística de toda la población, sus tiendas, sus bares y restaurantes. Pero a medida que uno sale del área de Bávaro-Punta Cana descubre que hay vida mucho más interesante más allá de las zonas hoteleras.
Un año después, doy la razón a quien me decía que vivía en una burbuja. Pero se la quito a quienes apostaron que iba a aburrirme. Qué suerte haberlo descubierto, porque es posible realizar un turismo alternativo al margen de los grandes hoteles y Beach Club que te permiten permanecer en encefalograma plano durante unos días.

Consejo número 1: sé curioso.
La única manera de saber qué hay más allá del perímetro de confort es plantearse que, efectivamente, hay vida fuera de los hoteles ¿cuántos turistas llegan a lugares como Bávaro y no se plantean en qué país han aterrizado? Mucha gente se asusta al ver que tras los «all inclusive» de lujo hay un escenario más bien pobre y caótico. Es muy tentador alojarse en un resort donde sólo hay que preocuparse de elegir la hamaca correcta, pero sentir curiosidad por aprender y descubrir cosas nuevas puede estar lleno de sorpresas.
Consejo número 2: deja el miedo en casa.
Es habitual preguntarse cuán seguro es el país. No en vano la policía y los guachimanes van siempre armados. Uno nunca sabe si son balas de goma o munición de verdad, pero lo cierto es que asusta. Está bien sentir miedo porque es una manera de estar atento al peligro, sin embargo, si hemos sido curiosos y nos hemos informado bien sabremos que Dominicana es relativamente seguro si se evita salir y conducir de noche y se utiliza el sentido común. Es preferible ser cuidadoso, no dejar nunca cosas de valor en el coche y dar algo de propina a cambio de que uno que pasaba por ahí te vigile el coche. A menudo es el único medio de subsistencia de mucha gente. Y si te intentan robar, no oponer resistencia, ciertamente no se valora la vida.
Consejo número 3: habla con la gente.
Igual que leer, conversar con la gente que ha viajado o que reside en el país te da una información que no tiene precio. Quién mejor que ellos para saber qué pescado local es el que pedir en un restaurante, dónde comer sin que te tomen el pelo o el mejor lugar para ver una puesta de sol. Nací y crecí en Mallorca, así que aprendí a no contar a los alemanes dónde se encuentra mi playa favorita. No porque no salga en las guías, sino porque hay pequeños placeres que un turista de masas no podría comprender nunca.

Consejo número 4: lee.
Es increíble la cantidad de cosas que se aprenden leyendo. No en vano, toda la información que no hayamos encontrado preguntando a los locales o a los más viejos del lugar seguro que alguien lo ha escrito y estará en Google. Eso sí, para realizar un turismo alternativo obviar las famosas guías tipo Lonely Planet o Trip Advisor, de lo contrario te encontrarás con los gringos en el único restaurante del pueblo que se supone que es auténtico e inaccesible.
Consejo número 5: sigue tu instinto.
Es algo con lo que la naturaleza dota a algunas personas. Nuestro cerebro es como el disco duro de nuestro ordenador. Está lleno de información aunque no sepamos dónde la guardamos. Ese cúmulo de experiencias que guardamos a lo largo de nuestra vida es lo que hace posible que en un momento dado tengas una corazonada y sin saber por qué decidas seguir el camino contrario a lo que marcan las señales. Y es entonces cuando encuentras lugares maravillosos. Es cuando suceden cosas.
Consejo número 6: madruga.
La mayoría de las veces no disfrutamos de las mejores vistas o del silencio por la pereza de amanecer temprano. Junto con el arte de preguntar y de leer, el arte de llegar a los lugares antes que los demás. Un plus, en países tropicales, además, se evitan las horas de calor y la de los mosquitos asesinos.

