
Dentro del seductor mundo de los expatriados, una de las preguntas recurrentes a las que se enfrentan las parejas que acompañan a sus maridos/mujeres en la nueva aventura internacional es ¿y ahora yo qué hago?
Lo viví en mis propias carnes al darme de bruces con mi sector profesional: hablar inglés en un mundo árabe no te garantiza que vayas a encontrar trabajo aunque tu CV le de cien patadas a la oferta laboral. En algunos casos no sólo es imprescindible hablar árabe, sino que es posible que las costumbres locales sean un obstáculo para volcar tu experiencia previa o, simplemente y menos importante, choquen con tus valores.
He conocido la historia de muchas mujeres (y algunos hombres) que una vez pasada la euforia del momento de cambio y del exotismo del nuevo entorno, se levantan por la mañana, ven a sus parejas marcharse hacia su nuevo lugar de trabajo y tras el cierre de la puerta del nuevo hogar se preguntan ¿y ahora qué?
No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que mejor responde al cambio, Charles Darwin
Por supuesto hay miles de historias con final feliz, mujeres y hombres que han conseguido abrirse paso en trabajos similares a los que ejercían en su lugar de origen. Pero mayoritariamente he sido testigo de cómo han aprovechado oportunidades laborales completamente nuevas y ajenas a su experiencia laboral previa.
Para ello hay que tener motivación, ilusión y mente abierta. Ni somos tan jóvenes ni acabamos de salir de la facultad. Muchos pintamos canas o pasamos los 30, incluso los 40. Entonces siempre surge la misma pregunta ¿no estaré muy mayor para reinventarme?
Eso mismo me pregunté durante años, y la respuesta es NO, rotundamente NO.
Aunque confieso que en el camino he tenido muchas dudas, algún que otro ataque de ansiedad, crisis de identidad y miedos varios, mi recomendación es hacerlo siempre desde un punto de vista realista. Por si mi experiencia sirve de algo, ahí van algunos consejos que he ido aprendiendo durante el camino.
1# Brain storming
Hasta que decidas qué vas a hacer con tu vida ten presente que vas a desechar mil ideas antes de encontrar la definitiva. Aún así, nunca nada es concluyente y debes permitirte el lujo de equivocarte. Es algo que he aprendido y tengo interiorizado como un mantra.
Lo importante es darle forma a las ideas y no tirar la toalla si alguna de ellas no acaba de funcionar. Cada proyecto que abandono me sirve para darme cuenta de qué se me da bien y qué se me da mal. Así, el siguiente proyecto sale mejor que el anterior hasta que das con la fórmula.

Además, en los comienzos se mezclan muchas emociones en poco tiempo: el nuevo entorno social, familiar, lingüístico, cultural o económico. La mente necesita tomar perspectiva de la situación para empezar a focalizarse en lo que realmente importa dentro del contexto. Una vez asimilada la cultura y el entorno en el que estamos viviendo, será más fácil descubrir aquello en lo que podríamos reinventarnos.
2# Conócete a ti mism@
Parece una frase hecha y es, para mí, la frase del año reelaborada. Si no sabemos reconocer cuáles son los obstáculos que nos impiden avanzar, si no somos hábiles para gestionar nuestras emociones o si no somos capaces de afrontar nuestros miedos, ningún proyecto podrá salir adelante.
Reinventarse significa empezar de cero a partir de lo que ya existe, con nuestras costumbres, nuestra estructura mental y nuestra escala de valores. Hay muchas cosas que forman parte de nuestra esencia y de nuestra identidad, y no podemos poner el contador a cero sin más.
A partir del autoconocimiento seremos capaces de:
- establecer nuestros límites,
- planificar una estrategia realista y coherente con nuestra personalidad,
- reformular nuestras debilidades en oportunidades de aprendizaje
- desarrollar nuestras habilidades.
3# Estudia
Algo que me recomendó mi marido al verme dubitativa y no he dejado de estudiar desde entonces, hace ahora ya 4 años. Estudia mientras decides por dónde empezar.
Da igual si te pones a los 40 con el árabe o si empiezas una carrera universitaria, pero estudia. Adquirir conocimientos abre la mente y te ta amplitud de miras. Gracias a mis estudios -estoy en la recta final del Grado de Humanidades- he adquirido una perspectiva del mundo en el que vivimos y la manera en la que nos relacionamos que me ha inspirado día a día a ser mejor persona, a descubrir posibilidades laborales que no sabía que existían, me ha ayudado a encontrar mi lugar acorde con mis aptitudes y habilidades. Pero no sólo eso, sino que una vez empiezas descubres que ya no puedes parar.