Consejo número 7: confía en la experiencia de los demás.
El número 7 siempre ha sido el número mágico en la mayoría de culturas y tradiciones. Pero confiar en la experiencia de alguien de tu confianza para que te organice unas vacaciones alternativas no es magia. Haber visitado más de 50 países en los últimos 20 años es fruto de la constancia, de las ganas por conocer, del esfuerzo por dejar de lado los caprichos por unas vacaciones inolvidables, las ganas de comerme el mundo y la ilusión por aprender cada día un poquito más de los demás. Por ello soy generosa compartiendo mis experiencias (a la par que muy pesada preguntando a los demás) 😀
Consejo número 8: open mind.
Nada mejor que tener la mente abierta para que te sucedan cosas. Puedes obviar los 7 consejos anteriores porque sin prejuicios y ganas de vivir nuevas experiencias nada puede salir mal. A veces, lo mejor está justo a nuestro lado. No es una cuestión de distancia geográfica, sino de aprender a observar nuestro entorno con otros ojos.

PD. Si te ha gustado este post, no dudes en compartirlo y, aún más importante, participa y cuenta tus propios retratos viajeros 😉
Totalmente de acuerdo como siempre que tengo el gusto de leerte, sigue viviendo intensamente todos los días en esa isla preciosa que me enamoró la primera vez que la vi y a la que vuelvo siempre que puedo, de paisana a paisana…¡¡te tengo una envidia sana !!
Hola Beatriz, ante todo disculpa por la tardanza en responderte. A causa de las fuertes lluvias y viento huracanado que nos dejó María ayer por su paso por el Caribe he estado sin conexión, cosas que pasan…
Muchas gracias por tus palabras ¿paisana? ¡qué ilusión! 😀
Me alegra saber que también te enamoraste de República Dominicana, este lugar tiene algo que engancha. Y ya sabes como se cura la envidia ¡ver a por todo aquello que deseas!
Si alguna vez regresas a la isla, no dudes en contactarme.
Un abrazo.
Gracias !!…
Si, ayer me enviaron mis amigos de Samaná un video con los estragos de María, ya sabes como va esto, siempre perjudica a los que menos tienen.
No dudes que si vuelvo ( lo hice justo hace un año por décima vez ), contactaré contigo.
En mis viajes al país suelo compartir mi tiempo con amigos europeos desplazados y con dominicanos, estos últimos son los que me hacen sentir muy privilegiada, al poder compartir con ellos una vida muy alejada de la turística, dicen de mi que soy más dominicana que ellos, lo que me llena de orgullo..me muevo por el país en transporte público porque ya sufrí el pinchazo de una «goma» en medio de la nada y la aventura posterior hizo que considerara las guaguas como el transporte ideal…y sin bien mi color de piel me delata, me muevo por las calles de los pueblos y ciudades como si fuera mi ruta habitual,nunca he tenido miedo, quizás porque he sido prudente también…como tu dices, la noche mejor ya recogida, salvo si me acompaña mi pandilla dominicana, entonces la noche es joven…jajaja.
Bueno Sargantana, desde Sa Roqueta te deseo muchos momentos geniales entre una gente que quiero y un país que me robó el corazón….
Beatriz.
Ahhhhhh… creo que voy a poder aprender mucho contigo si vuelves. Debes ser toda una experta 😀
Sin duda es imprescindible rodearse de gente local allá donde vayas, es la única manera de comprender e integrarte dentro de la cultura local, lo cual no siempre es fácil. Este lugar a mí a veces me pone de los nervios pero lo compensa sobradamente con su ingenio y su alegría. He aprendido a relativizar muchas cosas, a ver el mundo desde otra perspectiva, sin duda me ha hecho crecer como persona en valores, respeto y tolerancia. Además, me doy cuenta que no echo nada en falta, lo que tenemos para vivir es más que suficiente, todo lo demás se vuelve superficial y accesorio.
Ya sabes, la manida frase de «no es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita».
Y sí, fuera de los canales habituales, República Dominicana es un país con mucho que ofrecer 😉
Besos y a disfrutar de Sa Roqueta, a ver si se vacía un poco ¿no?
Laura.