Da igual el campo que decidas estudiar, no tienes tampoco que limitarte a una área concreta. Combino la filosofía o la historia del arte con el marketing online y el copywriting sin que mi mente se cortocircuite.
Formarse significa que todos los conocimientos adquiridos van a ser enormemente valiosos a la hora de reinventarte porque todo conocimiento te da una dimensión más amplia a la anterior.
4# Reinvéntate en algo que ya eres (aunque no lo sepas)
Reinventarse no significa empezar de la nada. Al principio sufrí mucho porque tenia la creencia de que ya que me permitía el lujo de hacer algo diferente, tenía que ser algo contrario a lo anterior, lo opuesto al mundo de las ventas y el marketing. Gran error por mi parte.
Los seres humanos tenemos la mala costumbre de pensar de manera binaria, siempre en la dicotomía de opuestos. Nada más lejos de la realidad, no es cuestión de blanco o negro. No hay nada más saludable y con mayor posibilidad de éxito que reinventarte en algo que ya eres, aunque no lo sepas.
En mi caso fue curioso porque sucede a menudo que los demás ven en ti algo que tú no has pensado o no sabías que existía. Desde mi hermana mayor a otra expatriada que acabó convirtiéndose en mi amiga: tienes madera de Coach. Y más adelante muchas otras personas daban por hecho que me dedicaba al coaching para expatriados cuando jamás me lo había planteado.

Moraleja: reinvéntate en algún aspecto donde tus habilidades naturales y tus habilidades aprendidas conecten y te sientas cómodo. No tiene por qué ser tu experiencia laboral pasada, aunque si buscas encontrarás ideas de sobra. Puede ser también tu experiencia vital.
Mi mundología por cuatro continentes me permiten desenvolverme con más soltura, cercanía y empatía con otros expatriados que si me limito a ejercer de Coach para adolescentes. Sentido común.
5# Ahorra
Puede parecer frívolo, pero la presión de no llegar a fin de mes puede ser el mayor obstáculo o el mayor incentivo para descubrir tu talento. Para quienes no llegan para pagar el recibo de la luz, lo más natural es que salgan a buscar trabajo a tiro fijo, de lo que ya saben, con lo que difícilmente podrán sentir que se han reinventado.
Sin embargo, es algo que aconsejo a todos mis amigos cuando me preguntan antes de liarse la manta a la cabeza: ahorra. Es el denominador común entre todos aquellos que quieren empezar de cero ¿cómo lo haré si no tengo ingresos? Porque en la fase inicial de la reinvención laboral no sólo no hay ingresos, sino que hay una inversión en formación y recursos.

En este sentido, lo mejor es liberarse de la presión por adelantado y estudiar la situación financiera personal. Mi plan de acción fue tener mis propios ahorros para no sentir que mi deseo de reinvención iba a ser una carga familiar y, por otro lado, recortar gastos superfluos y superar una enfermedad que me obligaba a comprar zapatos de manera compulsiva.
No sólo es posible, sino que aprender a ser sostenible ya de por sí es una satisfacción personal.
6# Rodéate de los que saben
Como en cualquier ámbito de la vida, es otra de mis premisas: personas tóxicas o mediocres, no gracias. Soy un animal social, siempre lo he sido, pero no por ello dejo entrar en mi vida a todo aquel que entra sin llamar. Además, cuando tienes cierta edad y ves que el tiempo pasa demasiado rápido y tu energía ya no es la misma que a los 20, aprendes a ser selectivo.
Rodéate de gente que te aporte, sea una sonrisa o conocimiento de ingeniaría aeroespacial. No importa el qué, pero que aporte algo en positivo.
En cambio, sé asertivo, habla y actúa conforme tus valores. Si te molesta esa persona que se pasa el día hablando en negativo, quejándose de la vida o de su entorno, si te molestan los que sólo hablan de ellos mismos o de quienes disfrutan criticando todo lo que hacen los demás, evítalas.
Se ahorra tiempo y energía. Porque rodearse de gente tóxica agota y mina tu motivación para seguir avanzando.
7# Networking
La famosa telaraña de las relaciones laborales. Sin duda la más productiva de las redes sociales es LinkedIn para conectar con personas influyentes en los diferentes sectores. Sin embargo, soy de las que piensan que algo estamos haciendo mal.
Nada, absolutamente nada va a sustituir las relaciones cara a cara. Está demostrado que una entrevista personal -o cualquier relación personal- es más efectiva que una relación virtual. Sucede a menudo que nos decepcionamos al conocer en persona a alguien con quien sólo hemos mantenido contacto vía e-mail.

Sal, acude a reuniones, presentaciones, fiestas y apúntate a cualquier sarao que te permita no sólo conocer a gente real, sino para darte a conocer. Mi primer trabajo de envergadura como Coach surgió de la manera más casual durante una cena. Mi primera oportunidad estaba sentada justo enfrente de mí, no le conocía de nada pero tuve horas de conversación cara a cara con alguien que al día siguiente decidió contratarme.
8# Habla
Habla, habla y sigue hablando.
Hablar es poner en orden nuestra centrifugadora mental. En mi caso funciona. Me considero una persona inquieta por cuya cabeza sale humo todo el día. Tengo dos maneras de poner en orden toda la información que fluye de un lado al otro: contándoselo a alguien o escribiendo en este blog.
El simple hecho de tener que expresar en voz alta lo que da vueltas en nuestro cerebro nos obliga a articular el lenguaje con cierto orden y coherencia para que suene comprensible a quien nos escucha ¿verdad? La mayoría de las veces ni siquiera somos conscientes de estar contándoselo a otra persona, sino que escucharnos nos libera del caos interior.
Pero como no es plan ir andando por la vida hablando sola, agarra a tu amiga del alma, a tu pareja, a tu madre, a quien sea, y habla. Cuéntales tus planes, tus sueños, tus ideas. Al terminar seguro que ves las cosas con más claridad. Unas te parecerán ridículas y otras te resultarán factibles.
9# Desarrolla tu marca personal
Conócete a ti mism@, descubre tus habilidades, averigua hasta dónde puedes llegar, dibuja tu escenario realista, establece tu escala de valores, repasa tu experiencia personal. Tú eres tu marca, y los demás verán la huella que dejas en ellos. Esa huella es tu marca personal. Lo que eres, lo que transmites.
Sin duda, averiguar cuál era mi marca personal fue una de las cosas que más me costó identificar. Para ello no sólo tuve que preguntar a amigos y conocidos, o a gente con la que había trabajado para saber:
- qué valores transmito a los demás,
- por qué me recomendarían,
- qué me hace diferente,
- qué sentimientos les provoco.
10# Confía en ti
Parece obvio ¿verdad?
Al poco de mi cuarta mudanza inicié el proceso de conocer gente nueva en el país. Recuerdo que alguien tuvo interés en conocerme al saber que trabajaba como Coach y él necesitaba desesperadamente un cambio de vida, de lugar y de trabajo. Mientras me tomaba un café me preguntó si algo así era posible. Mi respuesta espontánea fue «claro que sí, si es lo que deseas ¿por qué no?» a lo que el sujeto me respondió «claro, qué vas a decir si eres Coach» :O
Son momentos como este que las frases hechas (re)cobran todo su significado: si no confías en ti ¿quién lo va a hacer?
Las cosas no suceden por arte de magia, y tampoco es cierto que si deseas algo con muchísima fuerza al final lo consigues.
A veces son necesarias algunas sesiones de meditación, de yoga, de coaching o de interminables diálogos internos para descubrir tu talento, pero sin duda el esfuerzo vale la pena.
Lo único seguro es que si le pones ganas, empeño, ilusión, sentido común y mucho esfuerzo, no habrá nada que se te resista si de ti depende. Otra opción es quedarse en casa esperando a que te toque la lotería, tú decides.
Me ha gustado mucho… he sintonizado vitalmente con tu reflexión y aportación. Muchas gracias Laura.
Muchas gracias Juan Alberto, me alegra poder aportar mi granito de arena con mi experiencia propia.
Un abrazo,
Laura.